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Tema: LA BIBLIA. LOS CUENTOS. LA INOCEnCIA.

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  1. #11
    Fecha de Ingreso
    01-marzo-2013
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    Predeterminado

    La gran mentira de la Biblia, según Einstein.

    NI RELIGIOSO TRADICIONAL, NI ATEO ACÉRRIMO. ALBERT EINSTEIN, LA MENTE MÁS BRILLANTE DE LA ÚLTIMA ERA DE LA HUMANIDAD, DEJÓ UN PENSAMIENTO AVANZADO PARA SU TIEMPO SOBRE LA RELIGIÓN, LA CIENCIA Y EL HOMBRE. SU POSICIÓN FRENTE A UN TEMA TAN TRASCENDENTE SIGUE INQUIETANDO. «LA CIENCIA SIN RELIGIÓN ES INACEPTABLE, LA RELIGIÓN SIN CIENCIA ES CIEGA», ESCRIBIÓ. FUE UN DEVOTO DE LA MISTERIOSA «FUERZA» QUE TIENE EL UNIVERSO, PERO REFUTÓ A LA BIBLIA Y A LAS ESTRUCTURAS RELIGIOSAS QUE SE MONTAN SOBRE SUS TEXTOS.
    «LA PALABRA DIOS ES PARA MÍ NADA MÁS QUE LA EXPRESIÓN Y PRODUCTO DE DEBILIDADES HUMANAS, LA BIBLIA UNA COLECCIÓN DE HONORABLES AUNQUE PRIMITIVAS LEYENDAS QUE SON BASTANTE INFANTILES. NINGUNA INTERPRETACIÓN, POR SUTIL QUE SEA, PUEDE CAMBIAR ESTO PARA MÍ. PARA MÍ LA RELIGIÓN JUDÍA, COMO TODAS LAS DEMÁS, ES UNA ENCARNACIÓN DE LAS SUPERSTICIONES MÁS INFANTILES. Y EL PUEBLO JUDÍO, AL QUE DE BUEN GRADO PERTENEZCO Y CON CUYA MENTALIDAD TENGO UNA PROFUNDA AFINIDAD, NO TIENE PARA MÍ UNA CALIDAD DISTINTA A LA DE TODOS LOS DEMÁS PUEBLOS. HASTA DONDE LLEGA MI EXPERIENCIA, NO SON MEJORES QUE OTROS GRUPOS HUMANOS, AUNQUE ESTÁN PROTEGIDOS DE LOS PEORES CÁNCERES POR UNA FALTA DE PODER. FUERA DE ESO NO PUEDO VER EN ELLOS NADA DE ‘ELEGIDOS'».



    Lo escribió en una carta el físico Albert Einstein en el año 1954, un año antes de morir. Esa carta fue noticia estos días ya que fue subastada en Londres y un coleccionista pagó 400 mil dólares por el papel.

    El viejo testamento.

    Existen numerosos trabajos que ponen en duda la divinidad y originalidad del viejo testamento, la biblia judía que luego anexa a sus escrituras el cristianismo.

    Hasta el siglo XIX, las sugerencias acerca de que los escribas de las sagradas escrituras podían haberse «inspirado» en narraciones más antiguas eran prácticamente nulas, o quedaban rápidamente marginadas. Sin embargo, en este siglo surgen ya las primeras voces de diversos estudiosos que proponen trabajos en este sentido. L. de Wette, por ejemplo, llevó a cabo un trabajo en el que comparaba fragmentos del Antiguo Testamento con algunos de los mitos clásicos recogidos por Homero. Algunas décadas más tarde, en 1892, se publicaba un libro de H. E. Ryle, en el que se aseguraba que los primeros libros del Antiguo Testamento eran reinterpretaciones de mitos babilónicos, «corregidos de forma que presentaran un monoteísmo». Aquellos análisis iniciales, acompañados por ciertos descubrimientos arqueológicos relevantes, marcaron la pauta de una línea crítica con los hechos reflejados en las páginas del Antiguo Testamento.

    Hagase La Luz

    «En el principio creó Dios los cielos y la tierra (…). Y dijo Dios: Haya luz, y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de la oscuridad». Con estas palabras comienza el Génesis, el primer libro del Antiguo Testamento. Durante siglos, teólogos y creyentes han considerado estas frases (y toda la Biblia) como hechos ciertos e incontestables, como una narración procedente del propio Creador y que no «bebía» de otras fuentes.

    Sin embargo, en 1876 los arqueólogos sacaron a la luz una serie de tablillas cubiertas de escritura cuneiforme que contenían el llamado Poema acadio de la Creación. A partir de esa fecha, los investigadores han encontrado otras copias de dicho texto, cuyo contenido supone un duro varapalo para los defensores de la originalidad de las Sagradas Escrituras. La versión más extensa de las encontradas hasta el momento se conoce como Enuma Elish (las primeras palabras del texto, que se traducen como «Cuando en lo alto…») y está compuesta por siete de estas tablillas.

    En su libro Los mitos hebreos (Alianza Editorial), Robert Graves y Raphael Patai describen con detalle el contenido de dicha narración: en el comienzo de los tiempos, los dioses Apsu (el procreador) y Tiamat (la Madre) se unieron y engendraron numerosos monstruos. Tiempo después surgió una generación de dioses más jóvenes. «Uno de ellos, Ea, dios de la sabiduría, desafió y mató a Apsu. Tiamat se casó con su propio hijo Kingu, engendró monstruos con él y se dispuso a vengarse de Ea». El único que tuvo valor para enfrentarse a Tiamat fue el hijo de Ea, Marduk. Éste mató a Tiamat y, tras partirla por la mitad, utilizó una de las partes «como firmamento, para impedir que las aguas de arriba inundaran la tierra; y la otra como base rocosa para el mar y la tierra». Este fragmento del Enuma Elish recuerda sospechosamente al relato del Génesis sobre el segundo día de la creación: «(…)Y dijo Dios: Haya un firmamento en medio de las aguas y que separe las aguas de las aguas. E hizo Dios el firmamento y apartó las aguas que estaban debajo del firmamento de las que estaban arriba del firmamento. Y llamó Dios al firmamento cielos».
    Última edición por Loma_P; 20-may.-2022 a las 23:57

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