Pasan los días, las semanas y los meses, y nadie ha presentado una prueba irrebatible de la existencia de Jesús.
Pasan los días, las semanas y los meses, y nadie ha presentado una prueba irrebatible de la existencia de Jesús.
Una pequeña dosis de mí...así, pequeñita, para no intoxicarme con mis estupideces.