Cita Iniciado por macabeo777 Ver Mensaje
Voy a participar en este tema por primera ves, pudiera empezar con mi opinión personal pero prefiero empezar compartiendo una fracción de la Enciclopedia Católica al respecto:

Diodoro Sículo escribe Jao (I, 94);
San Ireneo ("Adv. haer.", II, XXXV, 3, en P.G., VII, col. 840), Jaoth;
los herejes valentinianos (Ir., "Adv. hr.", I, IV, 1, en P.G., VII, col. 481), Jao;
Clemente de Alejandría ("Strom.", V, 6, en P.G., IX, col. 60), Jaou;
Orígenes ("In Joh.", II, 1, en P.G., XIV, col. 105), Jao;
Porfirio (Eus., "Praep. evang", I, IX, en P.G., XXI, col. 72), Jeuo;
San Epifanio ("Adv. hr.", I, III, 40, en P.G., XLI, col. 685), Ja o Jabe;
Pseudo-Jerónimo ("Breviarium in Pss.", en P.L., XXVI, 828), Jaho;
los samaritanos (Teodoreto, en "Ex. qust.", XV, en P.G., LXXX, col. 244), Jabe;
Santiago de Edesa (cf. Lamy, "La science catholique", 1891, p. 196), Jehjeh;

El lector juicioso percibirá que la pronunciación samaritana Jabe probablemente es la que más se acerca al sonido verdadero del Nombre Divino; los otros escritos primitivos transmiten únicamente abreviaturas o corrupciones del nombre sagrado. Al insertar las vocales de Jabe en el texto consonántico hebreo original, obtenemos la forma Jahveh (Yahveh), que ha sido generalmente aceptada por los eruditos modernos como la verdadera pronunciación del Nombre Divino.
No meramente está estrechamente conectada con la pronunciación de la antigua sinagoga por medio de la tradición samaritana, sino que permite la legítima derivación de todas las abreviaturas del nombre sagrado en el Antiguo Testamento.

Significado del Nombre Divino

Yahveh es uno de los nombres hebreos arcaicos, tales como Jacob, José, Israel, etc. (cf. Ewald, "Lehrbuch der hebr.Sprache", 7ª ed., 1863, p.664), derivado del imperfecto de tercera persona de modo que atribuye a una persona o cosa la acción de la cualidad expresada por el verbo a modo de un adjetivo verbal o un participio. Furst ha coleccionado la mayoría de estos nombres y llama a la forma forma participialis imperfectiva. Como el Nombre Divino es una forma imperfecta del verbo hebreo arcaico "ser", Yahveh significa "El que es", Aquel cuya nota característica consiste en ser, o simplemente El Existente.

Aquí nos confrontamos con la cuestión, si Yahveh es el hiphil imperfecto o el qal imperfecto. Calmet y Le Clere creen que el Nombre Divino es una forma hiphil; por tanto significa, según Schrader (Die Keilinschriften und das alte Testament, 2da.ed., p.25), Aquel que trae a la existencia, el Creador, y según Lagarde (Psalterium Hieronymi, 153), Aquel que causa la llegada, Aquel que cumple Sus promesas, el Dios de la Providencia. Pero esta opinión no está en armonía con Éxodo 3,14, ni hay rastro en hebreo de una forma hiphil del verbo que signifique "ser"; además, esta forma hiphil es proporcionada en idiomas afines mediante la forma pi'el, excepto en siríaco donde el hiphil es raro y de ocurrencia tardía.

Por otra parte, Yehveh puede ser un imperfecto qal desde un punto de vista gramatical y la exégesis tradicional de Ex. 3,6-16, parece necesitar la forma Yahveh. Moisés le pregunta a Dios: "Si ellos me preguntan: ¿Cuál es su nombre (de Dios)? ¿Qué les responderé?” (Ex. 3,13) Al contestar, Dios regresa tres veces diferentes a la determinación de Su nombre.

Primero, Él usa el imperfecto en primera persona del verbo hebreo "ser"; aquí la Vulgata, los Setenta, Aquila, Teodosion y la versión arábiga suponen que Dios utiliza el imperfecto qal; solamente los Tárgums de Jonatán y de Jerusalén implican el imperfecto hiphil. Por tanto tenemos las variantes: "Yo soy el que soy" (Vulg.), "Yo soy el que es" (LXX), "Yo soy el que será" (Aquila, Teodoción), "El Eterno que no cesa" (Ar.); solamente los Tárgumes arriba mencionados ven alguna referencia a la creación del mundo.

La segunda vez, Dios usa de nuevo el imperfecto de la primera persona del verbo hebreo "ser"; aquí las versiones siríaca, samaritana y persa, y los Tárgumes de Onkelos y Jerusalén retienen la palabra hebrea, así que uno no puede decir si consideran el imperfecto como la forma qal o la hiphil; la versión arábiga omite la cláusula completa; pero los LXX, la Vulgata y el Tárgum de Jonatán suponen aquí el imperfecto qal: "El que es, me ha enviado a ustedes" en lugar de "Yo soy, me ha enviado a Uds.": (Vulg.); ho on me envió a ustedes" (LXX.); "Yo soy el que soy yel que será, me ha enviado a ustedes" (Targ. Jon.).

Finalmente, la tercera vez, Dios usa la tercera persona del imperfecto, o la forma misma del nombre sagrado; aquí la versión samaritana y el Tárgum de Onkelos retienen la forma hebrea; los LXX, la Vulgata y la versión siríaca traducen "Señor", aunque de acuerdo a la analogía de los dos pasajes anteriores, deberían ser traducidos: "El que es, el Dios de vuestros padres,... me ha enviado a ustedes"; la versión arábiga sustituye "Dios". La exégesis clásica, por lo tanto, considera Yahveh como el qal imperfecto del verbo hebreo "ser".

Aquí se nos presenta otra pregunta: ¿Es el ser predicado de Dios en Su Nombre, el ser metafísico denotando nada sino la existencia misma, o es un ser histórico, una manifestación transitoria de Dios en el tiempo?

La mayoría de los escritores protestantes consideran el ser implícito en el nombre Yahveh como uno histórico, aunque algunos no excluyen del todo ideas metafísicas tales como la independencia de Dios, la constancia absoluta, la fidelidad a Sus promesas y la inmutabilidad en Sus planes (cf. Driver, "Hebrew Tenses", 1892, p.17). Las siguientes son las razones alegadas para el significado histórico del "ser" implícito en el Nombre Divino:

El sentido metafísico del ser era un concepto muy abstruso (N. T.: recóndito, de difícil comprensión) para los tiempos primitivos. Aun, algunas de las especulaciones egipcias de los primeros tiempos son casi tan abstrusas; además, no era necesario que los judíos del tiempo de Moisés comprendieran totalmente el significado implícito en el nombre de Dios. El desarrollo científico de su sentido debe ser dejado a los futuros teólogos cristianos.
El verbo hebreo hayah significa más bien "llegar a ser" que "ser" permanentemente. Pero autoridades serias niegan que el verbo hebreo denote estar en movimiento en lugar de en una condición permanente. Es cierto que el participio habría expresado más claramente un estado permanente; pero luego, el participio del verbo hayah se halla sólo en Ex. 9,3, y pocos nombres propios hebreos son derivados del participio.
El imperfecto expresa principalmente acción de alguien que entra otra vez en escena. Pero éste no es siempre el caso; el imperfecto hebreo es un verdadero tiempo aoristo, que prescinde del tiempo y, por lo tanto, mejor adaptado a los principios generales (Driver, p.38).
"Soy el que soy" parece referirse a "Estaré contigo" del v.12; ambos textos parecen ser aludidos en Oseas 1,9, "No seré de ustedes". Pero si esto es cierto, "Yo soy quien soy" debe ser considerado una elipse: "Yo soy quien está con ustedes", o "Yo soy quien soy fiel a mis promesas". Esto es suficientemente duro; pero llega a ser inadmisible en la cláusula: "Yo soy el soy, me ha enviado".
Desde entonces el imperfecto hebreo aceptadamente no ha de ser considerado como un futuro y puesto que la naturaleza del lenguaje no nos fuerza a ver en él la expresión de la transición o del llegar a ser, y puesto que, además, la temprana tradición es bastante fija y el carácter absoluto del verbo hayah ha inducido aun a los más ardientes partidarios de su sentido histórico a admitir en los textos una descripción de la naturaleza de Dios, las reglas de la hermenéutica nos urgen a tomar las expresiones en Ex. 3,13-15, por lo que valen. Yahveh es El Que Es, es decir, Su naturaleza se caracteriza mejor por Ser, si de hecho debe ser designada por un nombre propio personal diferente del término Dios (Revue biblique, 1893, p.338). Las teorías escolásticas en cuanto a la profundidad del significado latente en Yahveh descansan por tanto, sobre un sólido fundamento. Los seres finitos son definidos por su esencia: Dios puede definirse únicamente por ser, puro y simple, nada menos y nada más; no el ser abstracto común a todo y característico de nada en particular, sino por ser concreto, el ser absoluto, el océano de todo ser sustancial, independiente de cualquier causa, incapaz de cambio, excediendo toda duración, porque Él es infinito: "Alfa y Omega, el principio y el fin... aquél que era, es y será, el Todopoderoso" (Apoc. 1,8). Cf. [[Santo Tomás de Aquino|Santo Tomás, I.13.14; Franzelin, "De Deo Uno" (3ª ed., 1883, tesis XXIII, pp 279-86).
Muy interesante, pero todo esto confirma que YHWH simplemente es "EL SER", ESE SER que se le apareció a Moisés en el Cerro Sinaí.

A Dios y al Diablo se le conoce por sus hechos, por sus frutos. Y son los frutos del Habitante del Sinaí los que gritando le señalan como el DIABLO de lugares secos y abandonados.