Tomás dijo: A menos que vea en sus manos la impresión de los clavos. (Juan 20:25.)
Eso pudiera haber significado un clavo a través de cada mano, o el plural clavos pudiera referirse a las marcas de los clavos en sus manos y sus pies. No podemos saber precisamente dónde lo atravesaron los clavos, aunque obviamente fue en el área de sus manos. El relato bíblico sencillamente no suministra detalles explícitos, ni tiene que hacerlo.
La Biblia no dice si le clavaron las manos una encima de la otra con un solo clavo atravesando ambas, o si las manos estuvieron lado a lado con un clavo separado atravesando cada una. Si éste fue el caso, podría entenderse que el comentario de Tomás tenía aplicación solo a las manos de Jesús.
Sin embargo, hay otra posibilidad que no puede excluirse. Muchos doctos creen que un clavo o clavos atravesaron los pies de Jesús, fijándolos directamente al poste o a una pequeña plataforma adherida al madero. Jesús mismo pudo haberse referido a heridas en sus manos y en sus pies en otra ocasión cuando se apareció a los discípulos. Para convencerlos de que realmente era Jesús resucitado, dijo: Vean mis manos y mis pies, que yo mismo soy.
Tomás no mencionó específicamente los pies de Jesús. Pero su comentario acerca de la impresión de los clavos pudo haber incluido las manos y los pies de Cristo, aunque solo se mencionaron las manos.