
Siguiendo con el último de los tres estados del alma tras la muerte, este libro del famoso exorcista P. Fortea, es interesantísimo y muy ameno, ya que se divide en apartados que responden a preguntas concretas. Se puede descargar en pdf con permiso del autor, buscando el blog del Padre Fortea.
Y para completar la serie anterior, podemos añadir lo referente al infierno en el mismo plan de preguntas y respuestas cortas.
¿Qué es el infierno? Es el lugar donde los réprobos son condenados a padecer eternamente con los demonios.
¿Con qué otros nombres se designa el infierno? El infierno de los condenados es llamado también, en la Escritura Sagrada, el pozo del abismo, el gran lago de la cólera de Dios, el estanque de fuego y azufre, etc.
¿Cómo se prueba la existencia del infierno? Pruébase: 1º Por la Sagrada Escritura, que proclama esta verdad en un sinnúmero de pasajes. “Aterrados han sido en Sión los pecadores: el temblor se ha apoderado de los hipócritas. ¿Quién de vosotros podrá habitar en un fuego devorador? ¿Quién de vosotros podrá morar entre los ardores sempiternos?” (Isaías XXXIII, 14) - “Temed al que después de quitar la vida, puede arrojar al infierno: a éste es, os repito, a quien habéis de temer” (Luc., XII, 5) - “Los hijos del reino (los Judíos) serán echados fuera a las tinieblas: allí será el llanto y el crujir de dientes” (Mat., VIII, 12). 2º Por la enseñanza de la Iglesia, que ha definido este dogma en varios concilios, y en particular en el de Florencia, que dice: “Definimos que las almas de los que mueren en pecado mortal, o con sólo el pecado original, descienden enseguida al infierno, para ser allí castigadas, aunque con penas diferentes”. 3° Por la razón, que reclama que el mal sea castigado y el bien recompensado en otra vida. En efecto: la justicia divina exige que nada quede impune; pero la trasgresión de la ley queda a menudo sin castigar en esta vida, o no es castigada sino de una manera incompleta; luego es necesario que después, de la vida presente, los pecadores que habiendo ofendido gravemente a Dios mueren sin querer pedirle perdón, expíen sus iniquidades con suplicios. 4° Por la tradición de los pueblos, que siempre y en todas partes han creído en la existencia de un lugar de tormentos para los hombres perversos.
¿Dónde está situado el infierno? La Iglesia no ha definido nada respecto a este particular; pero se puede creer que se encuentra situado en las profundidades de la tierra, según las palabras de los Libros Sagrados, refiriéndose al castigo de Coré y de sus partidarios. “La tierra se hundió debajo de los pies, de aquellos, y abriendo su boca se los tragó con sus tiendas y todos su, haberes; y cubiertos de tierra bajaron vivos al infierno” (Núm., XVI, 31-33).
¿Cuáles son las penas esenciales de los réprobos? La pena de daño y la de sentido.
¿En qué consiste la pena de daño? En que los condenados están privados de la vista de Dios por toda la eternidad. Dicho castigo es la condenación propiamente dicha y el mayor de los tormentos.
¿Por qué la privación de la vista de Dios es el mayor de los tormentos? Porque Dios es el bien soberano, el bien supremo del hombre. Después de la muerte, el alma del pecador se dirigirá hacia Dios por una inclinación violenta e irresistible; pero viéndose rechazada y desterrada para siempre de su presencia, experimentará un horrible padecimiento; éste es el gusano que nunca muere (Marc., IX, 45), (Marc., IX, 45), el cual la roerá en una eterna desesperación.
¿Por qué padecen los condenados esta pena? Porque como se han apartado obstinadamente de su fin último, que es Dios, es natural que carezcan de la vista de Dios.
¿En qué consiste la pena de sentido? Consiste principalmente en el tormento del fuego. ¿Es verdadero ese fuego? Sí: es un fuego verdadero y real, sostenido y alimentado por la omnipotencia de Dios. Ese fuego ejerce su acción sobre los demo*nios y sobre las almas separadas de los cuerpos; después del juicio universal atormentará a las almas ya los cuerpos.
¿Por qué padecen esta pena los condenados? Porque habiendo buscado su dicha en las criaturas, en ellas deben encontrar su castigo.
Además de estas penas, ¿no hay para los condenados otras penas accidentales? Sí: hay penas que provienen: 1° de la horrible compañía de los demonios y condenados; 2º de los suplicios correspondientes a las diferentes especies de pecados. “Tierra, o región, de miseria y de tinieblas..., donde todo está sin orden, y en un caos u horror sempiterno” (Job., X, 22) - “Por aquellas cosas en que uno peca, por esas mismas es atormentado” (Sab., XI, 17).
¿Quiénes van al infierno? Todos los que mueren en pecado mortal, aunque no sean culpables más que de uno solo.
¿Son iguales las penas del infierno para todos los condenados? La justicia pide que dichas penas sean proporcionadas a la naturaleza y número de los pecados de cada uno. Mas para todos, el infierno es el conjunto de todos los males sin mezcla de bien alguno, así como el cielo es para los bienaventurados la reunión de todos los bienes sin mezcla de mal alguno.
¿Cuánto tiempo durarán las penas del infierno? Las penas del infierno no tendrán fin ni alivio alguno.
¿Cómo se prueba la eternidad de las penas del infierno? 1° Por la Sagrada Escritura. “Y saldrán a ver los cadáveres de los que prevaricaran contra mí; tuyo gusano no muere nunca, y cuyo fuego jamás se apagará” (Isaías LXVI, 24) - “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno... Y estos irán al eterno suplicio” (Mat., XXV, 41, 46) – “El Señor Jesús vendrá con llamas de luego a tomar venganza de los que no conocieron a Dios, y de los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo, los cuales sufrirán la pena de tina eterna condenación” (II Tes., I, 8, 9) – “Les está reservada una tenebrosísima, tempestad que ha de durar para siempre” (Judas, 13) – “El humo de sus tormentos estará subiendo por los siglos de los siglos” (Apoc., XIV, 11). 2º Por la enseñanza de la Iglesia, que la afirma como dogma de fe católica, en el Símbolo de San Atanasio: “y los que hubieren obrado bien irán a la vida eterna; mas los que hayan obrado mal irán al fuego eterno”. El quinto concilio ecuménico condenó el error de los origenistas, que enseñaban que los tormentos de los condenados eran temporales: “Si alguno dice o piensa que el castigo de los demonios y de los hombres impíos es temporal y que acabará algún día, o que habrá un restablecimiento de los demonios y de los hombres impíos: sea anatema”.
¿Cómo se confirman las enseñanzas de la fe? 1º Por la tradición de los pueblos. Esta creencia se encuentra expresamente mencionada en los filósofos y poetas griegos y latinos. 2º Por la razón, que no encuentra en el dogma de la eterni*dad de las penas nada que no esté conforme con sus principios. En efecto: el pecado tiene malicia infinita en un objeto, que es Dios, por consiguiente merece pena infinita; mas como esa pena no puede ser infinita en intensidad, tiene que serio en duración. La pena debe durar tanto como el pecado; pero como el pecado no puede ser borrado en el infierno, porque al condenado le es imposible hacer penitencia por no tener ni la voluntad de convertirse, ni la gracia de la conversión, síguese que la pena debe durar eternamente. Repugna que los buenos y los malos tengan un mismo fin, porque el vicio y la virtud son de tal manera contrarios, que no pueden producir los mismos efectos. Ahora bien, si las penas del infierno no fueran eternas, los malos llegarían a gozar algún día de la eterna felicidad como los buenos, de suerte que no habría entre ellos diferencia esencial; lo cual no puede admitir la razón. No se puede suponer que los malos serán aniquilados, porque Dios no aniquila ninguna cosa de las que ha creado.
¿Qué incita a los impíos a negar el infierno? El amor del vicio. “Si quisieran abrazar la virtud se persuadirían enseguida de que hay infierno, y depondrían todas sus dudas” (S. JUAN CRISÓSTOMO). ^
Inmaculado Corazón de María, ¡sed mi salvación, Madre Mía!