Recuerdo que en mi casa siempre hubo libros. Mi padre, aunque no estudiado, siempre gustó de la lectura, aún gusta de ella, no ha muerto por fortuna. Había bastantes libros de escritores nacionales. Yo no desarrollé el gusto por la lectura hasta después de el primer libro que leí, "Cocorí" de Joaquín Gutiérrez. Esa es lectura obligatoria en la escuela acá. Después de ese libro comencé a comerme los libros de mi papá, dentro de los que recuerdo están: "Al final de la calle" de Quince Duncan, "El árbol enfermo" Carlos Gagini, "Uvieta" de Carmen Lyra, "Marcos Ramírez" de Carlos Luis Fallas y muchos otros más, todos de escritores nacionales.
Mi padre no me inculcó la lectura, ese fue un gusto que desarrollé sólo pero doy gracias a él por tener todos esos libros que fueron mi primer sustento en este honroso vicio. Después seguí con algunos otros pero ya por obligación en la escuela o por recomendaciones. El primer latinoamericano que leí fue Jorge Isaacs, el libro fue "María" y después de "María" por más aburrido que este libro sea (Yo lo amé) logré enfocarme, de ahí en adelante comencé a amar la novela latinoamericana hasta el día de hoy. Ya luego comencé a leer libros técnicos y después filosofía, pero mi gusto ha sido predominantemente guíado por la novela latinoamericana del siglo XX.
En cierto momento, por ahí de los 15 años, me vi muy influenciado por la formación católica de mis padres y estuve leyendo "Florecillas" de San Francisco de Asís y "Confesiones" de San Agustín y libros de ese tipo en general, me leí concienzudamente el Antiguo Testamento de la Biblia incluso, cuando llegué al Nuevo Testamento ya era demasiado tarde, jejejeje!!!
Es más o menos lo que me sucedió a mi.
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.