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Tema: LOS EVANGELiOS MIENTEN

  1. #131
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    Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
    Pablo fue un intruso entre los apóstoles. Arguyendo que Jesús le había confiado la evangelización de los incircuncisos, se erigió en caporal de todos, no reconociendo la categoría de los “notables”, y ¡reprendiendo públicamente a Pedro!

    Ahí os dejo los trapos sucios del comienzo del Cristianismo.


    6 Y de parte de los que eran tenidos por notables - ¡qué me importa lo que fuesen!: en Dios no hay acepción de personas - en todo caso, los notables nada nuevo me impusieron.
    7 Antes al contrario, viendo que me había sido confiada la evangelización de los incircuncisos, al igual que a Pedro la de los circuncisos,
    8 - pues el que actuó en Pedro para hacer de él un apóstol de los circuncisos*, actuó también en mí para hacerme apóstol de los gentiles -
    9 y reconociendo la gracia que me había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mí y a Bernabé: nosotros nos iríamos a los gentiles y ellos a los circuncisos;
    10 sólo que nosotros debíamos tener presentes a los pobres, cosa que he procurado cumplir con todo esmero.
    11 Mas, cuando vino Cefas a Antioquía, me enfrenté con él cara a cara, porque era digno de reprensión.
    (Gálatas 2:6-11 - Biblia de Jerusalén)


    *.- El mismo Pablo asevera que Jesús nunca habló de predicar a los gentiles (incircuncisos).
    Es lo que tienen las historias inventadas, que cada cual inventa a su manera sin orden ni concierto.

  2. #132
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    Si esto es cierto, es una manipulación manifiesta al entendimiento. Una manipulación al Libre Albedrío.

    34 Pero ellos no comprendieron nada de esto; este dicho les estaba encubierto, y no entendían lo que se les decía”.
    (Lucas 18:31-34 - Biblia de las Américas)
    La Verdad nos hará libres.

  3. #133
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    Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
    Si esto es cierto, es una manipulación manifiesta al entendimiento. Una manipulación al Libre Albedrío.

    34 Pero ellos no comprendieron nada de esto; este dicho les estaba encubierto, y no entendían lo que se les decía”.
    (Lucas 18:31-34 - Biblia de las Américas)
    La biblia es un insulto a la inteligencia.

  4. #134
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    Cristianismo: La mayor mentira jamás contada (B)
    Filosofía para pobres (XV)

    El Cristianismo que conocemos tiene su origen en una imposición sucesiva de una mixtura de creencias grecorromanas sobre la fundacional; es la victoria de Saulo el persecutor frente a los cristianos que, de haber existido Jesús, compartieron su cultura, su religión y su familia y se pretendían sus legítimos herederos. Será el Emperador Constantino y sus alrededores quienes vean el interés de consolidar esta religión como unificadora de un Imperio realmente incontrolable e inunificable.

    La filosofía de moda entre los poderosos romanos era el estoicismo. Identificar al Lógos que todo lo prevé con Dios no fue complicado; la asunción del Destino como voluntad de Dios, incluyendo la esclavitud, las clases, la riqueza o la pobreza, la conquista y el aplastamiento, resultaba muy cómodo intelectualmente, el cristianismo romano tiene mucho de elongación del estoicismo, más que de la fe original: incluso en su vertiente ascética y aquella idea de resistir el dolor como algo inevitable en nuestro sino. Curiosamente, un pensamiento mecánico, “físico”, se transformó lentamente en un providencialismo divino; digamos que el estoicismo fue el lecho sobre el que Roma pudo recostar la nueva religión cristiana. La idea de la Libertad no estaba en discusión, es absurda si Dios es omnisciente y eterno. San Agustín la desarrollará inventando el “libre arbitrio” y el pecado como lo entendemos ahora, siendo incapaz de justificarlo.

    Jesús debió existir, aunque nada sabemos de él con certezas. Los evangelios son testimonios muy posteriores y no directos; claro es que la Iglesia mantendrá partes de su supuesto discurso pero cada vez de forma más incoherente: su antirromanismo anarquizante en favor de la entrega total a la devoción para preparar el Fin de los Tiempos, aquello del rico y el camello por el ojo de una aguja, algunas de sus doctrinas le llevaron posiblemente a la ejecución, pero Roma no solía matar por motivos religiosos sino por amenaza o insumisión política: probablemente su grupo no era tan pacífico como se nos vende, el eco literario de su detención muestra a unos romanos preparados en cantidad para enfrentarse a enemigos, y uno pierde una oreja por un arma; por cierto, polémico eso de la crucifixión, los romanos solían clavarte a un árbol o a un palo no muy alto, para que los perros pudieran comerte los pies…

    La influencia del extendidísimo culto a Mitra, dios extrañamente análogo a Jesucristo, y de las repetidas historias mediterráneas sobre nacimientos de vírgenes, resurrecciones, milagros, vuelos, bilocaciones, curaciones… hacen muy difícil llegar a una conclusión; deslindar el cristianismo de ese batiburrillo indocumentable es siempre causa de debate, y quizá sea ésta la clave: hay tanta información mezclada, adulterada, ocultada, elevada, impuesta, repuesta o condenada que… “E falso sequitur quodlibet”, dice la Lógica.

    Ante el Fin de los Tiempos y ofertando una salvación sin requisitos como saber leer o ser libre, el cristianismo se extendió por su zona originaria primero entre los cercanos y después entre los pobres. Los Evangelios, y resulta mareante pensar cuántas deturpaciones, manipulaciones o reescrituras han sufrido, ya están muy alejados de la figura originaria cuando se redactan: se entrevé pero transformada en el Dios sin tiempo y no el anunciador del final inminente, es un dios más vinculado a las tradiciones mistéricas que al judaísmo; no es éste el lugar, pero resumamos: la información intencionadamente velada evoca un enfrentamiento entre los primeros judeo-cristianos y los neoconversos greco-cristianos del autodenominado “poca cosa” Saulo de Tarso (“Paulus”, muerto cuarenta años después que Jesús); el Vaticano es más heredero del pablismo que del jesuismo, de pronto un intermediario con conexión divina desbanca la autoridad de los testimonios directos, queda a un lado el hombre que venía a hacer justicia para Israel y se eleva el Hijo connatural de Dios inspirado por el Espíritu Santo.

    En el 313 el “Edicto de Milán” de Licinio y Constantino tolerará en Roma el cristianismo; será Teodosio en el 380 con el “Edicto de Tesalónica” quien vincule a Roma con el cristianismo oficial y definitivamente, por medio queda la oscura historia del asesinado neopagano Juliano el Apóstata y curiosamente la lucha contra la supuesta herejía de Arrio que niega la naturaleza divina de Jesús (tampoco le debió ser agradable echar las tripas por diversos orificios, supuestamente como señal de castigo divino tras el Concilio de Nicea, inicio del catolicismo). Constantino ni siquiera se bautizó, cuentan que lo hizo en el lecho de muerte por si acaso, su vida no fue un modelo de piedad; su madre Helena, tres siglos después de la muerte de Jesús encontraría en Tierra Santa intactas buena parte de las reliquias venerandas de hoy y señalaría los lugares santos como quien pone nombre a las calles.

    Me gusta la historia del documento conocido como “Donación de Constantino” por el cual el Imperio se cedía a la Iglesia; a mediados del siglo XV Lorenzo Valla publicó sobre las incongruencias filológicas, el latín y los términos usados no eran de aquella época; y las inconsistencias lógicas, se hablaba hasta de ciudades no fundadas aún como si ya existieran. Kilómetros de cruz original, miles de espinas, pellejos variados de prepucios, cientos de clavos y documentos dudosos… Saquen conclusiones.

    El verdadero cambio de era del siglo I se produjo, pues, a posteriori, tres siglos más tarde, y ha sido consolidado como una realidad durante otros mil setecientos años. Cualquier erudito leedor, lectora avezada, sabe algo sobre la deriva histórica de dogmas inventados para mayor gloria de los dominantes a fuerza de hierro candente: la Inmaculada Concepción o la Naturaleza de Cristo, la resurrección en cuerpo y alma, la transmisión del pecado original, la existencia o no del Mal, la infalibilidad papal o su poder político como Rey de Reyes… han sido “discusiones” sangrantes. Ni siquiera la cruz latina es un símbolo originario cristiano, como tantas cosas se le atribuye a San Agustín la explicación según la cual era así como crucificaban los romanos e hizo los primeros escarceos perifrásticos acerca de su simbolismo (ya vimos en el capítulo de Platón sobre el Símil de la Línea cómo la cruz latina se corresponde con una representación de la totalidad de lo real a través de la proporción áurea).

    Para la Historia del Pensamiento lo relevante fue el proceso de abandono, destrucción, ocultación y distorsión de todo el legado antiguo, que lejos del tópico de haber sido conservado en los monasterios: volverá a llegarnos progresivamente desde el mundo árabe. En el siglo VI Cosmas Indicopleustes explicará el Universo cristiano y, sin ánimo de descontextualizar, su cosmología no es más que un garabato infantil a lado de la Antigua. Insinuemos aquí la gloria del estudio de Peter Brown, Autoridad sobre esta época, acerca de cómo la Iglesia empezaría a acumular riquezas prometiendo su salvaguarda hasta la llegada de Juicio Final (ya “sine die”) para su posterior recuperación, una especie de Banca Celeste que incluía la jerarquización de los turnos frente al Tribunal definitivo.

    Esto debería estudiarse así en Primaria, para que cada cual con su formación personal sacara las conclusiones oportunas. Moraleja: no se defiende a la fe sino a una tradición tan cambiante como todo lo humano; la alternativa es el integrismo, no existe posición intermedia.

    Como reza el tópico de Alfred Loisy: “Se esperaba el Reino, pero vino la Iglesia”.

    “Incipit vita nova…”.

  5. #135
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    Cita Iniciado por Loma_P Ver Mensaje
    Cristianismo: La mayor mentira jamás contada (B)
    Filosofía para pobres (XV)

    El Cristianismo que conocemos tiene su origen en una imposición sucesiva de una mixtura de creencias grecorromanas sobre la fundacional; es la victoria de Saulo el persecutor frente a los cristianos que, de haber existido Jesús, compartieron su cultura, su religión y su familia y se pretendían sus legítimos herederos. Será el Emperador Constantino y sus alrededores quienes vean el interés de consolidar esta religión como unificadora de un Imperio realmente incontrolable e inunificable.

    La filosofía de moda entre los poderosos romanos era el estoicismo. Identificar al Lógos que todo lo prevé con Dios no fue complicado; la asunción del Destino como voluntad de Dios, incluyendo la esclavitud, las clases, la riqueza o la pobreza, la conquista y el aplastamiento, resultaba muy cómodo intelectualmente, el cristianismo romano tiene mucho de elongación del estoicismo, más que de la fe original: incluso en su vertiente ascética y aquella idea de resistir el dolor como algo inevitable en nuestro sino. Curiosamente, un pensamiento mecánico, “físico”, se transformó lentamente en un providencialismo divino; digamos que el estoicismo fue el lecho sobre el que Roma pudo recostar la nueva religión cristiana. La idea de la Libertad no estaba en discusión, es absurda si Dios es omnisciente y eterno. San Agustín la desarrollará inventando el “libre arbitrio” y el pecado como lo entendemos ahora, siendo incapaz de justificarlo.

    Jesús debió existir, aunque nada sabemos de él con certezas. Los evangelios son testimonios muy posteriores y no directos; claro es que la Iglesia mantendrá partes de su supuesto discurso pero cada vez de forma más incoherente: su antirromanismo anarquizante en favor de la entrega total a la devoción para preparar el Fin de los Tiempos, aquello del rico y el camello por el ojo de una aguja, algunas de sus doctrinas le llevaron posiblemente a la ejecución, pero Roma no solía matar por motivos religiosos sino por amenaza o insumisión política: probablemente su grupo no era tan pacífico como se nos vende, el eco literario de su detención muestra a unos romanos preparados en cantidad para enfrentarse a enemigos, y uno pierde una oreja por un arma; por cierto, polémico eso de la crucifixión, los romanos solían clavarte a un árbol o a un palo no muy alto, para que los perros pudieran comerte los pies…

    La influencia del extendidísimo culto a Mitra, dios extrañamente análogo a Jesucristo, y de las repetidas historias mediterráneas sobre nacimientos de vírgenes, resurrecciones, milagros, vuelos, bilocaciones, curaciones… hacen muy difícil llegar a una conclusión; deslindar el cristianismo de ese batiburrillo indocumentable es siempre causa de debate, y quizá sea ésta la clave: hay tanta información mezclada, adulterada, ocultada, elevada, impuesta, repuesta o condenada que… “E falso sequitur quodlibet”, dice la Lógica.

    Ante el Fin de los Tiempos y ofertando una salvación sin requisitos como saber leer o ser libre, el cristianismo se extendió por su zona originaria primero entre los cercanos y después entre los pobres. Los Evangelios, y resulta mareante pensar cuántas deturpaciones, manipulaciones o reescrituras han sufrido, ya están muy alejados de la figura originaria cuando se redactan: se entrevé pero transformada en el Dios sin tiempo y no el anunciador del final inminente, es un dios más vinculado a las tradiciones mistéricas que al judaísmo; no es éste el lugar, pero resumamos: la información intencionadamente velada evoca un enfrentamiento entre los primeros judeo-cristianos y los neoconversos greco-cristianos del autodenominado “poca cosa” Saulo de Tarso (“Paulus”, muerto cuarenta años después que Jesús); el Vaticano es más heredero del pablismo que del jesuismo, de pronto un intermediario con conexión divina desbanca la autoridad de los testimonios directos, queda a un lado el hombre que venía a hacer justicia para Israel y se eleva el Hijo connatural de Dios inspirado por el Espíritu Santo.

    En el 313 el “Edicto de Milán” de Licinio y Constantino tolerará en Roma el cristianismo; será Teodosio en el 380 con el “Edicto de Tesalónica” quien vincule a Roma con el cristianismo oficial y definitivamente, por medio queda la oscura historia del asesinado neopagano Juliano el Apóstata y curiosamente la lucha contra la supuesta herejía de Arrio que niega la naturaleza divina de Jesús (tampoco le debió ser agradable echar las tripas por diversos orificios, supuestamente como señal de castigo divino tras el Concilio de Nicea, inicio del catolicismo). Constantino ni siquiera se bautizó, cuentan que lo hizo en el lecho de muerte por si acaso, su vida no fue un modelo de piedad; su madre Helena, tres siglos después de la muerte de Jesús encontraría en Tierra Santa intactas buena parte de las reliquias venerandas de hoy y señalaría los lugares santos como quien pone nombre a las calles.

    Me gusta la historia del documento conocido como “Donación de Constantino” por el cual el Imperio se cedía a la Iglesia; a mediados del siglo XV Lorenzo Valla publicó sobre las incongruencias filológicas, el latín y los términos usados no eran de aquella época; y las inconsistencias lógicas, se hablaba hasta de ciudades no fundadas aún como si ya existieran. Kilómetros de cruz original, miles de espinas, pellejos variados de prepucios, cientos de clavos y documentos dudosos… Saquen conclusiones.

    El verdadero cambio de era del siglo I se produjo, pues, a posteriori, tres siglos más tarde, y ha sido consolidado como una realidad durante otros mil setecientos años. Cualquier erudito leedor, lectora avezada, sabe algo sobre la deriva histórica de dogmas inventados para mayor gloria de los dominantes a fuerza de hierro candente: la Inmaculada Concepción o la Naturaleza de Cristo, la resurrección en cuerpo y alma, la transmisión del pecado original, la existencia o no del Mal, la infalibilidad papal o su poder político como Rey de Reyes… han sido “discusiones” sangrantes. Ni siquiera la cruz latina es un símbolo originario cristiano, como tantas cosas se le atribuye a San Agustín la explicación según la cual era así como crucificaban los romanos e hizo los primeros escarceos perifrásticos acerca de su simbolismo (ya vimos en el capítulo de Platón sobre el Símil de la Línea cómo la cruz latina se corresponde con una representación de la totalidad de lo real a través de la proporción áurea).

    Para la Historia del Pensamiento lo relevante fue el proceso de abandono, destrucción, ocultación y distorsión de todo el legado antiguo, que lejos del tópico de haber sido conservado en los monasterios: volverá a llegarnos progresivamente desde el mundo árabe. En el siglo VI Cosmas Indicopleustes explicará el Universo cristiano y, sin ánimo de descontextualizar, su cosmología no es más que un garabato infantil a lado de la Antigua. Insinuemos aquí la gloria del estudio de Peter Brown, Autoridad sobre esta época, acerca de cómo la Iglesia empezaría a acumular riquezas prometiendo su salvaguarda hasta la llegada de Juicio Final (ya “sine die”) para su posterior recuperación, una especie de Banca Celeste que incluía la jerarquización de los turnos frente al Tribunal definitivo.

    Esto debería estudiarse así en Primaria, para que cada cual con su formación personal sacara las conclusiones oportunas. Moraleja: no se defiende a la fe sino a una tradición tan cambiante como todo lo humano; la alternativa es el integrismo, no existe posición intermedia.

    Como reza el tópico de Alfred Loisy: “Se esperaba el Reino, pero vino la Iglesia”.

    “Incipit vita nova…”.
    Extraordinario. Mejor, imposible.
    La Verdad nos hará libres.

  6. #136
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    Octogésimo cuarto asesinato (masacre) de Jehová.

    18 Los hijos de Rubén, los de Gad y la media tribu de Manasés eran hombres valientes, llevaban escudo y espada, manejaban el arco y eran diestros en la guerra. Salían a campaña en número de 44.760.
    19 Hicieron guerra contra los agareos, contra Yetur, Nafis y Nodab,
    20 y Dios les ayudó contra ellos, de suerte que los agareos y todos los que con ellos estaban fueron entregados en sus manos; pues en la batalla clamaron a Dios y les fue propicio, por cuanto confiaban en él.
    21 Capturaron sus ganados: sus camellos, en número de 50.000, 250.000 ovejas, 2.000 asnos y 100.000 personas,
    22 pues, por ser guerra de Dios, cayeron muertos muchos. Habitaron el lugar de ellos hasta el destierro.
    (1 Crónicas 5:18-22 - Biblia de Jerusalén)
    La Verdad nos hará libres.

  7. #137
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    Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
    Octogésimo cuarto asesinato (masacre) de Jehová.

    18 Los hijos de Rubén, los de Gad y la media tribu de Manasés eran hombres valientes, llevaban escudo y espada, manejaban el arco y eran diestros en la guerra. Salían a campaña en número de 44.760.
    19 Hicieron guerra contra los agareos, contra Yetur, Nafis y Nodab,
    20 y Dios les ayudó contra ellos, de suerte que los agareos y todos los que con ellos estaban fueron entregados en sus manos; pues en la batalla clamaron a Dios y les fue propicio, por cuanto confiaban en él.
    21 Capturaron sus ganados: sus camellos, en número de 50.000, 250.000 ovejas, 2.000 asnos y 100.000 personas,
    22 pues, por ser guerra de Dios, cayeron muertos muchos. Habitaron el lugar de ellos hasta el destierro.
    (1 Crónicas 5:18-22 - Biblia de Jerusalén)
    Literatura para tontos, ¿quién se puede creer semejantes sandeces? ... esas cabezas de ganado ni en pintura las tenían.

  8. #138
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    A mi me resulta muy raro que dos historiadores judíos de la época de Jesús (Filón y Justo de Tiberiades), no se percataran de las maravillas que estaban sucediendo en su país.

    Justo de Tiberiades, contemporáneo de Filón, era un judío que vivía cerca de Cafarnaum, donde, según solía decirse, se había alojado Jesús. Escribió una historia que empezaba con Moisés y llegaba hasta su propia época, pero tampoco él mencionaba a Jesús.

    Pero más extraño me resulta que tampoco los milagros que posteriormente realizaron los apóstoles, estén citados por historiadores de la época. Estos milagros fueron realizados en distintos países. El libro de los Hechos narra 32 milagros.

    Pero si analizo que todos los escritos que narran estos portentos o milagros son escritos doctrinarios, ya no resulta extraño su contenido.
    La Verdad nos hará libres.

  9. #139
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    Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
    A mi me resulta muy raro que dos historiadores judíos de la época de Jesús (Filón y Justo de Tiberiades), no se percataran de las maravillas que estaban sucediendo en su país.

    Justo de Tiberiades, contemporáneo de Filón, era un judío que vivía cerca de Cafarnaum, donde, según solía decirse, se había alojado Jesús. Escribió una historia que empezaba con Moisés y llegaba hasta su propia época, pero tampoco él mencionaba a Jesús.

    Pero más extraño me resulta que tampoco los milagros que posteriormente realizaron los apóstoles, estén citados por historiadores de la época. Estos milagros fueron realizados en distintos países. El libro de los Hechos narra 32 milagros.

    Pero si analizo que todos los escritos que narran estos portentos o milagros son escritos doctrinarios, ya no resulta extraño su contenido.

    No seas un títere tomas0,¿No ves como tu actúas? te basas en las semillas que otros escritores han implantado en tus sentimientos.
    El mundo entero está bajo el control del Diablo,hasta que no llegues a reconocer esta verdad,serás como un títere de este mundo controlado entre bastidores por el Diablo.

    "para los no creyentes, a quienes el dios de este sistema les ha cegado la mente, a fin de que no brille sobre ellos la luz de las gloriosas buenas noticias acerca del Cristo, que es la imagen de Dios". 2 Corintios 4:4

  10. #140
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    Jandulilay
    No seas un títere tomas0,¿No ves como tu actúas? te basas en las semillas que otros escritores han implantado en tus sentimientos.
    Yo conozco los nombres de esos escritores. Tú ignoras la identidad de los tuyos. Te han dado el timo del “Toco mocho”.

    Jandulilay
    El mundo entero está bajo el control del Diablo,hasta que no llegues a reconocer esta verdad,serás como un títere de este mundo controlado entre bastidores por el Diablo.
    También los Testigos de Jehová están bajo el poder del Diablo.
    Supongo que formáis parte de este mundo. Aunque más me parecéis “almas en pena”.
    La Verdad nos hará libres.

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