Dios no necesita que los hombres sean su brazo ejecutor. Acuérdate del diluvio que hubo en la tierra y de lo ocurrido en las ciudades de Sodoma y Gomorra.
Dios mandó a los hombres no matarás. Y este mandamiento fue dado para siempre. Los mandatos del Antiguo Testamento que ordenaban a los hombres hacer guerras y matar a las personas no fueron realmente dados por Dios, sino que eran mandatos de hombres, pues Dios no cambia y su Ley es siempre la misma para todos los hombres.
Los mandamientos que Jesús nos enseña en el Evangelio son los mandamientos que realmente fueron dados por Dios a los hombres para siempre.
Una cosa es que Dios expulse a las naciones, y otra muy distinta es que los hombres maten. Los hombres tienen el mandamiento de Dios no matarás. Y esto es lo que deben, y debieron, respetar para siempre.