Los que codician a las mujeres hermosas para tenerlas de esclavas y amenazadas de muerte con contratos judaizantes de matrimonios, adultera contra los mandamientos de Dios.

"Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mateo 5,27-28.).