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Tema: LA ARQUEOLOGIA, SiN RASTRO DEL EXODO

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  1. #1
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    y, adicionalmente a lo que presentas, no hay rastro alguno en ninguno de las inscripciones egipcias de la época.
    Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.

  2. #2
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    Cita Iniciado por doonga Ver Mensaje
    y, adicionalmente a lo que presentas, no hay rastro alguno en ninguno de las inscripciones egipcias de la época.
    Tampoco hay rastro de David y Salomón.
    ¡Qué arqueólogos más ineptos tenemos!
    La Verdad nos hará libres.

  3. #3
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    Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
    Tampoco hay rastro de David y Salomón.
    ¡Qué arqueólogos más ineptos tenemos!
    Cuando un pueblo como el judío no tiene una historia definida, hay que inventar una al caso y a ser posible lo más rimbombante posible.

    Y este es el caso.

  4. #4
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    Cita Iniciado por Loma_P Ver Mensaje
    Cuando un pueblo como el judío no tiene una historia definida, hay que inventar una al caso y a ser posible lo más rimbombante posible.

    Y este es el caso.
    Esa era la idea del rey Josías, cuando en el siglo VI adc, ordenó compilar y escribir todas las leyendas que existían sobre el pueblo judío.
    Lo malo de esta historia es que Jehová no protegió al rey Josías, y un rey egipcio lo mató en combate. Y junto con él, su gran proyecto.
    La Verdad nos hará libres.

  5. #5
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    Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
    Esa era la idea del rey Josías, cuando en el siglo VI adc, ordenó compilar y escribir todas las leyendas que existían sobre el pueblo judío.
    Lo malo de esta historia es que Jehová no protegió al rey Josías, y un rey egipcio lo mató en combate. Y junto con él, su gran proyecto.
    Al tal jesús le pasó como al Rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda, que tuvieron éxito dichas leyendas 1.000 años después de que se inventaran.

  6. #6
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    El fin del mito del reino de David

    Se descubre una residencia del siglo X a.C. que evidencia la presencia judía más allá de Jerusalén en esa época

    Según la leyenda bíblica, David fue el rey israelita que, antes de ser monarca, evitó que su pueblo fuese esclavizado por los filisteos tras derrotar en combate al gigante Goliat armado con una honda. Se dice, además, que él y su hijo Salomón fueron los monarcas que encabezaron el Reino bíblico de Judá, después Reino de Israel, en su época de mayor esplendor. La Biblia los ubica a ambos temporalmente alrededor del siglo X a.C., una época de la cual apenas se tenía constancia arqueológica en tierra israelí, lo que dificultaba la creencia de que realmente hubiese existido dicho reino. Una excavación realizada por un grupo de arqueólogos de la Universidad Bar Ilán, comandados por el profesor Avraham Faust, ha brindado luz a este respecto.

    Después de 10 años de excavación en Tel'Eton, una localidad ubicada en el sudeste de la región israelí de Shephelah, Faust ha certificado la existencia de una estructura arquitectónica datada en el mismo siglo X a.C. Dicha edificación, dado su tamaño, su localización (en la cima de un montículo desde la que se divisan con facilidad los alrededores) y la calidad de sus materiales de construcción y las vajillas encontradas, ha sido atribuida a personas de clase alta y nombrada como La residencia del gobernador.

    El estudio que analiza la importancia de este hallazgo, publicado en la revista Radiocarbon de la Universidad de Cambridge por el propio Faust junto al arqueólogo Yair Sapir, alcanza una doble conclusión. La primera está relacionada con la aportación de pruebas para la existencia del citado Reino de Israel. En este sentido, resulta clave el hecho de que se trate de una estructura arquitectónica conocida como casa de cuatro habitaciones, ampliamente extendida en la antigua sociedad israelita, aunque no de exclusivo empleo suyo.

    Este tipo de estructura consistía básicamente en un edificio de tres secciones con una adicional en la parte trasera, aunque el número de habitaciones no era invariable y el nombre permaneció por el mero hecho de tratarse de una edificación muy característica e identificable. Además, el análisis de los materiales de construcción revela el empleo más temprano encontrado hasta la fecha de la piedra de sillar, la cual se empezaba a registrar a partir del siglo VIII a.C.

    El reino tuvo que tener algún monarca, fuese este o no David o Salomón.

    La aparición de restos de este perfil, tan estrechamente vinculados con el tipo de construcción y los materiales de la sociedad israelita, lleva a los investigadores a la conclusión de que sí pudo existir un Reino de Israel que, alrededor del siglo X a.C., se extendiese más allá de las tierras de Jerusalén. Un Reino que, en palabras de Faust y Sapir, "tuvo que tener algún monarca, fuese o no su nombre David o Salomón".

    La segunda línea de conclusiones trazada por la investigación de la Universidad Bar Ilán está relacionada con lo que ellos denominan el efecto de la casa antigua. Según ellos, este efecto provoca que la aparición de escasas evidencias arqueológicas sean interpretadas más como una cuestión anecdótica que como algo revelador de la conformación sociopolítica de una época concreta.

    En este sentido, Faust y Sapir fijan su mirada en el contexto al que los devuelve su hallazgo. La residencia del gobernador, cuyos materiales datan del siglo X a.C. tras un análisis con radiocarbono, presenta evidencias de haber sido destruida en una invasión asiria alrededor de doscientos años después, dada la gran cantidad de vajillas rotas encontradas. De este modo, y partiendo del hecho de que esta edificiación estuviese construida de tal forma que permite intuir la existencia de otras en su entorno, se plantean si dichas invasiones pudieron ser la causa de que una civilización quedase oculta.

    En lugar de suponer, dada la falta de un mayor número de evidencias concluyentes para afirmar la existencia rotunda del Reino de Israel, los investigadores abren la vía para pensar en que La residencia del gobernador pudiese ser solo la cumbre de algo mucho mayor. La aproximación a la realidad de un reino que, hasta ahora, solo había habitado la leyenda.

  7. #7
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    Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
    Tampoco hay rastro de David y Salomón.
    ¡Qué arqueólogos más ineptos tenemos!
    De aquellas fabulosas murallas que no hay rastro mientras muchísimos monumentos mucho más antiguos aún están en pie por el mundo entero.

    Ni los cuentos saben contar bien.

  8. #8
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    "El Exodo no existió", afirma el arqueólogo Israel Finkelstein

    Sus investigaciones han revolucionado la disciplina de la arqueología bíblica

    TEL AVIV.– Israel Finkelstein es un hombre de suerte: aunque sus trabajos de arqueología cuestionan el origen divino de los primeros libros del Antiguo Testamento, judíos y católicos acogen sus hipótesis con auténtico interés y, curiosamente, no lo estigmatizan.

    Este enfant terrible de la ciencia revolucionó la nueva arqueología bíblica cuando afirmó que la saga histórica relatada en los cinco libros que conforman el Pentateuco de los cristianos y la Torá de los judíos no responde a ninguna revelación divina. Dijo que, por el contrario, esa gesta es un brillante producto de la imaginación humana y que muchos de sus episodios nunca existieron.

    El Pentateuco “es una genial reconstrucción literaria y política de la génesis del pueblo judío, realizada 1500 años después de lo que siempre creímos”, sostiene Finkelstein, de 57 años, director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv.

    Añade que esos textos bíblicos son una compilación iniciada durante la monarquía de Josías, rey de Judá, en el siglo VII a.C. En aquel momento, ese reino israelita del Sur comenzó a surgir como potencia regional, en una época en la cual Israel (reino israelita del Norte) había caído bajo control del imperio asirio.

    El principal objetivo de esa obra era crear una nación unificada, que pudiera cimentarse en una nueva religión. El proyecto, que marcó el nacimiento de la idea monoteísta, era constituir un solo pueblo judío, guiado por un solo Dios, gobernado por un solo rey, con una sola capital, Jerusalén, y un solo templo, el de Salomón. En sus trabajos, que han marcado a generaciones de la nueva escuela de la arqueología bíblica, Finkelstein establece una coherencia entre los cinco libros del Pentateuco: el Génesis, el Exodo, el Levítico, los Números y el Deuteronomio. Los siglos nos han traído esos episodios que relatan la creación del hombre, la vida del patriarca Abraham y su familia -fundadores de la nación judía-, el éxodo de Egipto, la instalación en la tierra prometida y la época de los Reyes. Según Finkelstein, esos relatos fueron embellecidos para servir al proyecto del rey Josías de reconciliar a los dos reinos israelitas (Israel y Judá) e imponerse frente a los grandes imperios regionales: Asiria, Egipto y Mesopotamia. El arqueólogo recibió a LA NACION en la Universidad de Tel Aviv.

    -Durante más de veinte siglos, los hombres creyeron que Dios había dictado las Escrituras a un cierto número de sabios, profetas y grandes sacerdotes israelitas.

    -Así es. Para las autoridades religiosas, judías y cristianas, Moisés era el autor del Pentateuco. Según el Deuteronomio, el profeta lo escribió poco antes de su muerte, en el monte Nebo. Los libros de Josué, de los Jueces y de Samuel eran archivos sagrados, obtenidos y conservados por el profeta Samuel en el santuario de Silo, y los libros de los Reyes venían de la pluma del profeta Jeremías. Así también, David era el autor de los Salmos y Salomón, el de los Proverbios y el del Cantar de los Cantares.

    -Y sin embargo?

    -Desde el siglo XVII, los expertos comenzaron a preguntarse quién había escrito la Biblia. Moisés fue la primera víctima de los avances de la investigación científica, que planteó cantidad de contradicciones. ¿Cómo es posible -preguntaron los especialistas- que haya sido el autor del Pentateuco cuando el Deuteronomio, el último de los cinco libros, describe el momento y las circunstancias de su propia muerte?

    -Usted afirma que el Pentateuco fue escrito en una época mucho más reciente.

    -La arqueología moderna nos permite asegurar que el núcleo histórico del Pentateuco y de la historia deuteronómica fue compuesto durante el siglo VII antes de Cristo. El Pentateuco fue una creación de la monarquía tardía del reino de Judá, destinada a propagar la ideología y las necesidades de ese reino. Creo que la historia deuteronómica fue compilada, durante el reino de Josías, a fin de servir de fundamento ideológico a ambiciones políticas y reformas religiosas particulares.

    -Según la Biblia, primero fue el viaje del patriarca Abraham de la Mesopotamia a Canaán. El relato bíblico abunda en informaciones cronológicas precisas.

    -Es verdad. La Biblia libra una cantidad de informaciones que deberían permitir saber cuándo vivieron los patriarcas. En ese relato, la historia de los comienzos de Israel se desarrolla en secuencias bien ordenadas: los Patriarcas, el Exodo, la travesía del desierto, la conquista de Canaán, el reino de los Jueces, el establecimiento de la monarquía. Haciendo cálculos, Abraham debería de haber partido hacia Canaán unos 2100 años antes de Cristo.

    -¿Y no es así?

    -No. En dos siglos de investigación científica, la búsqueda de los patriarcas nunca dio resultados positivos. La supuesta migración hacia el Oeste de tribus provenientes de la Mesopotamia, con destino a Canaán, se reveló ilusoria. La arqueología ha probado que en esa época no se produjo ningún movimiento masivo de población. El texto bíblico da indicios que permiten precisar el momento de la composición final del libro de los Patriarcas. Por ejemplo, la historia de los patriarcas está llena de camellos. Sin embargo, la arqueología revela que el dromedario sólo fue domesticado cuando se acababa el segundo milenio anterior a la era cristiana y que comenzó a ser utilizado como animal de carga en Medio Oriente mucho después del año 1000 a.C. La historia de José dice que la caravana de camellos transporta "goma tragacanto, bálsamo y láudano". Esa inscripción corresponde al comercio realizado por los mercaderes árabes bajo control del imperio asirio en los siglos VIII y VII a.C. Otro hecho anacrónico es la primera aparición de los filisteos en el relato, cuando Isaac encuentra a Abimelech, rey de los filisteos. Esos filisteos -grupo migratorio proveniente del mar Egeo o de Asia Menor- se establecieron en la llanura litoral de Canaán a partir de 1200 a.C. Esos y otros detalles prueban que esos textos fueron escritos entre los siglos VIII y VII a.C.

    -El heroísmo de Moisés frente a la tiranía del faraón, las diez plagas de Egipto y el éxodo masivo de israelitas hacia Canaán son algunos de los episodios más dramáticos de la Biblia. ¿También eso es leyenda?

    -Según la Biblia, los descendientes del patriarca Jacob permanecieron 430 años en Egipto antes de iniciar el éxodo hacia la Tierra Prometida, guiados por Moisés, a mediados del siglo XV a.C. Otra posibilidad es que ese viaje se haya producido dos siglos después. Los textos sagrados afirman que 600.000 hebreos cruzaron el Mar Rojo y que erraron durante 40 años por el desierto antes de llegar al monte Sinaí, donde Moisés selló la alianza de su pueblo con Dios. Sin embargo, los archivos egipcios, que consignaban todos los acontecimientos administrativos del reino faraónico, no conservaron ningún rastro de una presencia judía durante más de cuatro siglos en su territorio. Tampoco existían, en esas fechas, muchos sitios mencionados en el relato. Las ciudades de Pitom y Ramsés, que habrían sido construidas por los hebreos esclavos antes de partir, no existían en el siglo XV a.C. En cuanto al Exodo, desde el punto de vista científico no resiste el análisis.

    -¿Por qué?

    -Porque, desde el siglo XVI a.C., Egipto había construido en toda la región una serie de fuertes militares, perfectamente administrados y equipados. Nada, desde el litoral oriental del Nilo hasta el más alejado de los pueblos de Canaán, escapaba a su control. Casi dos millones de israelitas que hubieran huido por el desierto durante 40 años tendrían que haber llamado la atención de esas tropas. Sin embargo, ni una estela de la época hace referencia a esa gente. Tampoco existieron las grandes batallas mencionadas en los textos sagrados. La orgullosa Jericó, cuyos muros se desplomaron con el sonar de las trompetas de los hebreos, era entonces un pobre caserío. Tampoco existían otros sitios célebres, como Bersheba o Edom. No había ningún rey en Edom para enfrentar a los israelitas. Esos sitios existieron, pero mucho tiempo después del Exodo, mucho después de la emergencia del reino de Judá. Ni siquiera hay rastros dejados por esa gente en su peregrinación de 40 años. Hemos sido capaces de hallar rastros de minúsculos caseríos de 40 o 50 personas. A menos que esa multitud nunca se haya detenido a dormir, comer o descansar: no existe el menor indicio de su paso por el desierto.

    -En resumen, los hebreos nunca conquistaron Palestina.

    -Nunca. Porque ya estaban allí. Los primeros israelitas eran pastores nómadas de Canaán que se instalaron en las regiones montañosas en el siglo XII a.C. Allí, unas 250 comunidades muy reducidas vivieron de la agricultura, aisladas unas de otras, sin administración ni organización política. Todas las excavaciones en la región exhumaron vestigios de poblados con silos para cereales, pero también de corrales rudimentarios. Esto nos lleva a pensar que esos individuos habían sido nómadas que se convirtieron en agricultores. Pero ésa fue la tercera ola de instalación sedentaria registrada en la región desde el 3500 a.C. Esos pobladores pasaban alternativamente del sedentarismo al nomadismo pastoral con mucha facilidad.

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