Saludos, terrícolas. Me tomo un descanso antes de seguir desenredando mi madeja financiera, je, je.
Esta crítica es a fin de cuentas la misma para todos los eventos. Para navidades, dia del amor, en fin. Que el verdadero significado de la navidad no está en las compras, etc. Yo creo que se dice una cosa pero quiere decir otra, porque a fin de cuentas, el significado de un evento lo ponen quienes lo disfrutan, y tampoco depende tanto de cómo se lo festeje. Lo que se quiere decir en realidad es esto otro: "Eh, ustedes, ustedes los que ríen y celebran, que se alimentan bien, que se visten bien, sepan que por este otro lado hay gente que tiene menos que ustedes para festejar, para alimentarse y para vestirse" Y en respuesta cabe cuestionarse: "Sí, es verdad, pero me estás enrostrando lo mismo en toda celebración que hago. ¿Quieres acaso impedírmelo, privarme de todo momento de jolgorio, que dedique en exclusiva todo mi tiempo y esfuerzo a tu causa nada más?" Y he aquí la cuestión. Cuidado con el excesivo reproche al consumo y al jolgorio de los demás. En una de esas, se transforma en amargura. El comerciante existe por y para nosotros, los consumidores. Vende en la medida que ofrece lo que le pedimos. Mal puede, por tanto, ser un tirano. Estoy de acuerdo con el valor de la calidez humana, pero es justamente que no se la mencione directamente o que se la condicione o vincule al consumo, lo que me hace sospechar que no es lo que se echa de menos.
Abajo los rencorosos de la sangre, de la riqueza y del suelo.
¡VIVA CHILE!, ¡VIVA ESPAÑA!, la MADRE PATRIA, y ¡VIVAN LOS PUEBLOS AUTÒCTONOS!