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Tema: eL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES

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    Cita Iniciado por Loma_P Ver Mensaje
    El exilio de Dios

    ¿La imagen de Dios está en decadencia? La era actual plantea numerosos desafíos a
    la religión y muchos de ellos la obligan a renovarse y encontrar sus fundamentos
    esenciales, fuera de todo revestimiento folclórico y tradicional que, con el devenir de
    los tiempos, está sujeto a caducar. Sergio Basi.


    La realidad de la imagen de Dios en las primeras décadas de siglo XXI tiene poco ver con la
    imagen que se podría haber tenido en cualquier otro momento del pasado. En esta obra se
    señala que el ser humano es contextodependiente, esto es, las circunstancias
    espaciotemporales que lo envuelven determinan al hombre y, por tanto, la imagen de Dios de
    la que en cada momento y lugar, participa.

    La religión hasta no hace muchos años emanaba unos criterios y normas de las instituciones
    que tenían una fuerte influencia a la hora de vertebrar la sociedad. A día de hoy esto no
    sucede, la institución religiosa ya no articula la vida del creyente, en este sentido, la capacidad
    vertebradora de la Iglesia actualmente pasa por pequeñas asociaciones de voluntarios y
    grupúsculos similares.
    Duch denuncia contundente que “para muchos, las creencias religiosas se han reducido a
    incoherentes amontonamientos de gestos rutinarios que son el resultado de una combinación,
    en algunos casos bastante caótica y con rasgos folclóricos, de conceptos e imágenes heredados
    de las religiones tradicionales, de los tópicos modernos impuestos por los medios de
    comunicación, de las demandas de la realización personal y del impacto del individualismo
    segregado por el voraz en inhumano neoliberalismo imperante y su religión del capitalismo”.
    Si la modernidad inició el derrumbamiento del edificio religioso-monárquico tradicional, la
    postmodernidad en la que vivimos se constata en la exculturización que vive la creencia
    religiosa, la religión ha perdido su capacidad socializadora y la modernización ha conducido, en
    cierto modo, a un mundo sin hogar, denuncia el autor, un mundo en que la presencia del yo
    cobra una importancia desmedida pues prácticamente exige una religión a la carta.
    Así, este ensayo se vertebra en la idea de crisis de Dios que padecemos en nuestros días en un
    sentido religioso en que lo secular adquiere mucho protagonismo; en la crítica al retorno de las
    gnosis, el esoterismo y las disciplinas que asimilan que en el individuo se encuentra Dios y que,
    por tanto, él mismo se basta para alcanzar lo divino en un proceso esotérico de
    autocomprensión en los que pueden intervenir numerosas disciplinas; y, finalmente, en lo que
    es esencial del cristianismo a pesar de los cambios contextuales, una suerte de solidaridad y
    empatía hacia el otro que debe ser la columna desde la que combatir los aspectos idolátricos
    de una era marcada por el consumismo, el capitalismo, donde se da una dialéctica entre la
    iconofilia e iconoclasia que debe resolverse en una fusión equilibrada para que la imagen sea
    realmente “pasaporte” a lo divino y no divinidad en sí.
    En definitiva, El exilio de Dios nos habla de los desafíos de nuestra era, de la necesidad de
    renovación que tienen las religiones, concretamente el cristianismo, y de los peligros éticos que
    aspectos de la postmodernidad conllevan de forma inherente.
    Perfecta la reflexión...¿Cuando llegue el Hijo del Hombre encontrará la fe sobre la tierra? Esto preguntó Jesús antes de subir al cielo,Lucas 18:8

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