El primero beso será sincero y desde lo más profundo del corazón. Es posible que tardemos mucho en llegar a él. La sinceridad de un sentimiento requiere tiempo para ser creado y correspondido, hasta que de una manera impostergable tu boca alcance la mía o sea mi corazón el que anhele sellar muestras almas. Miles de fuegos internos arderán, si mides el tiempo notarás que solo fueron unos segundos que se sintieron cómo mucho, mucho más.



El segundo vendrá de noche cargado de emoción y una alegría que brotará del alma; el resto del mundo se volverá oscuro mientras enciende la chispa con la que nos fundiremos. Mi boca no dejará la tuya, las manos irán y vendrán con la voluntad de un sátiro, prestando especial atención a los lugares que te hacen estremecer. El rubor subirá a las mejillas y lo sentirás anidar con ardor en las entrañas.
Llegaremos hasta las puertas del cielo para admirarlas majestuosas, volveremos con un precioso recuerdo.



El tercer beso será retrasado y postergado hasta que todo sea perfecto; el día, la hora, la conjunción exacta de los astros.
Recién mi boca roce la tuya, el calor olvidado y anidado en las entrañas arderá con la fuerza de mil soles, los broches saltarán, botones y telas le seguirán perdiéndose en el olvido. Entonces mi boca hasta entonces ocupada con la vuestra se mudará a tus labios, haciendo escala de besos en el ombligo.
Momento de que atravieses las puertas del cielo las veces que quieras