Los parientes que llevan treinta años conviviendo con Jesús, conocen perfectamente a Jesús. No podemos poner guirnaldas y adornos a lo que decían sus parientes: «Está fuera de sí».
¿Por ventura Jesús era el manso cordero que nos venden los escritos del NT? ¿Por qué sus discípulos no le preguntaban, si no entendían qué era lo que les estaba anunciando (su muerte y resurrección)? Eso demuestra que tenía mal carácter.
De existir, fue un inadaptado. Fue contra el orden establecido.
20 Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer.
21 Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues decían: «Está fuera de sí.»
(Marcos 3:20-21 - Biblia de Jerusalén)
La Verdad nos hará libres.
Todas las personas que conocían al viejo que dijo que el árbol bajo el que la casta Susana estaba con su amante, era un lentisco, confirmaron que confundía todos los arboles con un lentisco. Eso se supo después que lo apedrearon.
Luego la historia bíblica de la Casta Susana, podría ser menos edificante.
Última edición por tomas0402; 04-oct.-2022 a las 09:45
La Verdad nos hará libres.
Vuelvo a insistir sobre el relato de la detención de Jesús.
Según los evangelios tenemos la siguiente escena:
Jesús había mandado a sus discípulos comprar espadas. Sus discípulos iban armados: «Señor, ¿heriremos a espada?». Uno de ellos cortó la oreja de un siervo del Sumo Sacerdote. Jesús sana la oreja. Jesús ordena no usar las espadas (rodeados de 500 soldados, era la única opción posible). Jesús se identifica y todos caen al suelo.
¿Es verdad lo de la oreja?
El desorejado ¿No cayó de rodillas ante Jesús al ser sanado?
Cayeron a tierra. ¿Cuantos cayeron a tierra? ¿El tribuno o toda la tropa?
¿Nadie captó estos “milagros”.
¿La cohorte romana solo aprehendió a Jesús? ¿Dejó escapar a un grupo armado?
¿Para eso fue una cohorte, quinientos soldados?
Luego los evangelistas nos cuentan que Jesús fue crucificado entre dos ladrones ¿Cómo? ¿Entre dos ladrones?
Si decían que eran discípulos de Jesús, arrestados con él, quedaba manifiesta la sedición. Lo importante es contar las cosas para que la muerte de Jesús aparezca como una tropelía de los sacerdotes y de Poncio Pilato.
Tampoco el evangelista Juan hubiera podido escribir en su evangelio la oportuna cita al Antiguo Testamento:
“Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he perdido a ninguno.»
Los evangelistas, después de cuarenta años, tuvieron tiempo suficiente para escribir la vida de Jesús a su gusto.
La Verdad nos hará libres.