Sexagésimo sexto asesinato de Jehová o Yahveh o Jesucristo.
(Un profeta engañando a otro profeta. Lo nunca visto. Claro, como en aquel tiempo era muy habitual hablar con los ángeles… lean, lean. Como cuento para noches de invierno no tiene desperdicio).
“Dijo el rey al hombre de Dios: «Entra en casa conmigo para confortarte y te haré un regalo.»
8 Dijo el hombre de Dios al rey: «Aunque me dieras la mitad de tu casa no entraré contigo y no comeré ni beberé agua en este lugar,
9 porque así me lo ha ordenado la palabra de Yahveh: No comerás pan ni beberás agua ni volverás por el camino por el que has ido.»
10 Y se fue por otro camino, no volvió por el camino por donde había venido a Betel.
11 Vivía en Betel un anciano profeta. Vinieron sus hijos y le contaron cuanto había hecho aquel día el hombre de Dios en Betel, contaron a su padre las palabras que dijo el rey.
12 Su padre les dijo: «¿Por qué camino se ha ido?» Sus hijos le mostraron el camino por el que se fue el hombre de Dios que vino de Judá.
13 Dijo a sus hijos: «Aparejadme el asno.» Y aparejaron el asno y se montó sobre él.
14 Fue en seguimiento del hombre de Dios y le encontró sentado bajo el terebinto y le dijo: «¿Eres tú el hombre de Dios que ha venido de Judá?» El respondió: «Yo soy.»
15 Le dijo: «Ven conmigo a casa y comerás algo.»
16 Respondió: «No puedo volver contigo ni puedo comer pan ni beber agua en este lugar
17 porque la palabra de Dios me dijo: No comerás pan ni beberás agua ni volverás por el camino por el que viniste.»
18 Pero él le dijo: «También yo soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por orden de Yahveh diciendo: Hazle volver contigo a tu casa para que coma y beba agua», pero le mentía.
19 Se volvió, pues, con él y comió pan y bebió agua en su casa.
20 Estando ellos sentados a la mesa, fue dirigida la palabra de Dios al profeta que le había hecho volver,
21 y gritó al hombre de Dios que vino de Judá, diciendo: «Así dice Yahveh: Porque has desobedecido la voz de Yahveh y no has guardado la orden que Yahveh tu Dios te había dado,
22 sino que te has vuelto y has comido pan y has bebido agua en el lugar del que dijo: No comerás pan y no beberás agua, tu cadáver no entrará en la tumba de tus padres.»
23 Después de haber comido y bebido, el profeta que le había hecho volver le aparejó su asno.
24 Partió, y un león le encontró en el camino y le mató; su cadáver yacía en el camino y el asno permanecía junto a él; también el león permanecía junto al cadáver.
25 Pasaron algunos hombres que vieron el cadáver tirado en el camino y al león que permanecía junto al cadáver; entraron y lo contaron en la ciudad en que vivía el anciano profeta.
(1 Reyes 13:7-25 - Biblia de Jerusalén)
La Verdad nos hará libres.