Apareció un velero lleno de viento, brillando al sol, el bergantín-goleta avanzaba ignorando los peligros, hacia un nuevo destino, con la tripulación algo ansiosa por llegar a algún puerto seguro.
La valiente capitana cogió el timón cerrando los ojos, la bitácora mostraba de forma clara lo temperamental de aquel oleaje danzón nº2 tan espectacular que daba gusto escucharlo con fruición aunque también provocaba un pánico desmesurado a lo 'Stephen King', mostrando un panorama idílico pero agotador que les fortalecía las membranas acústicas para escuchar mejor la música clásica y la atonal salpimentada con dodecafonismo un poquito dulce a ratos serial y otros amargo. Aunque de repente oscuras nubes aparecieron en el horizonte, la capitana decidió prepararse para la gran travesía por 'el Aqueronte' sin Caronte* que les llevaría