“Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano,
12 pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.


15 Mas, cuando Aquel que me separó = desde el seno de mi madre = y me = llamó = por su gracia, tuvo a bien
16 revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre,
17 sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco.
18 Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía.
19 Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor.
20 Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no miento.

(Gálatas 1:11-12, 15-20 - Biblia de Jerusalén)