Saludos, paz y bendiciones en nombre de Ieshu el Ungido, a mis hermanos, a los incrédulos y a los que dudan.

Los incrédulos, sean religiosos o no, no buscan la verdad, sino que mienten. Ellos buscan lo que quieren oír.

Así que cuando las cosas no son como les gustan, parece que su comportamiento guarda relación con aquello conocido como desahogo. Y terminan contendiendo con el que es Invencible y, para colmo, algunos dicen abiertamente que no creen que existe.

La prueba es que no dan prueba de que Dios no existe. Pero en su corazón dicen: "no existe".