Mientras Jesús juzgue nuestras obras, ten por seguro que Ella hará lo indefendible por salvarte, como Madre lo hará. Pero Jesús tendrá la última palabra. Por algo nos la dió como Madre, pues Él sabía muy bien de lo mucho que necesitaremos de Ella en ese momento crucial y decisivo.

Todo reo que va a ser juzgado necesita de un abogado para defenderse,
tras la muerte, en nuestro juicio, ¿Quién crees que te defenderá? ¿tu sola fe?
¿tus obras? ¿y si son malas?, . . .