Por primera vez en nuestra historia, empezamos a pelear. Fue muy duro verla llorar.

Pero yo sabía que estábamos en un momento crucial, o era el vergudo o era nuestro amor.

Después de un rato de silencio, me comento que a estas alturas, ya no lo deseaba, pero que no sabía cómo negarse.

- no me digas eso, simplemente mándalo a la chingada, no te acuestes con él y solito va a tirar la toalla.

- ok, te lo prometo, que voy hacer mi intento por que no vuelva a tocarme.
No sé por qué, pero no le creí, algo dentro de mí me decía que ella disfrutaba mucho la verga de este cuate.

- Muy bien amor, desde hoy no vuelvo a tocar a mi esposa, espero lo mismo de ti.

Pasaron los días. Cada día era más intenso nuestro compromiso, incluso nos planteamos la posibilidad de montar un despecho (negocio) juntos, con su experiencia y la mía podríamos dejar de trabajar para otros.

Empezamos hacer investigaciones de nuestras posibilidades de arrancar lo antes posible con algo propio. Era complicado porque seguíamos trabajando para aquella empresa, pero nos dábamos tiempo.

Algunas veces que empezamos a conseguir las futuras oficinas e incluso clientes potenciales para nuestro despacho contable y administrativo, me di cuenta el impacto que tenía con los hombres; ningún cabron le negaba nada.

Llegamos a tener un pacto de que ella con sus atributos, iba a conseguir todo lo que se necesitara coqueteando sutilmente a los hombres, por supuesto sin aceptar jamás algo indebido. Nos funcionó a la maravilla.

A ella se le hacía maravilloso ver que yo no era celoso ni posesivo.

- Contigo siento una libertad que nunca he sentido con el - llego a comentarme emocionada.

Seguíamos cogiendo, casi siempre era sexo anal, ella lo adoraba, a mí me súper calentaba, pero yo no me sentía completamente hombre, yo seguía deseando llenar su vagina y hacerla tener un orgasmos, algo que todavía no lograba.

Estaba seguro que al paso del tiempo, sin que fuera penetrada por semejante animal, su musculo vaginal tomaría fuerza de nuevo.

El problema es que ella eludía mis preguntas con referencia a su fidelidad sexual. A mí no me quedaba otra que creerle.

SIGUE....