“Guarde una copia del informe en el archivo confidencial de su congregación, continúe las instrucciones y no lo comparta con nadie ni lo haga público”
Sospechosamente idéntico al mandato de la ICAR.
El hacer pública una denuncia de ese tipo sería castigado con la excomunión.
Pero la ICAR atinó, y derogó dicho mandato, e instruyó a la iglesia que dichos abusos debían ser puestos en conocimiento de la justicia.
Un mandato no tan satánico después de todo........
Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.