Aunque no veamos al Diablo, la Palabra de Dios lo presenta como un ser real. Es alguien que, al igual que el poderoso jefe de una banda criminal, recurre a toda clase de engaños y mentiras para lograr sus objetivos. De hecho, según la Biblia, “sigue transformándose en ángel de luz” (2 Tesalonicenses 2:9, 10; 2 Corintios 11:14). La existencia del Diablo se percibe por los daños que ocasiona.

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