Decía un profesor mío que cuando unos pocos te alaban eres un sabio, cuando casi todos te alaban es que eres un líder carismático, pero que cuando eres tú el que te alabas a ti mismo es que tienes un problema y muy serio. (Este profesor mío llegó a tener cargos muy importantes en empresas muy importantes en varios países, de modo que tonto no debía ser)
Me decía que las personas que necesitan “auto alabarse” son dignas de lástima y que no me cebara en ellas (Ese consejo lo sigo a rajatabla) porque están necesitadas del reconocimiento que el resto de los humanos no le dan y que buscan desesperadamente.
Según contaba, el “autoalabante” no es consciente del ridículo que hace al tratar de forzar en los demás la admiración que no despierta por sus capacidades, no es consciente de que lo que él piensa como el “no va más” del pensamiento, los demás lo descartan por simple y repetido.
Me relató una parábola de la Biblia que es preciosa y que nunca olvido.
“En un boda de una persona muy importante uno de los invitados llegó muy temprano para coger el mejor sitio para que todos vieran el lugar preponderante que como amigo del novio tenía. Con ostentación cruzó las filas que ya estaban ocupadas y se sentó en la primera fila reservada a las personalidades. Cuando casi todos los amigos e invitados ya habían tomado sus asientos, llegó uno de los amigos más queridos e influyentes del novio que para no molestar ni incomodar a nadie, buscó un sitio apartado en la última fila. Cuando el protagonista de la boda (El novio) comprobó que su amigo del alma había cogido el peor sitio, paró la ceremonia y se fue a por él, lo tomó de la mano y lo condujo hasta el primer banco, pidiendo con amabilidad al primer amigo que quiso coger el mejor sitio que cediera su asiento porque este sí era un verdadero amigo y de un estatus muy superior al suyo. El ostentoso tuvo que dejar su asiento y cruzar hasta el final a la vista de todos los invitados para ocupar el lugar escondido que dejó la persona discreta y humilde.
No creo que necesite muchas explicaciones, por tanto dejo a la interpretación de cada uno estas sabias palabras de un Libro Sabio. Pero ¿Ustedes creen que quien necesita alabarse a sí mismo es por falta de reconocimiento de los demás?