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Tema: Momentos en la fuente de los ángeles

  1. #1
    Fecha de Ingreso
    30-octubre-2011
    Mensajes
    47

    Predeterminado Momentos en la fuente de los ángeles

    MOMENTOS EN LA FUENTE DE LOS ÁNGELES

    Los niños siempre chillan, llenando de bullicio las arcas del silencio. Algunos se detienen, sin apuro, buscando renacuajos, zapateros, cangrejos en las aguas del arroyo. Las setas peligrosas invitan a soñar con viejos duendes, y hay chicos que, soñando viejos duendes, suponen la presencia de los gnomos.
    La Fuente de los Ángeles discurre lentamente, cantando el catecismo. La piedra donde brota, cristalina, callada y silenciosa, la hace reina de todo un mundo eglógico y hermoso. Y el verde de los musgos y el negro de la tierra de la zona comprenden el murmullo del helecho, las risas de la brisa que se escapa.
    Las risas de la brisa que canta, en el verano, los viejos catecismos conjugan, con sus voces melancólicas, su raro recitado con la fuente, que vive de vender sus padrenuestros.
    -Mirad el ratonero.
    La voz de los muchachos siempre busca, curiosa, la presencia de alimañas, los zorros si es preciso, alguna ardilla…
    Los árboles sonríen, los altos eucaliptos, los viejos castañares están a las orillas del arroyo, y ascienden con el monte, hacia la loma, sabiendo una cascada no muy lejos.
    -Mirad ese milano.
    La voz de los muchachos siempre acusa milanos que no son tales milanos, raposos que no son tales raposos.
    Y el agua corre mansa. Se sabe protectora de todos los hechizos posibles en la umbría de los bosques. El agua cristalina de la fuente, la brisa que acompaña con caricias y besos silenciosos. Digamos que la brisa se agradece, que es bello que la brisa nos abrace, librándonos del sol y sus rigores.
    Y siento que la mano callada de la brisa nos habla como entonces. El suyo es un rumor en la liturgia serena de las noches y mañanas, dejando un paternóster en el aire.
    -El tiempo corre rápido.
    Los niños no se engañan, mientras miran relojes sin valor, esos relojes que traen las magdalenas de regalo.
    Y, entonces, el sonido del tren, porque ya toca, resuena en el paisaje. No es bello su sonido entre estridencias. En cambio, los muchachos sí que aprecian el ruido para nada melodioso de los trenes. Los trenes tienen algo que se hace sugerente para todos, nos hace trasladarnos a otros siglos de hielo y de castañas bien asadas.
    ¡Castañas bien asadas! Y acaso se nos queda tal vez para el otoño. ¡Castañas bien asadas! Las castañas parecen un recuerdo de otras épocas, de un tiempo en que eran algo las castañas. Y estamos en verano. Pensad en los veranos como asueto, pues nunca puede ser más regalada la tarde del verano de unos niños.
    Me miro en el espejo del agua cristalina, me siento un niño entonces. Y sé que soy un niño desde entonces, que no dejé jamás de ser un niño, y, al fin, siento mi voz, cuando gritaba:
    -Mirad, ese es un ferre.
    Pues yo nunca dejé de ser un niño, jamás dejé de ser el niño cuyas voces hablaban al espíritu del bosque.
    Y siento la poesía que corre por las venas. Me miro en el espejo y entiendo que regreso a esos comienzos. Y siento que los ferres son los ferres, y digo que los ferres son los ferres. Y espero, como niño, las tardes de domingo en ese cine de entonces, ese cine que, a la larga, se muere en el olvido de las tardes…
    Y miro en el espejo del agua cristalina, y el agua cristalina parece devolverme aquellos días: la abuela ante el fogón, en la buhardilla; mi madre por la plaza, si era sábado, después de que su piso estaba bien barrido, como siempre. Y, entonces, en verano, yo era libre, tal vez como cualquiera en los ochenta.
    La Fuente de los Ángeles conoce bien mi nombre, tal vez mis apellidos. Y yo me atrevería a asegurarlo: conoce los más hondos sentimientos, me sabe vulnerable, algunas veces. La fuente es como un cura: es bello confesarse con la fuente y es sano confesarle los pesares que existen en el fondo del espíritu.
    La Fuente de los Ángeles me vio jugar de niño. Allí busqué alimañas: cazaba renacuajos y tritones. Pensad que hubo unos tiempos muy distintos, los tiempos de tritones en las fuentes, lechuzas en las noches y aquella voz que rompe la mañana, si vuelven las lecheras de otras épocas, gritando como suelen los mieleros.
    Y ahora soy un huérfano. Me faltan las abuelas, mi madre también falta… Y siento que los días más hermosos fluyeron con las tardes del verano, tal vez con la tristeza del otoño. Y siento que los días, de nuevo en primavera, tendrán magia: San Juan jamás la esconde, según pienso, y sé que ese es el día de mi madre.
    La Fuente de los Ángeles repite lo que digo, no ignora lo que digo. Y quiero que sea verso mi palabra, y espero que sea verso mi palabra, y ordeno a mi palabra ser un verso. La Fuente de los Ángeles dirá que mi palabra sea un verso, si falla el verso mío, en sus rumores; querrá que la poesía no me falte…
    Y siento la poesía que nace en cada verso donde el rumor del agua nos hace recordar aquellos días de magia, primaveras y crepúsculos. Y magia, primaveras y crepúsculos nos hacen muy distintos, nos dejan que soñemos con paisajes que son, acaso, un tiempo diferente, perdido en lo profundo de la infancia.
    Hablar de la niñez parece ya obligado. Y miro el claro espejo del agua cristalina en que me miro: mi rostro se hace viejo, soy un viejo que vive del recuerdo de los años, y sueño con los años. ¡Mis juegos de niñez están tan cerca…! Y digo que soy niño nuevamente, comprendo que soy niño en el recuerdo…
    Y soy como ese huérfano que busca en el regazo perdido de la madre, quizás en el abrazo de una abuela, las tardes que escaparon para siempre, los días que se fueron para siempre. La Fuente de los Ángeles lo dice con sus voces a ese niño que vuelvo a ser a ratos, si lo pienso, si pienso que regreso a los ochenta…
    Y nacen, sin apuro, del fondo del espíritu, los versos del poeta:

    …No puede ser que el viento nos arranque,
    jugando con el tiempo que se escapa,
    la esencia de la vida que nos dieron.
    Y somos “tempus fugit”,
    soñando que no hay nada duradero,
    sabiendo que los años nos empujan
    al mal, a la derrota, a la fatiga…

    A ratos, me doy cuenta: mis versos tienen algo que cuaja en lo barroco, que encuentra en lo barroco la presencia de todo lo que hiere el alma misma, a costa de ser verso que se angustia. Y vengo a repetirme: no puede ser que el viento nos arranque, jugando con el tiempo que se escapa, la esencia de la vida que nos dieron.
    Y, entonces, soy nostalgia de un tiempo que se pierde, de días que se pierden, de toda la inocencia que se pierde. Y siento que Maruja no anda lejos, que cuida la cocina, echando leña, carbón y la viruta que echaron otras viejas de esas noches de estrellas, sin nublado, ya en agosto, con la ventana abierta hacia la noche.
    Y siento que, en la tienda, Pilar está atendiendo, detrás del mostrador, a las ancianas viudas y arrugadas por las penurias tristes de la vida. Y siento que mi madre sigue viva, y quiero bendecirla, poder agradecer esa presencia que sigue protegiéndome en el ánimo, después de esa agonía lastimosa.
    Y miro aquella nube, la veo por la altura y alcanzo, con la vista, la ruta que se traza por el aire, buscando los espacios, los rincones callados en el alto firmamento, y entiendo que no hay cielo, que el último suspiro nos acaba, que no hace falta un Dios en las alturas, y sí mucha poesía en esta tierra.
    Y busco la poesía, tal vez, en esa fuente que sigue su camino, que canta letanías y se atreve con la liturgia triste de los monjes que siguen repitiendo aquellos rezos, la Fuente de los Ángeles, sus cantos a deshora, sus rumores, sus viejos repertorios repetidos en un vergel de gnomos y de duendes.
    Y sigo comulgando con todos los crepúsculos que ven a las ardillas, alegres, por las ramas de los árboles, queriendo procurarse el alimento para otro tiempo escaso y miserable. Y sigo comulgando con la tristeza amarga que nos lleva a reinos de nostalgias y palacios perdidos en los años más tempranos.


    2021 © José Ramón Muñiz Álvarez

  2. #2
    Fecha de Ingreso
    29-febrero-2012
    Ubicación
    Córdoba-Argentina
    Mensajes
    295

    Predeterminado

    Muy poetico

    alejandra

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