La palabra "infierno" no la mencionaron ni Jesús ni los cristianos del primer siglo.Fueron los traductores los que emplearon la palabra infierno.
Jesús se refería al Gehena (al basurero que ardía constantemente, cerca de Jerusalén), símbolo de la destrucción eterna.
En el día de Jesús el Gehena, o valle de Hinón, que él mencionó estaba al sur y sudoeste de Jerusalén. Las palabras de Jesús confirman el hecho de que este Gehena se utilizaba como incinerador para la basura de la ciudad y que allí se arrojaban los cadáveres de los criminales a los cuales se consideraba indignos de entierro honroso con una esperanza de resurrección. Si un cadáver no caía en el fuego, sino que caía en una ladera o parte saliente que estuviera siendo calentada por el fuego del Gehena, se descomponía y era consumido por las cresas que se criaban allí. El fuego se mantenía ardiendo continuamente, día y noche, para que consumiera completamente lo que se arrojaba en el basurero de la ciudad. De modo que Gehena llegó a ser símbolo de destrucción eterna, como cuando Jesús dijo a los escribas y fariseos judíos: Serpientes, prole de víboras, ¿cómo habrán de huir del juicio del Gehena? Mateo. 23:33.