Cuantas suplicas di de rodillas y nunca me escuchaste, yo fui tu siervo y crei en ti de todo corazón y mente, y al final no pudiste hacer nada, en vez de alimentar mi fe me la quitaste, y con el tiempo deje de creer en ti, pues estoy ahora super-convencido que eres un dios del silencio, y no te culpo de tu silencio, pues las cosas que no existen solo producen silencio, sino que culpo aquellos que me indoctrinaron a creer que eras real, y me culpo a mi mismo por haber creído en absurdidades mitológicas.