Jesús acaba de enseñar lecciones importantes
durante una comida en la casa de un líder de los fariseos.
Ahora continúa su viaje hacia Jerusalén, y lo acompaña una gran multitud de personas

En el camino, Jesús les dice algo que puede sorprender a algunos:
“Si alguien viene a mí y no odia a su padre, su madre,
su esposa, sus hijos,
sus hermanos y hermanas, y hasta su propia vida,
no puede ser mi discípulo”
(Lucas 14:26). ¿Qué quiere decir con estas palabras?



Bueno, no está diciendo que sus seguidores tengan que odiar literalmente a sus familiares
Más bien, quiere decir que deben amarlos menos que a él.
Jesús también ha mencionado que un verdadero discípulo debería odiar
“hasta su propia vida” o alma, es decir, que debería amar a Jesús más que a su vida.
Incluso debería estar dispuesto a morir por él si fuera necesario.
Sin duda, hacerse discípulo de Cristo es una responsabilidad muy seria.
No es una decisión que pueda tomarse a la ligera. Por lo tanto, hay que pensarlo bien.