Eso fue igual a lo que paso cuando un demonio de adivinación
hizo que una muchacha identificara a Pablo y Silas como
esclavos del Dios Altísimo que publicaban el camino de la salvación,
y Pablo expulsó el espíritu de ella.
(Hechos 16:16-18.)
Ni Jesús ni Pablo
ni ninguno de los escritores de la Biblia
permitieron que los demonios
dieran testimonio del propósito de Dios o de sus siervos escogidos