Aunque el termino rebelde se refiere a quien no acata la autoridad, la cual se supone que es aquella que hace valer y cumplir la ley; lo cual convertiría al rebelde en delincuente. No es de una rebeldía delincuente sobre la que voy a escribir.
De sobra he escrito sobre una autoridad corrupta, lo que la hace dejar de ser autoridad legítima; y por extensión libera a quienes se rebelan a ella de convertirse en delincuentes. Pero como ya he explicado también que no soy un agitador, no voy a escribir sobre una rebeldía violenta, aunque la autoridad corrupta lo mereciera.
La única manera en que se puede cambiar la realidad (social, existencial y otras), es haciendo cambios en algo que ataña a la humanidad toda.
Revoluciones, luchas, rebeldías, huelgas y otros de individuos y/o grupos de individuos, sólo modifican un poco su entorno. Las mas de las veces solo cambian de protagonistas, en la trama de la película del vivir; es decir que sólo se ejecutan en la vida diaria los versos de Atahualpa Yupanqui en el “quítate tu, pa ponerme yo”.
Para cambiar todo el guión de la película, es necesario cambiarse de película. La humanidad sólo lo puede hacer con el “ser o no ser”. Y ésa es en verdad la cuestión.
La única manera en que los pobres, los explotados, los que están atrapados por la miseria; hereden algo mejor a sus hijos es no teniéndolos. La mejor manera de evitar sufrimiento a alguien, es que ese alguien no esté, no sea.
Pero el “no ser” va contra la naturaleza humana, contra los instintos, y contra la moral religiosa principalmente. Lo cual significaría que se requieren pensadores, filósofos o líderes “religiosos” que le encuentren sustento “válido” a ese no ser; para que el grueso de la gente lo tome al fin, como una manera de llegar a lo que siempre ha buscado.
Esa es la gran rebeldía. Es a mi juicio la única forma de cambiar al mundo “sin odio y sin violencia”, como anhelaban algunos líderes de tales y cuales cosas.
La gran rebeldía es solo una herramienta para que el ser humano sea dueño de sí, y moldee, fabrique y componga al mundo mejor de lo que hasta ahora ha sido.
Pero como toda herramienta, está sujeta a ser usada para fines malignos. Y es justo por esa razón que requiere de un excelente sustento moral, ético, religioso y lo que sea necesario; para que nos lleve “a buen puerto”.