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Tema: La religión como paranoia colectiva

  1. #161
    Fecha de Ingreso
    01-marzo-2013
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    En las familias con creencias religiosas, que un niño exprese su fe y sus fuertes principios morales es, por lo general, un desarrollo bienvenido. Pero a veces, la fe de un niño puede convertirse en una obsesión y, en lugar de consuelo, el niño experimenta ansiedad extrema al pensar que él está violando las normas religiosas y siente desesperación por corregir lo que cree que son sus errores. Esto es lo que sucede cuando los niños desarrollan un trastorno obsesivo-compulsivo o TOC (OCD, por sus siglas en inglés) que se manifiesta en su religión.

    No todas las personas con TOC desarrollarán obsesiones o compulsiones religiosas, pero es un tema bastante común. Otros temas comunes incluyen obsesión por la limpieza, la simetría y los “malos pensamientos”, incluidas las obsesiones sexuales.

    A veces puede parecer que la fe de una persona está causando sus síntomas, pero la religión es más como un transeúnte desafortunado a lo largo del viaje. Si piensa en una persona con TOC que se preocupa por los gérmenes y se lava las manos compulsivamente, está claro que los gérmenes no están causando su comportamiento, es el TOC el responsable de ello. El TOC religioso funciona de la misma manera.

    “Puede pasar en cualquier religión, pero no se trata de la religión, se trata deltrastorno obsesivo-compulsivo, explica Jerry Bubrick, PhD, psicólogo clínico en el Child Mind Institute. “No tratamos a personas con TOC religioso como si fueran fanáticos religiosos, tratamos la afección”.

    ¿Qué es el trastorno obsesivo-compulsivo religioso?
    El TOC religioso (obsesión religiosa) a veces también se denomina “escrupulosidad”. Ya no usamos la palabra escrúpulo, pero significa un temor moral o una punzada de conciencia. La palabra de la que proviene en latín significa literalmente una roca afilada o gravilla, y Cicerón la usó figurativamente para describir una sensación incómoda o ansiosa, como lo que sentiría una persona si tuviera una piedrecita en su zapato.

    En el caso del TOC religioso, o escrupulosidad, en lugar de una piedrecita en el zapato, una persona tiene problemas religiosos, pero son igual de persistentes e inquietantes.

    Por ejemplo, alguien con escrupulosidad podría preocuparse de no haber hecho una oración correctamente, tal vez algunas de las palabras estaban fuera de orden, o no lo dijo con la debida reverencia. Puede que tema algunas consecuencias religiosas de esto, por lo que vuelve a repetir la oración, y posiblemente una tercera y cuarta vez, como una corrección. Podría preocuparse de no hacer suficientes buenas obras o de solo hacer buenas obras por razones egoístas. Podría preocuparse por tener pensamientos blasfemos y ofender a Dios.

    ¿Hice eso para Dios o para el diablo?
    El Dr. Bubrick describe haber tratado a un niño de 12 años llamado Matt que tenía TOC religioso. La familia de Matt era religiosa, pero no demasiado religiosa. La escrupulosidad de Matt era debilitante.

    “Le preocupaba literalmente todo lo que hacía: ‘¿Hice eso porque Dios quería que lo hiciera o lo hice por el diablo?’. Abrir puertas, sentarse, ponerse de pie o hacer su tarea. Cada acción individual le preocupaba si era por la razón correcta o por la incorrecta”.

    Agonizar por todo lo que hacía era agotador, por lo que Matt comenzó a evitar hacer las cosas porque, razonó, era más seguro. Una de las cosas que dejó de hacer fue comer y perdió tanto peso que tuvo que ser hospitalizado.

    Matt también tenía compulsiones o cosas que hacía para tratar de aliviar su ansiedad. Tenía una oración particular que repetía, llevaba una biblia con él durante el día, y por la noche, se acostaba con una biblia debajo de su almohada y una a cada lado de su cabeza. Les pedía a sus abuelos repetidamente que lo tranquilizaran cuando se sentía preocupado.

  2. #162
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    01-marzo-2013
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    Delirio místico o mesiánico: síntomas, causas y tratamiento

    Este tipo de delirios pueden variar dependiendo del tipo de religión en la que se crea.

    Todos y cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles, y tenemos muy diferentes vivencias y percepciones del mundo y de la realidad. En su mayoría son interpretaciones que nos permiten dar sentido a lo que vivimos de una manera que nos permiten sobrevivir y adaptarnos al medio que nos rodea.

    Pero en ocasiones aparecen alteraciones del contenido del pensamiento que hacen que interpretemos la realidad de una forma concreta que resulta desadaptativa e incluso lesiva para uno mismo o para el entorno, impidiendo nuestra correcta adaptación y sesgando nuestra visión de tal modo que hacemos juicios falsos sobre el mundo. Es lo que ocurre con los delirios.

    Dentro de los delirios podemos encontrar diferentes tipologías, diferenciadas por el aspecto o temática a la que hacen referencia. Una de ellos vincula estados de alteraciones sensorial propiamente psicóticas a creencias de tipo espiritual, haciéndonos considerar por ejemplo un ser con una misión divina o incluso un mesías. Estamos hablando del delirio místico o mesiánico.

    ¿Qué es el delirio místico?
    Entendemos por delirio místico a una alteración del contenido de pensamiento, producto de una interpretación anómala de la realidad, de temática religioso-espiritual.

    Como delirio que es, supone un juicio o idea inmodificable y fija que persiste con gran intensidad a pesar de la existencia de pruebas en contra, que suele generar un elevado nivel de preocupación o ansiedad en quien la padece (o impide a la persona su funcionamiento habitual) y que es como mínimo muy poco probable, habiendo además una completa falta de apoyo social o cultural a dicha idea. A menudo es producto de la interpretación de una percepción alterada (como una alucinación), y suele conllevar una cierta ruptura para con la realidad.

    En el caso que nos ocupa, el delirio en cuestión tiene un contenido vinculado a la espiritualidad y religiosidad. Se realiza una interpretación del mundo, del sí mismo y de los demás únicamente en base a la fe, viendo en todo lo que ocurre una confirmación de sus creencias y de la consideración de su papel en el mundo.

    Tienden a tener una consideración de que la mayoría de actos llevados a cabo son pecado y buscando expiar sus culpas o las del resto, en algunos casos incluso de manera violenta. No es raro asimismo que existan ideas de autoreferencia o incluso de grandeza, considerandose el sujeto un ente superior, un enviado divino o incluso una deidad.

    Diferencia entre creencia religiosa y delirio místico
    Para una persona sin creencias religiosas, puede ser relativamente sencillo atribuir a las personas que sí las tienen este tipo de delirio, dado que las creencias religiosas per se tienden a ser poco modificables y autoexplicativas (si bien la mayoría de las personas consideran estas creencias moldeables e interpretables, otras las presentan con fijeza). Pero ello no es así, del mismo modo en que tener un buen nivel de autoestima no implica un delirio de grandeza: simplemente estamos ante una exacerbación psicótica de unas creencias que ya estaban de base.

    En el delirio místico se requiere de la existencia de revelación y misión, vivida con éxtasis por parte de quien lo padece, además de la sensación de tener un conocimiento claro de la verdad a través de dicha revelación. También es frecuente el abandono del estilo de vida llevado hasta entonces y la total abnegación hacia la que consideran su misión. Todo ello separa al delirio místico de la creencia religioso-espiritual normativa, en la que no aparece una confusión seguida de la idea de significación de la experiencia alucinatoria.

    Causas de este delirio

    El delirio místico, como puede verse, tiene una fuerte influencia religiosa y cultural como una de sus principales bases. Sin embargo, las causas de la aparición de este delirio no dependen solo de este factor si no que son múltiples los factores que contribuyen a su génesis. El delirio es percibido como una explicación racional por parte del sujeto, a menudo sirviendo para justificar la existencia de una experiencia alucinatoria que les perturba.

    La religiosidad en sí es un factor relevante pero no necesariamente determinante (existiendo controversias según el estudio respecto a si su papel es fundamental o una variable más), si bien las creencia religiosas concretas de una persona con este tipo de delirio suelen determinar el tipo de contenido del delirio. Por ejemplo, en la religión cristiana tienden a abundar más los delirios relacionados con la culpa mientras que en el judaísmo suele existir mayor experiencia alucinatoria nocturna asociada a la vinculación de la noche con espíritus.

    Eso sí, muchas personas con este tipo de problema no tienen ninguna creencia religiosa concreta, con lo que no en todos va a tener un efecto. Otros factores relevantes son el nivel y tipo de educación de la persona y su estado civil.

  3. #163
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    16 de febrero de 1981

    Carl Glatzel Jr. (11 años) y David Glatzel (11 años)

    La familia Glarzel, Arne Johnson y Debbie Glatzel, creía que las “visiones” y los comportamientos de David eran fruto del demonio. Estos llamaron a un sacerdote y más tarde contrataron a unos demonologistas, Ed y Lorraine Warren, que llegaron a practicarle hasta 3 “exorcismos menores”. Llegaron a tal punto que decidieron cambiar de casa. Debbie fue contratado por Alan Bono, un nuevo residente en Brookfield, en una peluquera canina. Bono tenía un apartamento cerca del trabajo que los Glatzel alquilaron. Poco después, según afirmaron, Johnson comenzó a comportarse como David.

    El 16 de febrero de 1981, Johnson se se dió de baja en su trabajo (Wright Tree Service) y se unió a Debbie en la perrera en la que trabajaba, junto con su hermana Wanda y la prima de Debbie, María de 9 años. Bono y Debbie compraron un almuerzo que acabó en borrachera y con una discusión entre Johnnson y Bono que acabó con este último apuñalado.

    Cuando los detuvieron, en el juicio, afirmaron que Arne Cheyenne Johnson había acogido al demonio que habían desalojado anteriormente del cuerpo de David Glatzel y que fue este quien obligó a Johnnson a matar a Bono. Este fue el primer caso judicial conocido en Estados Unidos en el que la defensa trató de demostrar la inocencia basándose en la afirmación del acusado de posesión demoníaca y la negación de la responsabilidad personal en el crimen.

  4. #164
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  5. #165
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  6. #166
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  7. #167
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  8. #168
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  9. #169
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    La Biblia, tal y como la conocemos, fue recopilada por primera vez en la historia en el siglo III antes de Cristo, cuando setenta sabios judíos fueron invitados por el rey Ptolomeo II a acudir a Alejandría para aportar a la famosa biblioteca la historia del pueblo de Israel (lo que hoy llamamos el Antiguo Testamento). Durante meses, pusieron por escrito la memoria de miles de años del pueblo de Israel, desde Adán, hasta Moisés, incluyendo los libros históricos, sapienciales y proféticos.

    Su trabajo se tradujo del arameo y hebreo antiguos al griego. Así nació la llamada Biblia de los Setenta o Alejandrina (también Septuaginta), en la que se basa el texto cristiano actual.

    Una recopilación hebrea de la historia de pueblo de Israel, llamado texto masorético ('tradición', en hebreo), se hizo en el siglo IX DC. Es la versión hebraica que no incluye el Nuevo Testamento.

    El Nuevo Testamento y la recopilación de los Evangelios que retrataron la vida de Jesús, tuvo numerosas fuentes y autores. El papiro más antiguo del Nuevo Testamento es un fragmento de Juan que data de los años 125-130 d.C.

    Sin rastro físico

    De aquellos originales de la Biblia alejandrina, al igual que los textos de los filósofos griegos presocráticos, no hay ningún rastro físico. Todo aquello se esfumó debido a los saqueos e incendios de la legendaria biblioteca, pero también debido a su débil soporte de transmisión: el papiro, la vitela y el cuero, no resisten el paso del tiempo. Lo mismo sucedió a los escritos evangélicos

    ¿Cómo sobrevivió ese conocimiento?

    Durante años, se han hecho miles y miles de copias de copias. Sin embargo, eso produjo una duda hermenéutica: "Los textos antiguos fueron copiados por batallones de escribas, frecuentemente en los monasterios, y sufrieron numerosas afrentas que van desde la simple falta de ortografía o de atención del copista, hasta la correccción doctrinal y voluntaria", afirman Roselyne Dupont-Roc y Philippe Mercier enLos manuscritos de la Biblia (Ed. Verbo Divino). Como cada copia siempre tenía algún error de interpretación o de transcripción, la paleografía cristiana se ha esmerado en comparar copias con otras copias para recomponer un texto lo más parecido al original.

    ¿Se había hecho un buen trabajo o había pasajes falsos o equívocos? ¿Estaban los cristianos de todo el mundo confiando en unos textos erróneos?

    Los manuscritos del mar Muerto

    Cuando dos pastores beduinos penetraron por error en 1947 en una cueva en busca de una cabra perdida, y descubrieron antiguos rollos encerrados en vasijas, se desató una de las disputas paleográficas más fascinantes de la historia.

    Esos rollos contenían extractos o pasajes enteros de los libros de la Biblia. Se les denominó los rollos del Mar Muerto. Procedían del año 150 a.C hasta el 70 d.C. Muy pronto surgieron teorías curiosas sobre su contenido: unos afirmaban que esos textos daban una vuelta a los Textos Sagrados, los cuales habían sido deformados a lo largo de los siglos por la historiografía cristiana.

    Otros, añadieron que la Iglesia no quería dar a conocer su contenido pues contenían reveladoras contradicciones sobre Jesús. Los hubo que dijeron que era el mejor testimonio del Nuevo Testamento, y hasta que Jesús formó parte de la comunidad de los esenios, la secta enigmática que había escrito y guardado esos textos en vasijas.

    Nada de eso es verdad.

    Los textos hallados en las cuevas de Qumrán, a orillas del Mar Muerto, son fragmentos procedentes de unos 800 manuscritos que, en su origen, se presentaron en forma de rollos. Muchos de esos manuscritos son copias de copias, pues en la antigüedad, el papiro era desgraciadamente, la forma más popular de transmitir el saber. Y el papiro se deteriora fácilmente.

    Antiguo Testamento

    ¿Qué contenían entonces? En parte son textos bíblicos, del Antiguo Testamento, y en parte son textos religiosos no bíblicos de diverso signo, como reglas morales y legales. Existen unos 200 manuscritos bíblicos entre los que se encuentran 32 copias del Libro de los Salmos, 28 copias del Deuteronomio, 21 copias del Libro de Isaías, citas ínfimas (los teffilim, o pequeñas tiras de cuero), con citas del Éxodo y del Deuteronomio, tiras que se ponían en un estuche y que se llevaban en el brazo o sobre la cabeza.

    Los manuscritos esenios permitieron completar algunos pasajes oscuros de las Sagradas Escrituras, pero no descubrieron nada realmente fascinante, a pesar de que se trató de uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo XX.

    Reconstrucción exacta

    Al cotejarse los manuscritos de Qumrán con las versiones modernas de la Biblia, muchos exegetas y paleógrafos respiraron tranquilos al comprobar que la historiografía cristiana, después de todo, había trabajado con enorme exactitud: había logrado componer unos escritos sagrados bastante certeros.

    Los manuscritos de Qumrán demostraron que el trabajo de los doxógrafos y paleógrafos cristianos fue serio y atinado durante siglos, y que en Qumrán solo había textos del Antiguo Testamento.

    Y a pesar de que, más recientemente, el padre Josep O'Callahan, (experto papirólogo), vio en algunos de estos trozos de Qumrán pequeñas frases del Nuevo Testamento, un examen más profundo constató que la vida de Jesús no estaba recogida en los manuscritos.

    ¿Quiénes eran estos esenios?

    Según se desprende del texto referido a la Regla de la Comunidad, los esenios eran un grupo judío "fuertemente estructurado, con su propia jerarquía y sus funcionarios, cuyos miembros ponían en común todos sus bienes, participaban en comidas comunitarias, y se hallaban sometidos a una disciplina muy estricta, con penas y castigos para cualquier transgresión", comenta Florentino García Márquez en la reseña 'Los manuscritos de Qumrán'. En suma, un grupo de judíos conviviendo hace más de dos mil años bajo mismas reglas que los kibutz del siglo XX.

    ¿Por qué se habían retirado al desierto, imitando al profeta Isaías? Según se desprende de otro texto encontrado en Qumrán, (la Regla de la Guerra), se llamaban a sí mismos Los Hijos de la Luz, se habían retirado para purificarse, y esperaban volver a Jerusalén "al final de los tiempos", después de haber vencido a Los Hijos de las Tinieblas.


    Los textos del Mar Muerto son públicos desde 1991, cuando las autoridades arqueológicas de Israel (que controlan el acceso a los documentos desde la Guerra de los Seis Días en 1967), permitieron la libre consulta a todos los documentos. Desde esa fecha, se han ido fotografiando, y desde hace pocos años, se podían consultar en internet en este formato. Pero ahora, con Google, se pueden consultar de una forma mucho más cómoda: digitalizados. Y además, Google Maps aporta la localización exacta de aquellos manuscritos.

    ¿Y la vida de Jesús?

    Aunque parezca increíble, reunir las partes del Nuevo Testamento fue una tarea incluso más ardua para los eruditos. Tras la muerte de Jesús, en la primera mitad del siglo I, sus milagros y obras fueron pasando de boca en boca hasta extenderse por todo el Mediterráneo. En la segunda mitad del siglo I había decenas de versiones: en siríaco, en copto, en latín, en griego culto, en armenio.... Algunas coincidían. Otras no.

    El caso es que a medida que pasaba el tiempo, aumentaba el número de versiones. Cuanto más famoso era Jesús, y más se extendía el cristianismo por el mundo, más difícil era encontrar 'la versión' fiable de su vida.

    En el 370 se elaboró una lista que contenía cuatro evangelios creíbles, además de epístolas o cartas de San Pablo, hechos de Apóstoles y el Apocalipsis de San Juan. En un concilio celebrado en 397 después de Cristo fueron consagrados después de cotejar unos con otros, y descartar varias versiones.

    - El evangelio de San Mateo es el más directo pues Mateo fue uno de los discípulos de Jesús, a quien fue encomendada una misión de apostolado por el mundo.

    - San Marcos y San Lucas no conocieron a Jesús pero oyeron de él por los relatos de San Pablo. Eran sus discípulos.

    - Por último, está el evangelio de San Juan, el más joven de los discípulos. Este evangelio diferente a los otros tres en su redacción y en su estilo.

    Ahora bien, estos evangelios pudieron haber sido escritos por ellos, o por comunidades de fieles que recogieron estas versiones y las compilaron entre el siglo I y el III. Luego, esas versiones fueron copiadas centenares de veces hasta que los concilios las consagraron.

    ¿Y dónde están los manuscritos?

    Los eruditos de hoy calculan que hay a su disposición hasta 150.000 manuscritos antiguos. Pero dentro de esa marabunta de manuscritos, se ha determinado cuáles son los más fiables.

    Son manuscritos se hallan hoy en el Vaticano, en San Petersburgo, en París, en Cambridge... De alguno solo hay pequeños trozos que han tenido que ser complementados con versiones posteriores.

    El manuscrito más antiguo y completo del Nuevo Testamento es el Codex Sinaiticus, conservado en la Biblioteca Británica de Londres. Está escrito en griego uncial (un tipo de letra mayúscula), y data del 330-350 después de Cristo.

    Pero si hablamos de trozos sueltos, el más antiguo procede del 125-130 después de Cristo, se llama el papiro Rylands y procede del evangelio de San Juan. Está escrito por ambas caras y se conserva en la Biblioteca Rylands de Manchester.

    Cada año, aparecen nuevos 'trozos' del Nuevo o del Antiguo Testamento, y entonces se desata una pelea para saber si es copia fiel, o si es una versión mal trabajada.

    El último texto apareció en 2012 y provocó un pequeño revuelo en marzo de 2014, cuando fue dado por cierto por la Harvard Theological Review. Se trata de un pequeño pasaje del Nuevo Testamento datado entre el VI y el IX d.C. y que expone esta frase: "Jesús les dijo: mi esposa...".

    Nadie duda ya de sus falsedad.

  10. #170
    Fecha de Ingreso
    01-marzo-2013
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    Predeterminado

    La religión como paranoia colectiva

    Transcurridos más de dos siglos desde el inicio de la Ilustración, la religión no da indicios de remitir. Muy al contrario, el número de personas que se declara religiosa sigue creciendo y siguen llegando nuevos credos y sectas a un mercado que ya parecía saturado. El fenómeno tiene desconcertado a los estudiosos: a estas alturas, la ciencia y la razón deberían haber conquistado las mentes de la gente, desalojando la mentalidad mágica y supersticiosa, aplicando una suerte de Principio de Arquímedes cosmogónico: “Toda nueva explicación del mundo que sea más precisa y predictiva que la anterior, desactiva ésta y actualiza los relatos sobre el funcionamiento de las cosas”.
    Así se debería ser, pero el caso es que no es así: el sentimiento religioso está tan aferrado al ser humano que se considera un universal humano (Donald Brown, 1991), como la veneración a los ancestros, el comercio, los chistes o el tabú del incesto. Otra poderosa fuerza que empuja a las personas hacia la religión es una sensación de apocalipsis inminente que flota en el ambiente. Aunque esta percepción suele estar basada en los motivos erróneos, lo cierto es que el retorno de Dios y de la irracionalidad se nutre de este zeitgeist apocalíptico.
    Si la religión está presente en todas las culturas de todas las épocas es porque tiene algún sentido evolutivo, razonan los antropólogos. (Aunque el ateísmo individual existe desde la antigua Grecia, como ha estudiado Michael Onfray, no existen sociedades institucionalmente ateas). Walter Burkert intenta en “La creación de lo sagrado” trazar las huellas biológicas de la religión. Ésta es una de sus hipótesis:
    “Una última hipótesis es que el éxito de la religión podría atribuirse a que proporciona mayor tolerancia frente a las catástrofes, estimulando la procreación incluso en circunstancias desesperadas. Esto se acerca bastante a la teoría de la “endorfina”. Los humanos somos capaces de experimentar estados que se describen como “pérdida de la realidad” –los chimpancés aparentemente son inmunes a eso- en manifestaciones tan diversas como el patriotismo extremo, la fascinación por los juegos y deportes, la proverbial distracción, o más bien concentración, de los científicos y artistas y, no menos importante, el fervor del comportamiento religioso”.


    Si los linces, por poner un ejemplo, fueran religiosos tendrían motivos más que sobrados para creer que están viviendo tiempos apocalípticos. Sin embargo, y tal vez por un mecanismo biológico activado por la pérdida de su hábitat se muestran incapaces de procrear para salvar su progenie. Nuestros maltratados felinos carecen de “un sistema mental que anule la realidad” como el nuestro, que nos impele a procrear incluso cuando todo se viene abajo. Volviendo a Burket,

    “(…) Lo invisible se impone sobre lo obvio. La obsesión religiosa puede considerarse como una forma de paranoia, pero realmente ofrece una oportunidad de supervivencia en situaciones extremas y desesperadas en que otros, posiblemente los individuos no religiosos, podrían desmoronarse y desistir. En su largo pasado, la humanidad debe de haber experimentado muchas situaciones desesperadas, con los correspondientes surgimientos de homines religiosi.”

    Así pues, la religión no sólo dota de sentido a un mundo que parece carecer de él. También somete la angustia y, en última instancia, desactiva el sentimiento agónico que ella misma genera.

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