Es muy notoria la frase de Jesús “Yo y el Padre somos uno”.
La emplean los cristianos cómo el arma letal definitiva que demuestra que Jesús es Dios.

El que una persona diga que es otra no es garantía de nada. Los hospitales psiquiátricos están llenos de ilustres figuras del pasado o presente. Al menos, están llenos de personas que dicen serlo.

Esta frase lapidaria figura en Juan 10:30. Pero si continuamos leyendo, está claro y manifiesto que Jesús, primeramente quiere arreglarlo con una frase de las Escrituras: « ¿No está escrito en vuestra Ley: = Yo he dicho: dioses sois? =. No obstante, como buen demagogo que es, dice que ha dicho lo que no ha dicho: “Yo soy Hijo de Dios”. Como lo eran todos los judíos.

No son invenciones mías. Ahí queda transcrito lo narrado por Juan. Jesús se desdice de lo dicho:


«Yo y el Padre somos uno.»
31 Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle.
32 Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?»
33 Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios.»
34 Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: = Yo he dicho: dioses sois? =
35 Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura -
36 a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: “Yo soy Hijo de Dios”?
(Juan 10:30-36 - Biblia de Jerusalén).