(Y ahí vas, sucia!)

En el pueblo, todos soñaban con conquistar a una damisela en peligro, encerrada por el portentoso machacador de bananas para gorilas, en el pozo embrujado. El problema devenía en engañarlo para que ella pudiera al fin conocer al administrador todo poderoso y al ser invisible verlo en paños menores o mayores, según su rabo espantamoscas, que se lo compró a un gesticulador profesional trabajador del circo quien también hacía de domador de peligrosas pulgas
salvajes enfrentándose a leones de trasquilada melena. Fue entonces cuando un anónimo rabo de toro-de-lidia colgando del administrador frustrado e irritable, 'violo'* la damisela pensando que era una vieja loca demandante y atrevida intentado aviesamente beneficiarse de una enorme cosa que salía de su abultada parte inferior de entre sus dos amigos muy cercanos y muy necesitados de amor y caricias; envidioso, el 'machacador/de/bananas' pensaba que era un loco desalmado, estilo Mister Hyde de Batman Inicia.
En esa pelicula me dormí cuando justo empezaba lo sensual con besuqueos babeados sin control antidoping autorizado por La Federación Internacional de Besadores Asquerosos. Alguien me despertó justo cuando iba a acariciarle la nuca y besarle el costado izquierdo de su hueco desplumado y peludo que todas las personas quisieran poseer y fácil no era, porque tenia el occipucio despendolado como una piñata mexicana en año-nuevo, pero, finalmente llegó Violet, armada con un durazno en una resortera, pegandole de gritos a todos, afino punteria y se dispuso a atinarle en el punto oscuro de su alma el misilistico durazno de semilla extraña, exclamando: ¡toma vaina!, atinandole justo en el oscuro orificio inferior del gordo...