Es todo lo contrario: la verdad bíblica es el único soporte de la adoración verdadera. Lo demás es especulativo, filosofías humanas y competencias entre esos especuladores para ver quién de ellos es seguido por más gente, es considerado "mejor erudito" y recibe mejor posición en esa vorágine religiosa, y claramente, mejor sueldo.

A los que quieren enseñar de las cosas del Cristo y de Dios y no se basan en las Escrituras, en el fondo no les importa la verdad, sino su propia gloria, la que se dán entre humanos unos a otros.