Para las ovejitas de dios ...
En el evangelio de Mateo, Jesús dice: “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos”. Evidentemente, es imposible que un camello pase por el ojo de una aguja, pero ¿no os parece que el camello en esta frase está fuera de lugar?.
Si volvemos a la Vulgata de San Jerónimo encontraremos el error. Se identifico kámilos (en griego es una maroma, cuerda gruesa) con kámelos (en griego camello). Y aunque también sea difícil que una maroma pase por el ojo de una aguja, tiene más sentido que un camello.
Adán y Eva y la manzana de la discordia.
Según el Génesis, Dios puso a Adán y Eva en el Jardín del Edén (paraíso) y les dijo que podían comer el fruto de todos los árboles excepto del llamado Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Llegó la serpiente (el Diablo) engañó a Eva y comió del fruto prohibido (pecado original). Pero en ningún sitio dice que el fruto fuese una manzana. Para encontrar la manzana tenemos que ir a la Vulgata, una traducción de la Biblia hebrea y griega al latín de finales del siglo IV hecha por San Jerónimo de Estridón por orden del Papa Dámaso I. La primera Biblia oficial. Se llamó Vulgata porque está escrita en latín vulgar (el latín de estar por casa que hablaba todo el mundo). En esta Biblia se tradujo malum (mal) como manzana, porque malum en latín también significa manzana. Desde este momento es identificó el fruto prohibido con la manzana. Siglos más tarde, los pintores ayudaron colocando una manzana en la mano de Eva.