Hoy, después de escuchar la conversación completa entre el comandante del Costa Concordia y sus superiores de tierra, me vino a la cabeza la idea de que el instinto de supervivencia se manifiesta de muy diversas maneras. Unas veces como huida hacia adelante, otras como escapada despavorida y otras con indiferencia absoluta.
Yo creo que no hace falta estar en peligro de muerte física para sentir la acuciante llamada del "sálvese quien pueda", incluso en las facetas más insignificantes de la vida, podemos ver actitudes que lo atestiguan. ¿Quién no ha sentido en una empresa los "empujones" de los de más abajo que buscan con desesperación el aire limpio de los que están por encima de ellos? ¿Quién no ha dado codazos y pisado al prójimo en la cola de algún supermercado para no perder la oportunidad de su vida?
Son, queramos o no, manifestaciones de un instinto que nos hace sobresalir por encima de los demás sin importarnos el precio que por ello haya que pagar.
Incluso en un foro podemos ver manifestaciones de este tipo. Los usuarios carentes de interés por su bajo rendimiento intelectual, de ingenio o gracia a la hora de transmitir sus pensamientos, se ven impulsados a tomar la vía de la huida hacia adelante para sobrevivir en un mundo en el que prevalece el intelecto frente a cualquier otro aspecto de la condición de la persona.
Quien está en peligro de "muerte foril" salta sobre los demás pisoteándolos y golpeándolos para hacer sentir su presencia. El grito mal disimulado del insulto o la provocación sistemática sin sustancia alguna, es el exponente del pasajero de tercera que, junto con la nace, se va a pique.

¡Ya veremos cuantos esqueletos aparecen en el fondo del mar.!


Un saludo