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Tema: Evangelios apócrifos, la otra vida de jesús

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  1. #1
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    Predeterminado Evangelios apócrifos, la otra vida de jesús

    Evangelios apócrifos, la otra vida de jesús.

    Muchos de de los pasajes de la vida de Jesús pertenecen, en realidad, a evangelios apócrifos, textos donde se relataba a los primeros cristianos todo tipo de anécdotas de la vida de Cristo y que no fueron incluidos en la versión oficial de los textos sagrados de la vida de Jesús.

    La historia del cristianismo y el relato bíblico ha sido motivo de discusión durante cientos de años. La Iglesia defiende la actual Biblia como el libro esencial del catolicismo, pero existen otros documentos, como el famoso Evangelio de Judas, que contradice esta versión oficial de los hechos y pone en el punto de mira la veracidad histórica de lo relatado y confirmado.

    Pablo de Tarso no perteneció al círculo inicial de los doce apóstoles de Jesús de Nazaret, pero sus escritos constituyen la base de la mayor parte de la fe cristiana. Para él, lo verdaderamente importante en la vida de Jesús fue su muerte y resurrección. Sin embargo, algunos seguidores de Pablo, como los evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan, le enmendaron la plana: consideraban que la vida de Cristo también tenía importancia, y por ello compusieron sus evangelios. Pero con el paso del tiempo estas «vidas de Jesús» se quedaron muy cortas en detalles para los lectores, ávidos de saber más sobre el Mesías.

    Los autores de los evangelios apócrifos intentaron llenar con sus historias los huecos que dejaban los cuatro evangelios aceptados por la Iglesia. Por ello abundan en datos sobre la vida oculta de Jesús y transmiten detalles de sucesos recogidos por los evangelistas. Por ejemplo, es en los apócrifos donde se dice que los Magos de Oriente eran reyes y se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar.

    LA DESCONOCIDA HISTORIA DE LA VERÓNICA

    Algo parecido sucede con la Verónica, la mujer que enjugó con un lienzo el rostro de Cristo mientras caminaba hacia la cruz. Su historia y su nombre sólo aparecen en el evangelio de Lucas: «Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!».

    Pero este pasaje supo a poco a la piedad cristiana, que lo transformó en la historia siguiente, recogida en el apócrifo Muerte de Pablo: «Cuando mi Señor se iba por ahí predicando, y yo carecía de su presencia muy a pesar mío, quise que me pintaran su imagen, para que, mientras me veía privada de su presencia, me diese al menos consuelo su figura. Y cuando llevaba el lienzo al pintor para que me la pintara, mi Señor me salió al paso y me preguntó a dónde iba. Cuando le expliqué la causa de mi marcha, me pidió el lienzo y me lo devolvió señalado con la imagen de su venerable faz. Por consiguiente, si alguien mira con devoción su aspecto, obtendrá el beneficio de su curación». De hecho, «Verónica» es un vocablo grecolatino: vero icono, que significa «verdadera imagen» de Jesús.

  2. #2
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    LA CRUCIFIXIÓN APÓCRIFA DE JESUCRISTO

    En el episodio de la crucifixión de Jesús, los apócrifos también rellenan las lagunas de los evangelios canónicos. Según estos últimos, a la izquierda y a la derecha de Jesús fueron crucificados dos bandoleros, que es como los romanos llamaban a los sediciosos que se oponían a su poder. El Evangelio de Nicodemo nos proporciona los nombres de estos bandidos. Allí se refiere que el prefecto romano Poncio Pilato, tras oír que los judíos desean la muerte de Jesús, decreta su muerte: «Tu raza te ha rechazado como rey. Por eso, he decidido que en primer lugar seas azotado según la costumbre de los reyes piadosos, y luego seas colgado en la cruz en el jardín donde fuiste apresado; y que los dos malhechores Dimas y Gestas sean crucificados juntamente contigo».

    Uno de los episodios que más llaman la atención en la pasión de Jesús sólo aparece en el Evangelio de Juan: la lanzada de un soldado romano al costado de Jesús para hacer que su muerte acaeciera de manera segura. En este texto, el soldado es un personaje anónimo, pero el Evangelio de Nicodemo y una presunta Carta de Pilato a Herodes Antipas nos revelan su nombre, Longino, y su cargo, centurión.

    JESÚS EN LOS INFIERNOS

    Entre la muerte y resurrección de Jesús hay un oscuro episodio, que no aparece en los evangelios, pero sí en un par de breves alusiones de un escrito canónico, la Primera epístola de Pedro (3,19; 4,6): el descenso de Jesús a los infiernos. Este hecho se desarrolla en la segunda parte de un apócrifo, el Evangelio de Nicodemo. Unos cuantos sacerdotes, un levita y un doctor de la Ley cuentan cómo en el retorno de Galilea –donde habían sido testigos de la ascensión de Jesús hasta Jerusalén– les salió al encuentro una gran muchedumbre de hombres vestidos de blanco, que resultaron ser los resucitados con Jesús. Entre ellos reconocieron a dos que se llamaban Leucio y Carino, que les contaron los maravillosos acontecimientos tras la muerte del Maestro, entre ellos su visita a los infiernos.

    Uno de los episodios que más llaman la atención en la pasión de Jesús sólo aparece en el Evangelio de Juan: la lanzada de un soldado romano al costado de Jesús para hacer que su muerte acaeciera de manera segura.

    El comienzo de la narración suena así: «Estábamos nosotros en el infierno en compañía de todos los que habían muerto desde el principio. Y a la medianoche amaneció en aquellas oscuridades como la luz del sol, y con su brillo fuimos todos iluminados y pudimos vernos unos a otros. Y al punto nuestro padre Abraham, los patriarcas y los profetas y todos a una se llenaron de regocijo y dijeron entre sí: “Esta luz proviene de un gran resplandor”. Entonces el profeta Isaías dijo: “Esta luz procede del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”». Los antiguos patriarcas comenzaron a regocijarse de inmediato con la liberación que se les avecinaba, mientras que Satán prevenía a sus huestes a fin de que se prepararan para «recibir» a Jesús.

    Satán mandó reforzar las puertas del infierno, pero al conjuro de una voz celestial «se hicieron añicos las puertas de bronce, los cerrojos de hierro quedaron reducidos a pedazos, y todos los difuntos encadenados se vieron libres de sus ligaduras, nosotros entre ellos». Entonces «penetró dentro el rey de la gloria en figura humana, y todos los antros oscuros del infierno fueron iluminados. Enseguida se puso a gritar el Infierno mismo: “¡Hemos sido vencidos!”». Jesús tomó por la coronilla a Satanás y se lo entregó al mismo Infierno para que lo mantuviera a buen recaudo. Luego condujo a todos los patriarcas fuera del oscuro antro, comenzando por Adán y siguiendo por Henoc, Elías, Moisés, David, Jonás, Isaías y Jeremías, Juan Bautista…

  3. #3
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    Cita Iniciado por Loma_P Ver Mensaje
    LA CRUCIFIXIÓN APÓCRIFA DE JESUCRISTO

    En el episodio de la crucifixión de Jesús, los apócrifos también rellenan las lagunas de los evangelios canónicos. Según estos últimos, a la izquierda y a la derecha de Jesús fueron crucificados dos bandoleros, que es como los romanos llamaban a los sediciosos que se oponían a su poder. El Evangelio de Nicodemo nos proporciona los nombres de estos bandidos. Allí se refiere que el prefecto romano Poncio Pilato, tras oír que los judíos desean la muerte de Jesús, decreta su muerte: «Tu raza te ha rechazado como rey. Por eso, he decidido que en primer lugar seas azotado según la costumbre de los reyes piadosos, y luego seas colgado en la cruz en el jardín donde fuiste apresado; y que los dos malhechores Dimas y Gestas sean crucificados juntamente contigo».

    Uno de los episodios que más llaman la atención en la pasión de Jesús sólo aparece en el Evangelio de Juan: la lanzada de un soldado romano al costado de Jesús para hacer que su muerte acaeciera de manera segura. En este texto, el soldado es un personaje anónimo, pero el Evangelio de Nicodemo y una presunta Carta de Pilato a Herodes Antipas nos revelan su nombre, Longino, y su cargo, centurión.

    JESÚS EN LOS INFIERNOS

    Entre la muerte y resurrección de Jesús hay un oscuro episodio, que no aparece en los evangelios, pero sí en un par de breves alusiones de un escrito canónico, la Primera epístola de Pedro (3,19; 4,6): el descenso de Jesús a los infiernos. Este hecho se desarrolla en la segunda parte de un apócrifo, el Evangelio de Nicodemo. Unos cuantos sacerdotes, un levita y un doctor de la Ley cuentan cómo en el retorno de Galilea –donde habían sido testigos de la ascensión de Jesús hasta Jerusalén– les salió al encuentro una gran muchedumbre de hombres vestidos de blanco, que resultaron ser los resucitados con Jesús. Entre ellos reconocieron a dos que se llamaban Leucio y Carino, que les contaron los maravillosos acontecimientos tras la muerte del Maestro, entre ellos su visita a los infiernos.

    Uno de los episodios que más llaman la atención en la pasión de Jesús sólo aparece en el Evangelio de Juan: la lanzada de un soldado romano al costado de Jesús para hacer que su muerte acaeciera de manera segura.

    El comienzo de la narración suena así: «Estábamos nosotros en el infierno en compañía de todos los que habían muerto desde el principio. Y a la medianoche amaneció en aquellas oscuridades como la luz del sol, y con su brillo fuimos todos iluminados y pudimos vernos unos a otros. Y al punto nuestro padre Abraham, los patriarcas y los profetas y todos a una se llenaron de regocijo y dijeron entre sí: “Esta luz proviene de un gran resplandor”. Entonces el profeta Isaías dijo: “Esta luz procede del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”». Los antiguos patriarcas comenzaron a regocijarse de inmediato con la liberación que se les avecinaba, mientras que Satán prevenía a sus huestes a fin de que se prepararan para «recibir» a Jesús.

    Satán mandó reforzar las puertas del infierno, pero al conjuro de una voz celestial «se hicieron añicos las puertas de bronce, los cerrojos de hierro quedaron reducidos a pedazos, y todos los difuntos encadenados se vieron libres de sus ligaduras, nosotros entre ellos». Entonces «penetró dentro el rey de la gloria en figura humana, y todos los antros oscuros del infierno fueron iluminados. Enseguida se puso a gritar el Infierno mismo: “¡Hemos sido vencidos!”». Jesús tomó por la coronilla a Satanás y se lo entregó al mismo Infierno para que lo mantuviera a buen recaudo. Luego condujo a todos los patriarcas fuera del oscuro antro, comenzando por Adán y siguiendo por Henoc, Elías, Moisés, David, Jonás, Isaías y Jeremías, Juan Bautista…
    Como el "Caballo de Troya"

  4. #4
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    Como el "Caballo de Troya"
    ¿Dónde está la similitud?

  5. #5
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    ¿Dónde está la similitud?
    En la imaginación de las personas.Parece mentira para tí Loma.
    Yo sé que tú siempre creerás más en los antibíblicos que en la Biblia.¿No te das cuenta que siempre han existido antibíblicos como tu? O ¿Tú no estás esparciendo las semillas de otros escritores en tus escritos sin saber si son verdades probadas o mentiras como el Caballo de Troya?

  6. #6
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    En la imaginación de las personas.Parece mentira para tí Loma.
    Yo sé que tú siempre creerás más en los antibíblicos que en la Biblia.¿No te das cuenta que siempre han existido antibíblicos como tu? O ¿Tú no estás esparciendo las semillas de otros escritores en tus escritos sin saber si son verdades probadas o mentiras como el Caballo de Troya?
    1. El caballo de Troya no era una mentira: era una trampa, tal como el fruto del conocimiento.
    2. Analizar el contenido de la Biblia desde los ojos de la razón no es ser anti bíblico: es ser cuerdo.
    3. La biblia, en los puntos en que se la critica, no contiene verdades probadas.
    Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.

  7. #7
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    Cita Iniciado por Jandulilay Ver Mensaje
    En la imaginación de las personas.Parece mentira para tí Loma.
    Yo sé que tú siempre creerás más en los antibíblicos que en la Biblia.¿No te das cuenta que siempre han existido antibíblicos como tu? O ¿Tú no estás esparciendo las semillas de otros escritores en tus escritos sin saber si son verdades probadas o mentiras como el Caballo de Troya?
    ¿No te cansas de hacer el payaso Jandulilay?

    El caballo de Troya figura en el relato de la Odisea de Homero y tiene 800 años más que la primera biblia.

    Y te vuelvo a repetir no hago del caballo de Troya mi dios ni una religión. Y eso que la tuya surgió 2.500 años después que La Odisea de Homero.

    Sin olvidar que del Caballo de Troya has escrito tú no yo.

  8. #8
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    MALDICIÓN SOBRE EL HIJO DE ANÁS.

    3. El hijo del sumo sacerdote Anás le dijo: ¿Por qué haces tal cosa el sábado?. Y tomando una rama de sauce, destruyó las pozas y dejó que se perdiera el agua que jesús había recogido. Y secó las pozas que había recogido. Jesús al ver lo ocurrido, le dijo: Tú fruto carecerá de raíz y tus brotes se marchitarán como una rama arrancada por un vendaval. E inmediatamente el muchacho se marchitó.

  9. #9
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    Las hazañas infantiles de nuestro señor y salvador jesucristo EVANGELIOS APÓCRIFOS.

    1. Yo, Tomás el israelita, he creído necesario dar a conocer a todos los hermanos gentiles aquellas cosas que nuestro señor jesucristo hizo tras haber nacido en nuestra región de Belén en la aldea de Nazaret. Este es su comienzo.

    2. El niño jesús tenía cinco años, y después de un chaparrón estaba jugando en el vado de un riachuelo. Recogía el agua rebosante, que estaba sucia, en pozas. Y la limpió y purificó; lo ordenó mediante la sola palabra y sin acción alguna.

    Luego tomó arcilla del barro y modeló con ella doce gorriones. Era sábado cuando lo hizo y muchos niños estaban con él.

    3. Pero un judío, viendo al niño jesús hacer eso con los otros niños, fue donde su padre josé y acusó al niño jesús, diciendo: Ha hecho arcilla el sábado, lo cual no es lícito y ha modelado doce gorriones.

    4. Entonces fue josé y le reprendió diciendo: ¿Por qué haces esto el sábado?. Pero jesús dio una palmada y con un grito dio una orden a los pájaros en presencia de todos. Y dijo: Id, volad como seres vivos. Y los gorriones echaron a volar y se marcharon gorjeando.

    5. Cuando el fariseo lo vio, se maravilló y se lo contó a todos sus amigos.

    Resulta extraño que los cristianos tan aficionados a los milagritos no incluyeran estos pasajes en su libro.

  10. #10
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    Evangelio de Pedro


    Este evangelio apócrifo fue conocido a partir de un códice que data de los siglos V y VII que se encontró en un cementerio en Akhmim, Egipto. Contiene algunos detalles muy familiares y algunos detalles bastante fantásticos de la resurrección de Cristo. Por ejemplo:

    Ahora, en la noche en que se acercaba el Día del Señor, mientras los soldados vigilaban dos por dos en guardia, había una gran voz en el cielo, y vieron que se abrían los cielos, y dos hombres descendían de allí con mucha luz y se acercaron a la tumba. Y la piedra que había sido arrojada en la puerta se abrió y se abrió parcialmente camino, y se abrió la tumba, y entraron los dos jóvenes. Pedro IX, 35-37

    Los soldados, por lo tanto, cuando lo vieron, despertaron al centurión y a los ancianos (porque también estaban allí vigilando); y cuando contaron las cosas que habían visto, otra vez vieron a tres hombres que venían de la tumba, dos de ellos sostenían al otro y una cruz los seguía. Y la cabeza de los dos llegó al cielo, pero la de aquel que fue dirigido por ellos sobrepasó los cielos. Y oyeron una voz de los cielos, diciendo: ‘¿Predicaste a los que duermen?’. Y se escuchó una respuesta de la cruz, ‘Sí’. Pedro 10, 38-42

    La cruz y los ángeles no aparecen en el relato que conocemos de la Biblia, ni a una cruz respondiendo. Aunque, tal vez, quería referirse al crucificado.

    Acta de Pilatos (Evangelio de Nicodemo)

    Este evangelio apócrifo fue muy popular, traducido a diferentes idiomas a lo largo de los siglos, hasta la modernidad. Hay tres partes principales: el juicio y la muerte de Cristo, una parte con José de Arimatea y Nicodemo con detalles sobre la resurrección y el descenso de Cristo al infierno.

    En la segunda parte, se nos representa una discusión que tiene lugar dentro de la sinagoga. El contexto es que los judíos gobernantes habían encerrado a José de Arimatea en una habitación y lo habían sellado debido a su participación en poner el cuerpo de Jesús en la tumba. La sinagoga se reunía al día siguiente (domingo) para discutir qué hacer con él. Sin embargo, cuando fueron a buscar a José, descubrieron que de alguna manera lo habían sacado de la habitación cerrada, vigilada y sellada.

    Y mientras aún estaban sentados en la sinagoga y asombrados por José, llegaron algunos de los guardias de que los judíos le habían pedido a Pilato que guardara la tumba de Jesús, para que no vinieran sus discípulos y se lo llevaran. Y ellos informaron, diciendo a los gobernantes de la sinagoga, a los sacerdotes y a los levitas lo que había sucedido: De alguna manera hubo un gran terremoto, y vimos a un ángel descender del cielo, y apartó la piedra de la boca de la cueva y se sentó sobre ella. Y él brillaba como la nieve y como un rayo, y estábamos muy asustados y fingimos estar muertos. Y escuchamos la voz del ángel que hablaba con las mujeres que esperaban en la tumba: “No temas, porque sé que buscas a Jesús que fue crucificado. Él no está aquí, ha resucitado, como dijo. Ven, ve el lugar donde yace el Señor. Ahora ve rápido, dile a sus discípulos que él ha resucitado de entre los muertos y está en Galilea”. Nicodemo, 13, 1

    Los judíos dijeron: “¿Con qué mujeres habló?”. Los de la guardia dijeron: “No sabemos quiénes eran.” Los judíos dijeron: “Qué hora era?” Los de la guardia dijeron: ‘Medianoche” “Los judíos dijeron: ¿Y por qué no te llevaste a las mujeres?” Los de la guardia dijeron: “Nos convertimos en hombres muertos por miedo, y no miramos la luz del día; entonces, ¿cómo podríamos tomarlos?”. Los judíos dijeron: “Vive el Señor, no te creemos.” Los de la guardia dijeron a los judíos: “Viste tantas señales en ese hombre y no creíste, ¿cómo entonces deberías creernos? En verdad, usted juró correctamente ‘como vive el Señor’, porque él sí vive.” Nuevamente los de la guardia dijeron: “Hemos escuchado los informes de la persona que pidió el cuerpo de Jesús, que lo aseguró y que selló el puerta; y cuando lo abriste no lo encontraste. Así que nos das a José y nosotros te daremos a Jesús.” Los judíos dijeron: “José se ha ido a su propia ciudad.” Los de la guardia dijeron a los judíos: “Y Jesús ha resucitado, como hemos escuchado del ángel, y está en Galilea.” Nicodemo 13, 2

    Y los judíos, al escuchar estas palabras, se sintieron sumamente temerosos, diciendo: “Presta atención para que no se escuche este informe y todos empiecen a escuchar a Jesús.” Y los judíos tomaron consejo y depositaron una gran cantidad de dinero para dárselo. los soldados, diciendo: “Tú dices: ‘Mientras dormíamos, sus discípulos vinieron de noche y lo robaron’ Y si esto llega a la audiencia del gobernador, lo persuadiremos y aseguraremos”. Y lo tomaron e hicieron lo que eran instruidos. Nicodemo 13, 3

    Así como en el caso de Pedro, toma mucho de lo que conocemos en los evangelios canónicos.

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