¿Y que hacía ese hombre mientras dizque 'hacía' el amor?
El ridículo.
¿Y que hacía ese hombre mientras dizque 'hacía' el amor?
El ridículo.
Para finiquitar una contienda, no siempre es necesario ser uno quien dice la última palabra. Se proclama uno satisfecho y victorioso; cuando el argumento enemigo empieza a tornarse incoherente, vacío, desesperado y sin sentido...