Pensamos que es raro que Leocadia perdone a Rodolfo después de un agravio tan fuerte, pero el concepto del perdón en vez de la venganza es común en
el pensamiento de Cervantes. Amezúa y Mayo cita otros ejemplos de este concepto en El licenciado Vidriera y en El celoso extremeño: «en El licenciado Vidriera, al aconsejar al marido cuya mujer se escapó con su amante que no haga
nada por buscarlos, y dé gracias a Dios que permitió le llevasen de casa a su
enemigo; y luego, en El celoso extremeño, cuando el desdichado Carrizales conoce su deshonra y ejecuta su venganza, no en la desconsiderada e ingenua Leonora, sino en sí mismo, confesándose como el más culpado en el delito; pasajes
los dos concordantes entre sí, y en los que el carácter genuinamente generoso,
original y en cierto matiz moderno de Cervantes, brilla de modo singular». 2
Américo Castro ya había expuesto estas mismas ideas en El pensamiento
de Cervantes: «Dado el sistema moral antes expuesto, el honor no puede perderse por actos externos. Los casos má s significativos son los relacionados
con la vida matrimonial, porque en torno a ellos tejió la literatura lo más
tupido de la dialéctica del honor. La reacción de Cervantes sabemos ya que es
diametralmente opuesta a la del teatro coetáneo: se pasa sobre la ofensa y se
rechaza la venganza». 3
En el teatro tenemos los ejemplos del soldado degollado en El alcalde de Zalamea y el comendador matado por Laurencia y las
otras mujeres en Fuenteovejuna.
En la España del Barroco es muy común el uso de la cruz como símbolo
de redención después de la pérdida de la gracia de Dios. En La devoción de la
cruz de Calderón, por ejemplo, Eusebio fue milagrosamente defendido por el
signo redentor.
Muchas veces, en el teatro de la época, la cruz es un símbolo de una
conversión religiosa. En la comedia de Lope de Vega, El nuevo mundo descubierto por Cristóbal Colón, hay música y el descubrimiento de un altar. Hay
una visión de la cruz en una escena de conversión religiosa. En Lo fingido
verdadero hay música con el descubrimiento de una imagen religiosa y un
ángel. En El cardenal de Belén hay trompetas que anuncian otra imagen religiosa. 4
En los dramas con escenas de contenido místico o sobrenatural hay la
aparición mágica de imágenes y altares con acompañamiento musical.
La cruz llevada por Leocadia en la novela ejemplar de Cervantes no es
símbolo sobrenatural. No se produce en ella ningún acontecimiento milagroso. El problema que la novela presenta y resuelve es la aparente pérdida del
honor de Leocadia cuando fue raptada por Rodolfo y el nacimiento de su
hijo, Luisico. La solución no depende de medios sobrenaturales sino de coincidencias. Siete años má s tarde, es el padre de Rodolfo quien salva la vida de
Luisico, cuando el niño es atropellado por un caballo. En ese momento no se
da cuenta de que es su nieto, pero sí ve la semejanza física entre Rodolfo y
Luisico. El crucifijo de plata, que tenía Leocadia, es la prueba tangible de que
ella es la mujer que Rodolfo había raptado. Leocadia era la única persona que
había tenido la oportunidad de llevarlo. La solución al conflicto, y al concepto
del honor cervantino, es el casamiento de Leocadia con Rodolfo.
La cruz es una señal exterior. Cuando Leocadia muestra la cruz se produce un hecho implicado por la anagnórisis. Esta técnica es la del reconocimiento de un episodio mediante señales exteriores. Es un resorte literario
empleado, mucho antes de la época de Cervantes, por la tragedia griega, en la
comedia nueva de Menandro y, también, en las comedias latinas de Plauto y
Terencio. El uso de la anagnórisis, como técnica literaria, es muy común en
la literatura española del Renacimiento y del Barroco.

En La fuerza de la sangre hay varios episodios de anagnórisis o reconocimiento de Leocadia. Primero, la madre de Rodolfo, doña Estefanía, se da
cuenta de la verdad. Durante la conversación, Leocadia había sacado del pecho la imagen del crucifijo y la había abrazado. Es una confirmación de que
lo que dice es verdad y de que Rodolfo es el padre de su hijo. Segundo, el
padre de Rodolfo entiende. La cruz otra vez es la luz del entendimiento, aunque para él la prueba definitiva es el rostro de su nieto Luisico.