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Tema: El evangelismo político en América Latina

  1. #11
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    01-marzo-2013
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    Predeterminado

    han desarrollado una industria. «Alrededor de este credo existe todo un mercado que
    invita y motiva a través de la música y la moda en el vestir, como la que presenta la
    exitosa marca Joyaly, en la que hay reglas de decoro pero al mismo tiempo se aporta
    estilismo de inspiración en las colecciones europeas que adaptan a las exigencias del
    culto»17.
    Las iglesias evangélicas tienen mayor o menor aceptación según el carisma y el trabajo
    de sus pastores, quienes visitan distintos sectores, del mismo modo que lo haría una
    empresa comercial; dada la amplia oferta con la que cuentan, la gente siempre termina
    encontrando una a su gusto. Así, existe una iglesia para hinchas del futbol, la «Iglesia de
    los Atletas de Cristo», otra destinada a los surfistas, el «Templo Bola de Nieve», y hasta
    una de heavy metal (Crash Church), y los seguidores de la Iglesia Universal tienen hasta
    una milicia denominada los «Gladiadores del Altar» cuyo lema es «hacer que el infierno
    tiemble»

  2. #12
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    Conclusiones
    El movimiento evangélico que llegó a América Latina en el siglo XIX, en el marco de la
    doctrina Monroe, de la mano de los pastores del protestantismo histórico
    estadounidense, se ha ido adaptando con los años a la idiosincrasia de la sociedad de
    acogida y se ha extendido por toda la región, a medida que ganaba adeptos en la misma
    proporción que los perdía la iglesia católica, producto de su propia división interna y
    carente, además, de los medios económicos y de personal que sí tenían los protestantes.
    Estos últimos, una vez en América Latina, supieron crear redes de apoyo en las zonas
    urbanas más desfavorecidas, suburbios y favelas, las cuales a su vez fueron permitidas
    por los Estados nacionales, que tampoco estaban capacitados económicamente para
    atender a los más necesitados y proporcionarles servicios, por lo que esa ayuda
    interesaba.
    De ese modo se ha ido creando con el tiempo una especie de retroalimentación de ida y
    vuelta, en la que los pastores pentecostales y neopentecostales, con escasa formación
    teológica pero mucha habilidad en el manejo de los medios de comunicación y de las
    finanzas, se han ido acercando al pueblo para conseguir seguidores y aportaciones
    económicas, lo que les ha proporcionado mucho poder económico y les ha catapultado
    a la política, convirtiéndose en un colectivo de peso, en el que los candidatos electorales
    buscan apoyarse para captar un mayor número de votos; en definitiva, se trata de un
    fenómeno de ida y vuelta.
    En el caso de Colombia fue evidente la capacidad de los evangélicos para abortar los
    acuerdos de paz con las FARC en los términos en los que estaban redactados, mientras
    que en lo que se refiere a las últimas elecciones de México, Lopez Obrador era la tercera
    vez que se presentaba a los comicios y esta vez sí consiguió el triunfo ayudado en parte
    por los evangélicos aglutinados en el centroderechista PES. Aunque este último es
    minoritario, López Obrador si contará per se con una amplia mayoría parlamentaria
    cuando tome posesión de la Presidencia, el próximo 1 de diciembre.
    La situación parlamentaria de Brasil, en cambio, es diferente, dada la atomización
    existente en el Congreso. El partido del presidente electo, con 52 escaños es la segunda
    mayoría de una institución integrada por 30 formaciones políticas, pero previsiblemente
    contará con el apoyo de lo que en Brasil denominan las tres B: Bala, Buey y Biblia, en
    referencia a las bancadas del Frente Parlamentario de Seguridad Pública, vinculado a la
    policía militar y los escuadrones de la muerte (Bala), la del Frente Parlamentario
    Agropecuario, el de los agronegocios (Buey) y la bancada del Frente Parlamentario
    Evangélico de fundamentalistas religiosos y misóginos (Biblia). Entre todos constituyen
    un potencial que unido representa algo más del 50 % de los escaños

  3. #13
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    01-marzo-2013
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    Hay quien dice que la composición del Congreso brasileño es fiel reflejo de la sociedad
    a la que representa, debido a los cambios que se han ido produciendo en la misma. Los
    partidos tradicionales se agotaron porque no han sabido aportar soluciones eficaces ni
    frenar la corrupción y la inseguridad ciudadana. La falta de liderazgo y «la necesidad de
    certezas en un mundo cambiante produjeron el descontento social y político de algunos
    sectores a los que les cuesta aceptar los cambios en términos de moral social que
    propugna la ola de reformas progresistas, y los evangélicos se ofrecieron como
    herramienta para llenar ese vacío».

    En definitiva, el movimiento evangélico tiene cada vez más fuerza y probablemente
    seguirá creciendo tanto en adeptos como en poder, sobre todo si continua en la región
    la ola de gobiernos de corte conservador que ya se da en Chile, Guatemala, Colombia,
    Costa Rica y que se dará en Brasil a partir del 1 de enero de 2019, los cuales propugnan
    tesis próximas a las que habitualmente defienden los pentecostales. Estos últimos se
    muestran, y en eso coinciden con la iglesia católica, contrarios al aborto, al movimiento
    LGTBI20 y son reacios a que se impartan las enseñanzas de la ideología de género en
    las escuelas, por entender que ponen en peligro la esencia de la familia tradicional.


    María Luisa Pastor Gómez
    Consejera técnica
    Analista del IEEE

  4. #14
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    Santiago Gamboa: “Las iglesias evangélicas son la mafia del siglo XXI en América Latina”

    Santiago Gamboa ha escrito un 'thriller religioso' titulado 'Será larga la noche', una advertencia novelada sobre cómo las iglesias evangélicas pentecostales están poniendo contra las cuerdas a la democracia en América Latina.

    Comenta en el comienzo de la entrevista que su apellido tiene mucho que ver con Euskadi, aunque nunca ha encontrado datos concretos sobre sus raíces vascas. Santiago Gamboa, escritor colombiano, tiene alma viajera y se siente cómodo allá donde vaya. Después de un periplo por varios continentes, volvió a su país hace cinco años. Finalizó 2019 con una nueva novela, Será larga la noche, a través de cuyas páginas los lectores pueden comprobar hasta qué punto las iglesias evangélicas pentecostales influyen en el mundo de la política, y cómo manejan como títeres a sus fieles. Están detrás de la derecha y de la ultraderecha, y desde luego, envuelven las victorias de Bolsonaro y Trump.

    Será larga la noche, ¿en qué género situamos un libro que habla del poder de la religión?

    Es una novela de investigación, una novela negra, aunque no tiene todos los elementos clásicos de este género.

    ¿Qué le falta?

    No tiene un detective que investiga, porque es una periodista quien hace la investigación. Esta mujer quiere entender qué es lo que sucedió en un combate por unas carreteras un poco perdidas de Cauca, un departamento de Colombia. Tres automóviles entran en una hondonada y son emboscados por un grupo de desconocidos que desde la oscuridad les disparan. Hay un fuerte combate. Llega un helicóptero artillado y se decide quién gana y quién pierde ese combate. Rápidamente limpian la carretera y se llevan todo, de manera que no quede ni rastro.

    ¿Cómo se entera la periodista de su libro del combate que se ha librado si no han dejado ni rastro?

    Porque nadie se ha enterado del combate, excepto un niño que estaba subido a un árbol y lo ve todo. Es el niño el que da una alarma anónima y a partir de ahí, investigando lo que pasó, la periodista y una colaboradora suya llegan al mundo de las iglesias evangélicas pentecostales.

    ¿Están esas iglesias metidas en el tiroteo que relataba antes?

    Y en muchas más cosas. Estas iglesias están dirigidas por pastores. Es un mundo muy masculino, por eso elegí una periodista mujer. Las iglesias evangélicas pentecostales tienen una gran influencia en los sectores más frágiles de la población, en los más pobres y menos educados de la sociedad, sobre todo en América Latina.

    ¿Qué influencia real tienen?

    Están en todos los países de América Latina, progresan muchísimo y tienen cada vez más influencia en el mundo política.

    Sin embargo, allá siempre ha tenido una preponderancia alta la iglesia católica.

    Sí, pero el catolicismo de Roma y estas iglesias son totalmente diferentes. Estos pentecostales se basan solo en el Nuevo Testamento. De alguna manera, lo que hacen es entrar suplantando al Estado. Cuando una de estas iglesias llega a una comunidad el pastor empieza inmediatamente a inmiscuirse en los problemas de la gente. Ayuda, pero con un costo económico.

    Ayudar mediante un pago parece chantaje.

    Se podría entender así. La gente les debe pagar con el 10% de su salario, y no es voluntario, sino obligatorio. Esto es la pura realidad. La otra iglesia, la de Roma, tiene costes voluntarios, y tú pagas si quieres. Los pentecostales son grandes captadores y tienen mucho dinero, además de una influencia política impresionante.

    ¿Dan directrices políticas los pastores a sus fieles?

    Sí, claro. Es gente poco educada y con grandes problemas: hay prostitución, narcotráfico, drogadicción, alcoholismo, violencia intrafamiliar? Son sectores donde los problemas hacen que la gente se convierta en muy dependiente, y las iglesias evangélicas pentecostales son los lugares donde se va a buscar soluciones a los problemas. Pero arreglar estos temas no es algo que tendría que hacer una iglesia, sino el Estado.

    La influencia social está clara, pero ¿hasta dónde llegan estas iglesias en materia política?

    Su expansión ha puesto la democracia de América Latina contra las cuerdas. Están llevando al poder a monstruos como el de Brasil, Bolsonaro, y también están detrás de Trump. Hay países en los que directamente el presidente es un pastor. En Colombia esta influencia religiosa fue tremendamente importante durante el proceso de paz.

    En contra, supongo.

    Exacto. Ellos estaban chantajeando al Estado porque iba a empezar a cobrar impuestos a la iglesia evangélica. En Colombia hay partidos políticos de esta religión, hay senadores, miembros del gobierno... Es una realidad política que pone contra las cuerdas a la democracia, por eso me pareció apasionante el tema para escribir una novela.

    Su relato dibuja una mafia religiosa.

    Hay pastores que no se comportan como tales, pero muchos sí, y son los mafiosos del siglo XXI. El político de cada región va a donde el pastor y le pregunta cuántos votos tiene. Así funcionan las iglesias evangélicas, como las mafias del siglo XXI

    Y esos votos de los que habla se venden, ¿no?

    Se venden por dinero o por favores políticos. Se han vuelto agentes de corrupción, su economía no está vigilada y muchos de ellos lavan el dinero del narcotráfico. También hay pastores que no son así y que funcionan de otra forma y sí ayudan a la gente, hay que decirlo.

    Pero la mayoría?

    Está dentro de esa mafia que día a día crece y se expande.

  5. #15
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    ¿Existe choque de religiones entre pentecostales y católicos?

    Sí. En Colombia, con el plebiscito, se quería que la gente dijera sí o no al acuerdo de paz. La iglesia católica dijo sí, lo que es absolutamente natural, ¡cómo una iglesia va a decir que no a la paz! Sin embargo, los otros, que también son religiosos, dijeron que no. Estaban haciéndole un chantaje al Estado. Toda la curia romana importante de Colombia dijo que había que ir a la paz, pero los otros se enquistaron en el no. Entonces los evangélicos tenían un millón de votos y ganaron por 50.000, que fueron los definitivos. Hoy, tienen más votos, cerca de tres millones.

    Además, el apoyo político tiene un signo muy claro.

    Va a los partidos de derechas y ultraderecha. Nunca van a ir hacia la izquierda.

    Pero la influencia de estas iglesias no trasciende a los medios de comunicación, al menos no a los europeos.

    En Colombia, la derecha y la ultraderecha tienen una mirada conservadora del pasado y quieren que todo quede estático. Ellos son propietarios de tierras, tienen gigantescos latifundios, muchos son ganaderos, otros son empresarios y no quieren que la sociedad cambie. La guerra de las guerrillas tienen unas causas, y esas causas son sociales: la desigualdad económica y las carencias en salud y educación. Estas iglesias han entrado con fuerza en Colombia y en Brasil porque necesitan un terreno abonado por la miseria y la ignorancia. Desde Europa se ve la mano política, pero no la religiosa.

    Los acuerdos de paz serían demasiado progresistas para los terratenientes colombianos...

    Sí. No solo eran para terminar la guerra, sino también para acabar con las causas de la guerra. Se hablaba de educación, de sanidad, de igualdad?

    Y las derechas colombinas ven mucho más conveniente la ignorancia.

    Por supuesto. Es algo que sucede en todos los lugares donde está la derecha.

    ¿De dónde surgen estas iglesias?

    Estas iglesias llegan a partir de los años 70 desde Estados Unidos para hacer la contra al catolicismo de izquierdas, el de la Teología de la Liberación. Se instalaron en todos los países amazónicos a través de una institución que se llamaba Instituto Lingüístico de Verano. Llegaban los jóvenes pastores a enseñar inglés de una forma gratuita para colaborar con la educación de la gente, pero lo enseñaban mediante el Nuevo Testamento. Brasil fue el país donde antes intervinieron, y luego se fueron extendiendo.

    Pues Brasil fue el país donde primero apareció la Teología de la Liberación...

    Sí, allí estaba Rubem Alves, que trabajaba con su cruz y con su sotana al lado de los campesinos. Defendía las tierras amazónicas, se ponía del lado de los más necesitados, y eso no gustaba nada a los latifundistas, así que fueron entrando las iglesias evangélicas.

    Ha vuelto a Colombia, donde se supone que este libro habrá molestado a ciertos sectores políticos y religiosos.

    Volví hace cinco años y sí, claro que ha molestado, y hay cerca de 3.500 iglesias de este tipo. He recibido todo tipo de amenazas e insultos, pero ahora estoy en otra fase. Empiezan a perdonarme; es que son iglesia y tienen la obligación de perdonarme...

    ¿Usted se lo cree?

    Ja, ja, ja? Vamos a confiar.

    ¿Por qué le interesó este tema?

    Cuando era más joven siempre pensé que Colombia era un país muy desdichado. Tenía problemas que no tenía nadie alrededor. Teníamos guerrilla cuando ya nadie la tenía; teníamos narcotráfico cuando aún nadie lo tenía? Me preguntaba por qué Colombia era como el hijo problemático de toda la región. Después, el proceso de paz me enseñó algo muy importante: la pacificación de una sociedad no significa dejar de tener problemas.

    ¿Le parece imposible dejar de tener problemas en Colombia?

    Y en cualquier parte. Una sociedad donde conviven humanos de diferentes ideas y condiciones será por definición una sociedad donde hay conflictos. No se trata de no tener problemas, se trata de tener mejores problemas, problemas que estén más acordes con la modernidad y el siglo XXI. Las iglesias evangélicas, que no las hay solo en Colombia, se me hace que son un problema más moderno desde el punto de vista de todos los anteriores que ha sufrido mi país. Este es un problema de toda la región y nos afecta igual, de alguna manera, a todos: Haití, las islas del Caribe, América Central, Sudamérica, Estados Unidos, Canadá? Lo compartimos con la totalidad del continente.

    ¿Son conscientes los ciudadanos de lo que supone la presencia de estas iglesias?

    Sí, porque convive con ellas. Además, son iglesias con los nombres más increíbles del mundo: La nueva alianza de Jesucristo, La casa de Jerusalén? Hay incluso quien adora a las serpientes por una historia que cuenta el Nuevo Testamento. Las adoran y se hacen picar por ellas. A mí, me parece que están todos locos.

  6. #16
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    Evangélicos: el nuevo reino terrenal de la ultraderecha en América Latina

    La derecha latinoamericana ha visto en ese auge evangélico una puerta abierta para captar votantes en un nicho social que tradicionalmente se le ha resistido: los pobres.

    Edir Macedo, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, vio cumplida su profecía de la 'nación divina' cuando su amigo Jair Bolsonaro tocó el cielo (del Palacio del Planalto) en 2018. Macedo es el arquetipo de los líderes religiosos que han ido acumulando riqueza y poder político en América Latina. Las iglesias evangélicas avanzan sin freno en una región que era el semillero de la Iglesia católica hasta hace poco. Cien millones de fieles llenan sus templos y escuchan las soflamas antiabortistas de los pastores pentecostales. Pero su discurso no se circunscribe al ámbito religioso.

    Gracias a imperios mediáticos como el que ha levantado Macedo en Brasil, los evangélicos son hoy un influyente lobby político. A Dilma Rousseff casi le cuesta la presidencia en 2010 su idea de despenalizar el aborto. En plena campaña electoral y ante la presión de los evangélicos, tuvo que matizar su propuesta. Leviatán para todas las iglesias, el aborto ha servido ahora de excusa a los evangélicos argentinos para denostar a la escritora argentina Claudia Piñeiro, guionista de El Reino, una serie de televisión que refleja las promiscuas relaciones entre el poder político y algunos líderes espirituales.

    Estrenada recientemente en ese averno audiovisual llamado Netflix, la serie ha batido récords de audiencia en Argentina. A la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina le ha debido sentar a cuerno quemado que la ficción se inspire en las veleidades terrenales de algunos pastores.

    Y se han cebado con Piñeiro, autora de éxito editorial y defensora de los derechos de las mujeres: "Es sabido el encono que ha expresado la escritora y guionista de esta obra desde su militancia feminista durante el debate de la ley del aborto hacia el colectivo evangélico de la Argentina, representado por millones de ciudadanos que no coincidían en su posición respecto del tema", rezaba su poco beatífico comunicado.

    Edir Macedo, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, vio cumplida su profecía de la 'nación divina' cuando su amigo Jair Bolsonaro tocó el cielo (del Palacio del Planalto) en 2018. Macedo es el arquetipo de los líderes religiosos que han ido acumulando riqueza y poder político en América Latina. Las iglesias evangélicas avanzan sin freno en una región que era el semillero de la Iglesia católica hasta hace poco. Cien millones de fieles llenan sus templos y escuchan las soflamas antiabortistas de los pastores pentecostales. Pero su discurso no se circunscribe al ámbito religioso.

    Gracias a imperios mediáticos como el que ha levantado Macedo en Brasil, los evangélicos son hoy un influyente lobby político. A Dilma Rousseff casi le cuesta la presidencia en 2010 su idea de despenalizar el aborto. En plena campaña electoral y ante la presión de los evangélicos, tuvo que matizar su propuesta. Leviatán para todas las iglesias, el aborto ha servido ahora de excusa a los evangélicos argentinos para denostar a la escritora argentina Claudia Piñeiro, guionista de El Reino, una serie de televisión que refleja las promiscuas relaciones entre el poder político y algunos líderes espirituales.


    Thank you for watching

    Estrenada recientemente en ese averno audiovisual llamado Netflix, la serie ha batido récords de audiencia en Argentina. A la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina le ha debido sentar a cuerno quemado que la ficción se inspire en las veleidades terrenales de algunos pastores.

    Miembros de la Sociedad Patriotas del Perú desfilan con banderas de la Cruz de Borgoña.
    La extrema derecha emerge en la crispada coyuntura política de Perú
    CARLA SAMON ROS / EFE
    Y se han cebado con Piñeiro, autora de éxito editorial y defensora de los derechos de las mujeres: "Es sabido el encono que ha expresado la escritora y guionista de esta obra desde su militancia feminista durante el debate de la ley del aborto hacia el colectivo evangélico de la Argentina, representado por millones de ciudadanos que no coincidían en su posición respecto del tema", rezaba su poco beatífico comunicado.

    'El Reino', la serie que cabrea a los evangélicos argentinos
    El Reino, la serie de Netflix que no ha sentado bien a la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina.
    La influencia de los evangélicos en la política argentina es todavía limitada y su implantación social es menor que en otros países de la región (alrededor del 15%). Distinto es el caso de Brasil, donde los evangélicos representan ya el 30% de la población y sus líderes tienen una notable presencia en el Parlamento y en los gobiernos locales desde hace años. Marcelo Crivella, obispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios, fue senador, gobernador del estado de Río de Janeiro y alcalde de su capital entre 2017 y 2020. Pertenece al Partido Republicano Brasileño, muy ligado a los neopentecostales.

    Antes de acabar su mandato como alcalde, cayó preso por corrupción. En prisión tal vez escuchara la letanía proveniente de alguna de las miles de congregaciones evangélicas de Brasil: "Para de sufrir". Su tío Edir Macedo hace tiempo que no sufre. Con su poderoso arsenal mediático (posee la cadena de televisión Récord, varias emisoras de radio y dos periódicos), hace y deshace a su antojo. Ha amasado una fortuna y ahora tiene un aliado de lujo en Brasilia, el ultraderechista Bolsonaro, a quien ayudó a ganar las elecciones en 2018. Los congresistas evangélicos fueron ya decisivos en el impeachment que sacó a Rousseff de la presidencia en 2016. A la hora de votar, la mayoría invocó a Dios.

    La doctrina pentecostal (relevancia del Espíritu Santo, relación directa con Dios, prosperidad terrenal, etc.) fue implantándose en América Latina desde mediados del siglo XX. Antes ya había echado raíces en Estados Unidos, cuya influencia en las iglesias latinoamericanas ha sido notoria. Ante las experiencias progresistas de la católica teología de la liberación (con la que confraternizaron los movimientos insurgentes latinoamericanos), a partir de los años 80 los sectores conservadores norteamericanos apostaron por la "teología de la prosperidad" que predicaban los carismáticos y elocuentes pastores evangélicos.

    Según un estudio del Pew Research Center realizado en 2014, cerca del 20% de los latinoamericanos se declaraban evangélicos. Los católicos continúan siendo mayoría (alrededor del 70%) pero su declive es constante (representaban el 94% hasta los años 60) pese a los esfuerzos del Vaticano por frenar la sangría. Las continuas giras de los papas por la región eran parte de esa estrategia. Un informe más reciente de Latinobarómetro (2018) confirma esa tendencia ascendente de la doctrina evangélica en detrimento de la católica, si bien su crecimiento no es homogéneo. Hay países como México o Paraguay donde el catolicismo no se resiente tanto mientras en Brasil el descenso es continuo. Y Centroamérica cuenta ya con más evangélicos que católicos.

    La política se ha impregnado del discurso de las iglesias neopentecostales en muchos países. El cómico evangélico Jimmy Morales, en la mira de la justicia por presunta financiación electoral irregular, gobernó en Guatemala entre 2016 y 2020. Y en Costa Rica estuvo a punto de llegar a la presidencia en 2018 Fabricio Alvarado, otro dirigente en la órbita de los evangélicos. Ganó la primera vuelta al grito de "¡No se metan con las familias!", en referencia a la educación sexual laica que comenzaba a impartirse en las escuelas costarricenses. No superó la segunda vuelta electoral pero el poder del lobby evangélico sigue muy presente en el país.
    Última edición por Loma_P; 19-may.-2022 a las 21:12

  7. #17
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    El populismo de derechas que abandera Bolsonaro en América Latina se ha mirado en el espejo de las iglesias evangélicas. Los pastores pentecostales se han ganado a los más desfavorecidos prometiéndoles redención espiritual y alivio pecuniario en el mismo sermón. Su mayor acierto ha sido asentarse en los rincones donde la Iglesia católica no ha logrado penetrar. Las corrientes migratorias del campo a la ciudad han creado barriadas gigantescas en las grandes urbes latinoamericanas. Allí han crecido como setas las iglesias evangélicas con sus redes de apoyo comunitario para combatir la drogadicción o el alcoholismo, atrayendo así a miles de fieles a su causa.

    La derecha latinoamericana ha visto en ese auge evangélico una puerta abierta para captar votantes en un nicho social que tradicionalmente se le ha resistido: los pobres. La buena sintonía entre populistas de derechas y pastores evangélicos es evidente en muchos países. Coinciden en muchas ocasiones (aunque no siempre) en una defensa del neoliberalismo y una oposición militante a derechos sociales como el aborto o el matrimonio igualitario. Esa conexión político-religiosa no solo ha proliferado en Brasil.

    Los evangélicos desempeñaron un papel relevante en el rechazo a los acuerdos de paz en el referéndum de Colombia en 2016. El empresario Sebastián Piñera volvió al poder en Chile tras ganar las elecciones en diciembre de 2017. Tanto el dirigente conservador como el candidato pinochetista José Antonio Kast contaron con asesores evangélicos en sus equipos de campaña. Y en Bolivia, los golpistas que echaron del poder a Evo Morales en noviembre de 2019 irrumpieron en el Palacio de Gobierno enarbolando biblias.

    Jeanine Áñez, presidenta de facto durante un año y hoy en prisión, es una ferviente creyente católica. El hacedor político del golpe, Luis Fernando Camacho, actual gobernador de la rica provincia de Santa Cruz, está muy vinculado a los evangélicos (de hecho, se le conoce como el Bolsonaro boliviano). El reino que invocan ciertas iglesias y líderes evangélicos es muy terrenal. Un paraíso de votos para la emergente ultraderecha latinoamericana.

  8. #18
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    Según Martin, las naciones de América Latina siempre mostraron interés en la incorporación de «algunas de las formas culturales de Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania, con la esperanza de compartir lo que parecía ser el movimiento en dirección al progreso».

    Lo dicho una doctrina para los pobres, para mantenerlos en su pobreza tanto económica como espiritual.

  9. #19
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    Por aquí los latinos hablando de los católicos como corruptos, pero qué calladitos están cuando se sacan todas las mafias evangélicas en Latinoamérica.

  10. #20
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    Flordelis, la heroína de la mafia evangelista brasileña

    La increíble historia de la diputada bolsonarista que mandó a matar al marido, que antes era su hijo y su yerno, pero dice que “la homosexualidad no es de Dios”

    “¡Pueden arrestarme, yo voy a la cárcel satisfecha, pero voy a continuar diciendo que prostitución y ‘homosexualismo’ no son cosas de Dios! Mi Dios hizo solo hombre y mujer, lo que escapa a eso es de procedencia maligna. ¡Denúncienme!, ¡arréstenme!, pero yo no voy a negar a mi Jesús”, gritaba enardecida la diputada y pastora evangélica brasileña Flordelis ante una multitud de fieles en su iglesia, en un video que aún se puede encontrar en las redes sociales, parecido a tantos otros de cada día, cada semana.

    Es probable que haya sido filmado luego de la decisión del Supremo Tribunal Federal que equiparó la homofobia al crimen de racismo, poniendo a la mafia evangélica en pie de guerra. Los pastores estaban indignados: ¿cómo es eso de que ya no se puede insultar, difamar e incitar el odio contra los maricones porque es delito?

    Hablaban de persecución, dictadura gay, comunismo.

    Bolsonaro los apoyaba.

    “¡Pueden arrestarme!”, gritaba Flordelis.

    Pero, ahora que sí puede terminar presa, la diputada pastora enemiga de los gays se escuda en sus fueros. Ya no grita “¡Denúncienme!, ¡arréstenme!”, ni jura más que irá a la cárcel satisfecha, porque esta vez es en serio. La Cámara de Diputados tendrá pronto que decidir si la entrega a la justicia, pero de lo que se le acusa no es de “decir que prostitución y ‘homosexualismo’ no son cosas de Dios”, ni la persigue la dictadura gay comunista de la ideología de género, de la que Bolsonaro los salvó, con Dios por encima de todo.

    De mandar a asesinar al marido se la acusa.

    Y hay muchas pruebas.

    Y se pone peor.

    El día del crimen, la esposa de Bolsonaro escribió en Instagram, solidarizándose con ella: “Mujer de fe que llora la precoz partida del pastor Anderson do Carmo”, su marido, y citó la Biblia. Ahora se sabe que no lloraba, seguramente festejaba. Flordelis era amiga del presidente, sus hijos, sus ministros, y tenía un montón de fotos con toda esa gente poderosa –fotos que ya empezaron a quemar y hacer de cuenta que no recuerdan–.

    Primero, según la policía, la diputada pastora enemiga de los gays, amiga del presidente, trató de matar a su esposo ella misma con pequeñas dosis regulares de arsénico que le ponía en la comida. Una de sus hijas, bajo sus órdenes, había buscado en internet información sobre venenos. También había puesto en Google: “alguien de la pesada”, “pesada online”, “asesino dónde encontrar”. Pero lo del veneno no funcionó, tampoco lo del asesino a sueldo, con el que llegó a entrar en contacto su nieta. Como sus planes fracasaban –o demoraban mucho–, les encargó a sus hijos adoptivos que lo mataran ellos, a tiros. Uno de los muchachos compró el revólver por ocho mil reales.

    Hijo obediente, buen cristiano.

    El también pastor Anderson do Carmo, con quien Flordelis se había casado en 1994, fue finalmente asesinado con más de treinta tiros el 16 de junio del año pasado, cuando llegaba a su casa por la madrugada. La viuda juró que había sido un asalto.

    Sin embargo, los detalles del macabro crimen familiar se conocen recién ahora, producto de la investigación de la Policía Civil de Río de Janeiro. Los agentes bautizaron el caso como “Operación Lucas 12”, en referencia a un pasaje bíblico, a tono con la identidad de la asesina y el muerto, ambos dedicados a servir a Dios –o a servirse de quienes creen en él. Amén.

    Tal vez hayan pensado en la parte que dice: “Primeramente, guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Porque nada hay encubierto que no deba descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse”, y lo cierto es que demasiadas cosas se han descubierto de Flordelis, protegida de la ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, Damares Alves, y madre modelo de la mafia evangélica. Le habían hecho hasta una película, en 2009, contando lo buena que era: una heroína.

    O quizás haya sido por ese otro pasaje que dice: “Y yo os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os mostraré a quiénes debéis temer: temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene autoridad para echar en el infierno: sí, os digo, a este temed”. Y lo cierto es que Flordelis, como Silas Malafaia, Marco Feliciano, Magno Malta, Edir Macedo, Vladimiro Santiago, Marcelo Crivella, la propia Damares y tantos otros miembros de esa banda de delincuentes se dicen autorizados para tal y andan por ahí mandando al infierno a toda clase de supuestos pecadores, mientras ellos. Bueno, ellos, ya sabemos.

    En mi libro El fin del armario dedico varios capítulos a hablar de esos hombres de Dios. Del pastor Silas, líder del Ku Klux Klan antigay y fervoroso admirador del presidente brasileño. De Marco Feliciano, otro de los defensores de Bolsonaro en el Congreso, famoso por sus sermones racistas y homofóbicos y por haber dicho que Dios mandó a matar a John Lennon por blasfemo: “Un tiro fue por el padre, el otro por el hijo y el tercero por el espíritu santo”. Ahora debe estar tratando de borrar los videos en los que elogiaba a la asesina: “Una levita de tamaño calibre que incendia nuestros corazones”.

    Sí, dijo ‘calibre’, como el del arma homicida.

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