Más vale tarde que nunca
Generalmente, las personas buscamos algún pretexto para justificar ciertas conductas que nos dificultan llegar a las metas propuestas. Entre disculpas y quejas, sufrimos una suerte de parálisis y pasamos de ser actores a espectadores en el teatro de la vida. El “ya es tarde” es el leit motiv que rige nuestras vidas.
Por ciertos obstáculos debí abandonar mis estudios universitarios, a los 26 años los retomé y muchas veces tuve esa sensación de incomodidad, de estar fuera de lugar al compartir las clases con jóvenes de 20 años
Cuántas veces me pregunté ¿existe un tarde o un temprano o siempre está la posibilidad de construir para trascender?
Pero pude superar ese malestar, esa vergüenza y terminar la carrera.
Un darse cuenta de que se puede encarar un nuevo proyecto laboral, retomar un estudio abandonado, practicar algún hobby deseado y postergado. Es, ni más ni menos, que recrear el futuro. Cualquier momento es bueno para saldar alguna asignatura pendiente.
"En el pulso de hoy late el corazón de ayer, que es el de siempre" (R. Scalabrini Ortiz)