Iniciado por
Wigberto
Los iudaios se tuvieron que quedar asombrados cuando vieron que el templo que había sido reconstruido después de que Babyl lo destruyó, volvió a ser destruido, ahora por Roma.
¿Cómo puede ser eso, si los profetas hablaron que la gloria del Templo que sería edificado superaría a la del anterior?.
Los seguidores de la enseñanza de Ieshu el Ungido creemos que las profecías se escribieron para nosotros, como todo lo que se escribió en la biblia. Por eso, aunque una profecía cumpliera un propósito en la época en que se anunció, o en épocas próximas; todas, al igual que todo lo que enseña la biblia, es para un cumplimiento mayor.
Por ejemplo, de la biblia leo que el hijo del profeta Iesaiah fue el Emanuel. Su nombre fue Maher Salal Hazbas. Del mismo modo, profecías que fueron aplicadas a Dawid o a Shalomo, tienen un cumplimiento perfecto en Ieshu. Como aquella donde Dios le dice a Shalomo: "Yo seré Padre de él, y él será hijo mío".
Emanuel quiere decir que Dios estaba de parte de ellos (del reino de Iudah), y Shalomo quiere decir que Dios les daría paz.
En efecto, Israel estuvo en paz en tiempos de Shalomo, el cual con su sabiduría, dada por Dios, logró dominar a todos sus enemigos que le rodeaban.
Sin embargo, muerto ya Shalomo, Dios, por medio de Iesaiah (y otros profetas) vuelve a hablar de un rey descendiente de Dawid cuyo trono sería establecido para siempre delante de Él, ese rey es al que los iuidaios llaman haMashíaj, que en griego se dice Cristo y en español es el Ungido.
Mushé también escribió de este rey, pero los iudaios no creen que lo hizo desde los días de Adán. Y no creen que sea Ieshu, pues los iudaios son incrédulos.