La misma Biblia nos dice que no tenemos garantías de que no seamos manipulados por Dios en nuestro libre albedrío. Faraón y Pablo de Tarso (entre otros) fueron manipulados.

“Yo, por mi parte, endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré mis señales y mis prodigios en el país de Egipto.
4 Faraón no os escuchará, pero yo pondré mi mano sobre Egipto y sacaré de la tierra de Egipto a mi ejército, mi pueblo, los israelitas, a fuerza de duros castigos”.
(Éxodo 7:3-4 - Biblia de Jerusalén)