El discurso de que Dios quiere que nos salvemos, y nos está dando tiempo para que nos arrepintamos es completamente falso.

Si Dios quisiera verdaderamente que nos salvemos, habría hecho que Jesús, una vez resucitado, se apareciese a las principales personas (Anás, Caifás, Herodes, Pilato, etc.); no a un grupo de “donnadies”, como eran sus seguidores.

Jesús no resucitó. Nadie resucita. Puros cuentos.