Nunca pensé que llegaría un día en el que tuviera que confesarlo, si es que esto se puede o debe confesar. Me hace mucha ilusión hacerlo, por otra parte, por la emoción de abrirme desde el anonimato, y liberarme un poco, aunque ya hace tiempo que me siento libre =). Allá voy:

Soy sissy, y me siento orgulloso de serlo =)



Quizás para quienes lo lean no sea para tanto, pero para mí es emocionante poder confesarlo

¡Ahora vamos a profundizar un poco en el asunto!

Aunque no me gusta este rollo de identificarme con los géneros, diré, por aclarar, que soy lo que se considera comúnmente un hombre hetero, al que le gustan las mujeres, pero que lleva varios años feminizado. Mi pareja actual, una mujer maravillosa llamada Clara, es la que me introdujo en este Universo de sensaciones e identidades nuevas, y la que posteriormente me apoyó cuando decidí dar el paso de vivir como una mujer en nuestro ámbito íntimo y privado.

Yo siempre, desde niño, había sentido una curiosidad y excitación especiales por la ropa femenina, aunque nunca había ahondado demasiado en esas emociones. A lo largo de mi vida, siempre me he sentido muy cómodo y confortable vestido de mujer en los carnavales, aunque también, de forma experimental, en la soledad e intimidad de mi hogar, pero no fue hasta que conocí a Clara que realmente pude profundizar completamente en mi sexualidad y en mi identidad sexual. Espero que me permitáis identificarme como mujer a partir de este momento en mi narración, y también a partir de ahora. Podéis llamarme Nesylí, tal y como reza mi nombre de usuario, porque de hecho es el nombre que uso en mi vida privada con mi pareja =)

Clara siempre ha sentido interés en la dominación sexual, pero sin caer en la humillación, como por lo visto suele ser frecuente en este tema de los sissys y la feminización. Desde el principio me hizo sentir muy cómoda y segura de lo que hacía en nuestras primeras "escaramuzas", por así decirlo. Comenzamos por cosas simples, como hacerme llevar un cinturón de castidad durante los fines de semana, y obligarme a "portarme bien" con ella durante todo el fin de semana, a fin de "ganarme" el derecho de poder retirármelo y poder volver a disfrutar plenamente de mis orgasmos una vez retirado. Posteriormente pasamos a incluir en este juego de castidad forzada el hecho de que yo debiese vestirme de mujer durante todo el fin de semana -con tortuosas depilaciones de cuerpo completo incluidas-, además de llevar puesto el cinturón, y finalmente incluimos la posibilidad de que, por muy bien que me portase con ella durante todo el fin de semana, quizás sólo obtuvisese como recompensa una sesión de sexo anal... en mi propio ano, no en el suyo. Lo aclaro por si acaso

Fue durante este último tipo de sesiones en los que empecé a sentir una enorme agitación y bienestar mientras llevábamos a cabo nuestro "juego". Clara se sorprendió mucho cuando le pedí -casi se lo supliqué, de hecho- que alargase las temporadas en las que debía llevar puesto el cinturón de castidad, me sodomizase o no como "recompensa" -o más bien, como forma de solazarme-. De modo que empecé a llevar el cinturón a todas horas y a todas partes durante semanas enteras, y sólo retirándomelo para una higiene básica. Fue tal mi compromiso con la causa de la abstinencia, que le pedí a Clara que me ayudase a limpiarme en el bidét de casa, y que me esposase las manos a la espalda cuando me fuese a retirar el cinturón, para evitar la tentación de masturbarme al ver mi pene liberado.

Me costó muchísimo soportar el dolor diario de las erecciones, luchando por liberarse ya desde primera hora de la mañana. Clara se empezó a preocupar por mi salud al poco de mi compromiso de castidad, y aunque me lo niegue -como hace justo ahora, mientras escribo esto-, sé que se sintió un poco alienada y desplazada por mi nueva conducta sexual, probablemente pensando que había elegido a la pareja equivocada para compartir su vida. Pero pese a todo, me apoyó en todo momento. Una vez que la tortura de las erecciones se convirtió en una simple molestia, no tardó mucho en pasar a ser un amago de erección que se desvanecía casi al momento. Fue en ese momento en el que decidí ir a por todas, y empezar a llevar una microjaula de castidad, a fin de que mi pene se volviese lo más minúsculo y atrofiado posible.

Clara volvió a objetar de nuevo ante lo que percibió como una absoluta locura, pero tras hablarlo largo y tendido con tranquilidad y empatía, finalmente también terminó aceptándolo y apoyándome. Al fin y al cabo, yo siempre quise ser una mujer, o como mínimo, parecerme a una mujer, vivir como una mujer. Para entonces llevábamos 3 años y medio de relación, dos de los cuales dedicados a "nuestros juegos", y de esos dos, un año entero con mi "enjaulamiento" progresivo voluntario. En retrospectiva, puedo comprender que Clara sintiese dudas y ansiedad al ver que su pareja decidía renunciar al coito carnal con ella, pese a que durante mi "confinamiento", a ella no le faltó nunca un orgasmo por mi parte, bien por medio de cunnilingus o por medio del mismo arnés con pene incorporado con el que me sodomizaba ella a mí. Sin embargo, fue gracias a mi castidad voluntaria que nuestra vida sexual y sentimental mejoró extraordinariamente: pese al cinturón de castidad, mi líbido estaba y está- intacta, pero sin los inconvenientes de pensar con el pene y pensar sólo en mi satisfacción sexual inmediata, pude mostrarle mi afecto y mi amor de forma natural y desinteresada, sin luchar internamente por la necesidad de eyacular, y sin esperar ninguna recompensa sexual a cambio por su parte. Creo que fue todo esto lo que finalmente la convenció para respaldarme en mi camino hacia la feminización y feminidad.

Una vez que mi pene dejó de parecer una -relativamente- imponente herramienta para disfrutar del sexo, y se convirtió en un mero adorno con el que orinar, dí el último paso, quizás más simbólico que otra cosa, una vez que lo más difícil estaba ya hecho: en la intimidad de nuestro hogar, decidí vestirme en todo momento sólo con ropa de mujer, y con todas las prótesis y maquillaje que necesitase para no sólo serlo, sino para parecerlo. Gracias a AliExpress y al buen ojo de Clara para comprarme ropa en las mismas tiendas a las que suele ir, no me resultó difícil hacerme con un fondo de armario verdaderamente variado y hermoso. Por fin, después de 4 años y medio de relación, podía ser, a mis 37 años, la mujer que siempre quise ser .

Clara dice que estoy mucho más guapa y sexy ahora que cuando nos conocimos, y como toda pareja enamorada, lamenta que no pueda ser quien realmente soy más que entre nuestras cuatro paredes, y entre las cuatro paredes de los lugares donde nos alojamos en vacaciones. Fuera de casa tengo que interpretar un papel que no me gusta, tanto en el trabajo como con los amigos y familiares, pero en el confort de nuestra intimidad, todo eso desaparece

PostData: A todos los hombres que han leído esto y se han identificado, les animo a que persigan sus sueños . Y a los que no, les invito a que prueben la estimulación prostática. ¡Los orgasmos a través de la próstata son increíbles! ¡Llevo 3 años sin eyacular a la manera tradicional, y no lo echo NADA de menos en absoluto!