Hace unos días fui al cine después de mucho años -pero muchos-. Vi la película del título, y me reconcilié con el cine, o al menos un poco. La persona con la que fuí se reía de mí señalando que hay mucho cine por ver, pero en realidad el pasatismo me enferma bastante. No tenía ni la menor referencia de la peli, y fui solo de acompañante y para no quedar mal. Salí bastante bien -aunque en vez de dos horas se podía hacer en 45 minutos-, y una vez más aprendiendo que en medio de la peor mierda, pueden crecer buenos tomates. Vale la pena verla.