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KIMO
(Juan 1:29) Al día siguiente, Juan vio a Jesús viniendo hacia él y dijo:
“¡Miren, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!
(Juan 6:51) Yo soy el pan vivo que bajó del cielo.
Si alguien come de este pan, vivirá para siempre.
De hecho, el pan que yo voy a entregar para que el mundo viva es mi carne”.
(Hebreos 10:10) Por esa voluntad hemos sido santificados mediante el cuerpo de Jesucristo,
que fue ofrecido una vez y para siempre.