Saludos, paz y bendiciones en nombre de Ieshu el Ungido a mis hermanos, a los incrédulos y a los que dudan.

Los infames, los cuales hablan mal del Dios verdadero, suelen no creer por una razón: no les gusta lo que Él dice.

Lo odian, porque ellos se creen justos y las cosas tienen que ser como ellos esperan o quieren que sean. Si no se amolda a su marco de lo que es la justicia, descalifican.

Son hombres malvados hinchados de orgullo, creyentes sí, pero no en Dios, sino en si mismos.

Hombres que se han creído dueños de la vida, sin la cordura de ver la realidad de este mundo, que ningún hombre, ni aún ellos, tiene control sobre la vida; ni tampoco sobre el mundo. Sino que como las bestias terminan sus días cuando mueren, no son diferentes al animal, aunque mientras vivan se jacten de sabios.

Hombres infames y orgullosos que se creen en posesión de determinar lo que es la verdad. Creyentes en que son poseedores de la verdad, y si algo no cuadra con su creencia, lo descalifican.

Hombres estúpidos, pero que en su locura se han creído sabios y dueños de la verdad, referentes de lo que es ser sabido, y dignos de imitar. Cuando la sabiduría que poseen no les permite entender que son polvo.

Sin embargo, algunos no creen porque les han mentido gran parte de su vida, desde que son niños tanto los religiosos como los medios de comunicación les han mentido. ¿Por qué les mienten a los niños?. Es claro que el amor al dinero es raíz de toda clase de males, y lo que vemos es que muchas mentiras tienen como propósito el obtener dinero de los ignorantes.

Así crecen los niños, ilusionados en mentiras, para luego darse cuenta de la realidad. La realidad de que el hombre hecho de barro no será un gran médico, científico, ingeniero, deportista, o cualquier otra cosa; sino que el destino del hombre hecho de barro es el polvo, porque es polvo y en polvo se convertirá.

Su familia morirá, sea hoy o sea mañana, en algún momento, sin importar los años que transcurran, el polvo vuelve a la tierra. Ese es el suceso resultante de todo ser, el final del hombre hecho de barro.

Así que cuando aquellos que eran niños van llegando a cierta edad, comienzan a ver la triste realidad de la vida de este mundo, y se decepcionan perdiendo la esperanza. Al menos eso es lo que entiendo que les pasa. Negándose a creer, y hablando mal, de la verdad, por causa de aquellos que les mintieron en su infancia.

Pero la biblia nunca habló de este mundo como un mundo feliz, ni bueno, sino de un mundo malvado. El mismo mundo que tarde o temprano tienen que experimentar los humanos hechos de barro que lo habitan. Un mundo donde prospera la mentira desde la niñez.

Pues mentiroso es el rey de este mundo, y astuto. El mas astuto de todas las bestias del campo, y su propósito es mantener su impero, el cual es la muerte.

Por eso, cuando le dicen a los humanos que no existen figuras ficticias de las que les hablaron en su infancia, como aquellos personajes ficticios de los que dicen que mientras duermen los niños hacen alguna cosa (como traer regalos o llevarse algo a cambio de dinero) y el humano lo comprueba simplemente quedándose despierto; comienzan a confiar en aquellos que han sostenido que aquello era una mentira que decían, regularmente, los padres a los hijos.

Sin embargo, esos también, aunque sus creencias puedan parecer más convincentes, pueden mentir. Y difundir mentiras por el mismo motivo que aquellas mentiras que decían a los niños, por amor al dinero.

Siendo el problema, tanto de religiosos como de no religiosos, uno mismo, el confiar en humanos.

Por eso rechazan unos y otros la verdadera justicia, la cual provine del único Dios. Y, como aquellos que pierden la cordura, terminan llamando bueno a lo malo y malo a lo bueno.