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Tema: LA ARQUEOLOGIA, SiN RASTRO DEL EXODO

  1. #1
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    27-abril-2019
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    Predeterminado LA ARQUEOLOGIA, SiN RASTRO DEL EXODO

    Según el relato bíblico, los hijos de Israel vagaron por el desierto y las montañas de la península del Sinaí desplazándose y acampando en distintos lugares durante un total de cuarenta años (Figura 8). Aunque el número de israelitas huidos (seiscientos mil, según el texto) constituya una exageración fabulosa o se pueda entender como la representación de grupos humanos más reducidos, el texto describe, no obstante, la supervivencia de un gran número de personas en las condiciones más dificultosas.
    Debería haber aparecido algún resto arqueológico de sus andanzas por el Sinaí a lo largo de una generación. Sin embargo, si exceptuamos los fuertes egipcios situados a lo largo de la costa norte, nunca se ha identificado en el Sinaí ni un solo lugar de acampada o signo de ocupación de la época de Ramsés II y sus inmediatos predecesores y sucesores. Y no ha sido por falta de intentos. Las repetidas prospecciones arqueológicas realizadas en todas las regiones de la península, incluida la zona montañosa de los alrededores del emplazamiento tradicional del monte Sinaí, junto al monasterio de Santa Catalina (véase Apéndice B), solo han proporcionado pruebas negativas: no se ha encontrado un solo fragmento, ninguna estructura o casa ni resto alguno de un campamento antiguo. Se podría alegar que no es esperable que una partida relativamente pequeña de israelitas errantes dejara tras de sí restos materiales. Sin embargo, las técnicas arqueológicas modernas son muy capaces de hallar en todo el mundo huellas incluso de los escasísimos restos dejados por cazadores, recolectores y pastores nómadas. De hecho, el registro arqueológico de la península del Sinaí presenta testimonios de una actividad pastoril en épocas como el tercer milenio a. de C. y los periodos helenístico y bizantino. En el supuesto momento del éxodo, siglo XIII a. de C., no existen, sencillamente, ese tipo de pruebas.
    La conclusión —la idea de que el éxodo no tuvo lugar en el tiempo y de la manera descritos en la Biblia— parece irrefutable cuando examinamos las pruebas en lugares concretos donde se decía que los hijos de Israel habían acampado durante largos periodos en su peregrinar por el desierto (Números 33) y donde es casi seguro que, de haber existido, se habría hallado algún indicio arqueológico. Según la narración bíblica, los hijos de Israel acamparon en Cades Barne durante treinta y ocho de los cuarenta años de sus andanzas. La localización general de este emplazamiento es clara por la descripción de la frontera meridional del territorio de Israel en Números 34. Los arqueólogos lo han identificado con el gran oasis bien regado de Ein el-Qudeirat, en el Sinaí oriental, en la frontera entre los modernos Israel y Egipto. El nombre de Cades pervivió, probablemente, durante siglos en el de una pequeña fuente próxima llamada Ein Qadis. En el centro del oasis se alza un pequeño tell con los restos de un fuerte del periodo final de la Edad del Hierro. Sin embargo, repetidas excavaciones y prospecciones realizadas en toda la zona no han proporcionado ni la más mínima prueba de actividad al final de la Edad del Bronce, ni siquiera un solo cascote dejado por alguna minúscula banda de asustados refugiados en fuga.
    [...]Pero, por desgracia para quienes buscan un éxodo histórico, esos lugares se hallaban despoblados precisamente en el momento en que, según se cuenta, tuvieron un papel en los sucesos del paso de los hijos de Israel por el desierto.
    (La Biblia desenterrada)
    La Verdad nos hará libres.

  2. #2
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    Predeterminado

    y, adicionalmente a lo que presentas, no hay rastro alguno en ninguno de las inscripciones egipcias de la época.
    Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.

  3. #3
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    Cita Iniciado por doonga Ver Mensaje
    y, adicionalmente a lo que presentas, no hay rastro alguno en ninguno de las inscripciones egipcias de la época.
    Tampoco hay rastro de David y Salomón.
    ¡Qué arqueólogos más ineptos tenemos!
    La Verdad nos hará libres.

  4. #4
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    Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
    Tampoco hay rastro de David y Salomón.
    ¡Qué arqueólogos más ineptos tenemos!
    Cuando un pueblo como el judío no tiene una historia definida, hay que inventar una al caso y a ser posible lo más rimbombante posible.

    Y este es el caso.

  5. #5
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    Cita Iniciado por Loma_P Ver Mensaje
    Cuando un pueblo como el judío no tiene una historia definida, hay que inventar una al caso y a ser posible lo más rimbombante posible.

    Y este es el caso.
    Esa era la idea del rey Josías, cuando en el siglo VI adc, ordenó compilar y escribir todas las leyendas que existían sobre el pueblo judío.
    Lo malo de esta historia es que Jehová no protegió al rey Josías, y un rey egipcio lo mató en combate. Y junto con él, su gran proyecto.
    La Verdad nos hará libres.

  6. #6
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    Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
    Esa era la idea del rey Josías, cuando en el siglo VI adc, ordenó compilar y escribir todas las leyendas que existían sobre el pueblo judío.
    Lo malo de esta historia es que Jehová no protegió al rey Josías, y un rey egipcio lo mató en combate. Y junto con él, su gran proyecto.
    Al tal jesús le pasó como al Rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda, que tuvieron éxito dichas leyendas 1.000 años después de que se inventaran.

  7. #7
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    Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
    Tampoco hay rastro de David y Salomón.
    ¡Qué arqueólogos más ineptos tenemos!
    De aquellas fabulosas murallas que no hay rastro mientras muchísimos monumentos mucho más antiguos aún están en pie por el mundo entero.

    Ni los cuentos saben contar bien.

  8. #8
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    Predeterminado

    -¿Por qué?

    -Ese tipo de fluctuación era muy frecuente en Medio Oriente. Los pueblos autóctonos siempre supieron operar una rápida transición de la actividad agrícola a la pastoral en función de las condiciones políticas, económicas o climáticas. En este caso, en épocas de nomadismo, esos grupos intercambiaban la carne de sus manadas por cereales con las ricas ciudades cananeas del litoral. Pero cuando éstas eran víctimas de invasiones, crisis económicas o sequías, esos pastores se veían forzados a procurarse los granos necesarios para su subsistencia y se instalaban a cultivar en las colinas. Ese proceso es el opuesto al que relata la Biblia: la emergencia de Israel fue el resultado, no la causa, del derrumbe de la cultura cananea.

    -Pero entonces, si esos primeros israelitas eran también originarios de Canaán, ¿cómo identificarlos?

    -Los pueblos disponen de todo tipo de medios para afirmar su etnicidad: la lengua, la religión, la indumentaria, los ritos funerarios, los tabúes alimentarios. En este caso, la cultura material no propone ningún indicio revelador en cuanto a dialectos, ritos religiosos, formas de vestirse o de enterrar a los muertos. Hay un detalle muy interesante sobre sus costumbres alimentarias: nunca, en ningún poblado israelita, fueron exhumados huesos de cerdo. En esa época, los primeros israelitas eran el único pueblo de esa región que no comía cerdo.

    -¿Cuál es la razón?

    -No lo sabemos. Quizá los protoisraelitas dejaron de comer cerdo porque sus adversarios lo hacían en profusión y ellos querían ser diferentes. El monoteísmo, los relatos del Exodo y la alianza establecida por los hebreos con Dios hicieron su aparición mucho más tarde en la historia, 500 años después. Cuando los judíos actuales observan esa prohibición, no hacen más que perpetuar la práctica más antigua de la cultura de su pueblo verificada por la arqueología.

    -En el siglo X a.C. las tribus de Israel formaron una monarquía unificada -el reino de Judá- bajo la égida del rey David. David y su hijo, Salomón, servirán de modelo a las monarquías de Occidente. ¿Tampoco ellos fueron lo que siempre se creyó?

    -Tampoco en este caso la arqueología ha sido capaz de encontrar pruebas del imperio que nos legó la Biblia: ni en los archivos egipcios ni en el subsuelo palestino. David, sucesor del primer rey, Saúl, probablemente existió entre 1010 y 970 a.C. Una única estela encontrada en el santuario de Tel Dan, en el norte de Palestina, menciona "la casa de David". Pero nada prueba que se haya tratado del conquistador que evocan las Escrituras, capaz de derrotar a Goliat. Es improbable que David haya sido capaz de conquistas militares a más de un día de marcha de Judá. La Jerusalén de entonces, escogida por el soberano como su capital, era un pequeño poblado, rodeado de aldeas poco habitadas. ¿Dónde el más carismático de los reyes hubiera podido reclutar los soldados y reunir el armamento necesarios para conquistar y conservar un imperio que se extendía desde el Mar Rojo, al Sur, hasta Siria, al Norte? Salomón, constructor del Templo y del palacio de Samaria, probablemente tampoco haya sido el personaje glorioso que nos legó la Biblia.

    -¿Y de dónde salieron sus fabulosos establos para 400.000 caballos, cuyos vestigios sí se han encontrado?

    -Fueron criaderos instalados en el Sur por el reino de Israel varios decenios más tarde. A la muerte de Salomón, alrededor del 933 a.C., las tribus del norte de Palestina se separaron del reino unificado de Judá y constituyeron el reino de Israel. Un reino que, contrariamente a lo que afirma la Biblia, se desarrolló rápido, económica y políticamente. Los textos sagrados nos describen las tribus del Norte como bandas de fracasados y pusilánimes, inclinados al pecado y a la idolatría. Sin embargo, la arqueología nos da buenas razones para creer que, de las dos entidades existentes, la meridional (Judá) fue siempre más pobre, menos poblada, más rústica y menos influyente. Hasta el día en que alcanzó una prosperidad espectacular. Esto se produjo después de la caída del reino nórdico de Israel, ocupado por el poderoso imperio asirio, que no sólo deportó hacia Babilonia a los israelitas, sino que además instaló a su propia gente en esas fértiles tierras.

    -¿Fue, entonces, durante el reino de Josías en Judá cuando surgió la idea de ese texto que se transformaría en fundamento de nuestra civilización occidental y origen del monoteísmo?

    -Hacia fines del siglo VII a.C. hubo en Judá un fermento espiritual sin precedente y una intensa agitación política. Una coalición heteróclita de funcionarios de la corte sería responsable de la confección de una saga épica compuesta por una colección de relatos históricos, recuerdos, leyendas, cuentos populares, anécdotas, predicciones y poemas antiguos. Esa obra maestra de la literatura -mitad composición original, mitad adaptación de versiones anteriores- pasó por ajustes y mejoras antes de servir de fundamento espiritual a los descendientes del pueblo de Judá y a innumerables comunidades en todo el mundo.

    -El núcleo del Pentateuco fue concebido, entonces, quince siglos después de lo que creíamos. ¿Sólo por razones políticas? ¿Con el fin de unificar los dos reinos israelitas?

    -El objetivo fue religioso. Los dirigentes de Jerusalén lanzaron un anatema contra la más mínima expresión de veneración de deidades extranjeras, acusadas de ser el origen de los infortunios que padecía el pueblo judío. Pusieron en marcha una campaña de purificación religiosa, ordenando la destrucción de los santuarios locales. A partir de ese momento, el templo que dominaba Jerusalén debía ser reconocido como único sitio de culto legítimo por el conjunto del pueblo de Israel. El monoteísmo moderno nació de esa innovación.

  9. #9
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    Cita Iniciado por Loma_P Ver Mensaje
    -¿Por qué?

    -Ese tipo de fluctuación era muy frecuente en Medio Oriente. Los pueblos autóctonos siempre supieron operar una rápida transición de la actividad agrícola a la pastoral en función de las condiciones políticas, económicas o climáticas. En este caso, en épocas de nomadismo, esos grupos intercambiaban la carne de sus manadas por cereales con las ricas ciudades cananeas del litoral. Pero cuando éstas eran víctimas de invasiones, crisis económicas o sequías, esos pastores se veían forzados a procurarse los granos necesarios para su subsistencia y se instalaban a cultivar en las colinas. Ese proceso es el opuesto al que relata la Biblia: la emergencia de Israel fue el resultado, no la causa, del derrumbe de la cultura cananea.

    -Pero entonces, si esos primeros israelitas eran también originarios de Canaán, ¿cómo identificarlos?

    -Los pueblos disponen de todo tipo de medios para afirmar su etnicidad: la lengua, la religión, la indumentaria, los ritos funerarios, los tabúes alimentarios. En este caso, la cultura material no propone ningún indicio revelador en cuanto a dialectos, ritos religiosos, formas de vestirse o de enterrar a los muertos. Hay un detalle muy interesante sobre sus costumbres alimentarias: nunca, en ningún poblado israelita, fueron exhumados huesos de cerdo. En esa época, los primeros israelitas eran el único pueblo de esa región que no comía cerdo.

    -¿Cuál es la razón?

    -No lo sabemos. Quizá los protoisraelitas dejaron de comer cerdo porque sus adversarios lo hacían en profusión y ellos querían ser diferentes. El monoteísmo, los relatos del Exodo y la alianza establecida por los hebreos con Dios hicieron su aparición mucho más tarde en la historia, 500 años después. Cuando los judíos actuales observan esa prohibición, no hacen más que perpetuar la práctica más antigua de la cultura de su pueblo verificada por la arqueología.

    -En el siglo X a.C. las tribus de Israel formaron una monarquía unificada -el reino de Judá- bajo la égida del rey David. David y su hijo, Salomón, servirán de modelo a las monarquías de Occidente. ¿Tampoco ellos fueron lo que siempre se creyó?

    -Tampoco en este caso la arqueología ha sido capaz de encontrar pruebas del imperio que nos legó la Biblia: ni en los archivos egipcios ni en el subsuelo palestino. David, sucesor del primer rey, Saúl, probablemente existió entre 1010 y 970 a.C. Una única estela encontrada en el santuario de Tel Dan, en el norte de Palestina, menciona "la casa de David". Pero nada prueba que se haya tratado del conquistador que evocan las Escrituras, capaz de derrotar a Goliat. Es improbable que David haya sido capaz de conquistas militares a más de un día de marcha de Judá. La Jerusalén de entonces, escogida por el soberano como su capital, era un pequeño poblado, rodeado de aldeas poco habitadas. ¿Dónde el más carismático de los reyes hubiera podido reclutar los soldados y reunir el armamento necesarios para conquistar y conservar un imperio que se extendía desde el Mar Rojo, al Sur, hasta Siria, al Norte? Salomón, constructor del Templo y del palacio de Samaria, probablemente tampoco haya sido el personaje glorioso que nos legó la Biblia.

    -¿Y de dónde salieron sus fabulosos establos para 400.000 caballos, cuyos vestigios sí se han encontrado?

    -Fueron criaderos instalados en el Sur por el reino de Israel varios decenios más tarde. A la muerte de Salomón, alrededor del 933 a.C., las tribus del norte de Palestina se separaron del reino unificado de Judá y constituyeron el reino de Israel. Un reino que, contrariamente a lo que afirma la Biblia, se desarrolló rápido, económica y políticamente. Los textos sagrados nos describen las tribus del Norte como bandas de fracasados y pusilánimes, inclinados al pecado y a la idolatría. Sin embargo, la arqueología nos da buenas razones para creer que, de las dos entidades existentes, la meridional (Judá) fue siempre más pobre, menos poblada, más rústica y menos influyente. Hasta el día en que alcanzó una prosperidad espectacular. Esto se produjo después de la caída del reino nórdico de Israel, ocupado por el poderoso imperio asirio, que no sólo deportó hacia Babilonia a los israelitas, sino que además instaló a su propia gente en esas fértiles tierras.

    -¿Fue, entonces, durante el reino de Josías en Judá cuando surgió la idea de ese texto que se transformaría en fundamento de nuestra civilización occidental y origen del monoteísmo?

    -Hacia fines del siglo VII a.C. hubo en Judá un fermento espiritual sin precedente y una intensa agitación política. Una coalición heteróclita de funcionarios de la corte sería responsable de la confección de una saga épica compuesta por una colección de relatos históricos, recuerdos, leyendas, cuentos populares, anécdotas, predicciones y poemas antiguos. Esa obra maestra de la literatura -mitad composición original, mitad adaptación de versiones anteriores- pasó por ajustes y mejoras antes de servir de fundamento espiritual a los descendientes del pueblo de Judá y a innumerables comunidades en todo el mundo.

    -El núcleo del Pentateuco fue concebido, entonces, quince siglos después de lo que creíamos. ¿Sólo por razones políticas? ¿Con el fin de unificar los dos reinos israelitas?

    -El objetivo fue religioso. Los dirigentes de Jerusalén lanzaron un anatema contra la más mínima expresión de veneración de deidades extranjeras, acusadas de ser el origen de los infortunios que padecía el pueblo judío. Pusieron en marcha una campaña de purificación religiosa, ordenando la destrucción de los santuarios locales. A partir de ese momento, el templo que dominaba Jerusalén debía ser reconocido como único sitio de culto legítimo por el conjunto del pueblo de Israel. El monoteísmo moderno nació de esa innovación.
    Resulta difícil de entender que Jehová tuviera a los hebreos cuarenta años vagando por el desierto. No lo es tanto si conocemos el motivo. Por una trastada que los que salieron de Egipto le hicieron a Jehová, éste les condenó a que no vieran la tierra prometida. A los cuarenta años, no quedaba ningún adulto de los que fueron liberados del cautiverio de Egipto.

    Jehová siempre tiene sus motivos, aunque sea un simple berrinche de ser Dios Único.
    La Verdad nos hará libres.

  10. #10
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    Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
    Resulta difícil de entender que Jehová tuviera a los hebreos cuarenta años vagando por el desierto. No lo es tanto si conocemos el motivo. Por una trastada que los que salieron de Egipto le hicieron a Jehová, éste les condenó a que no vieran la tierra prometida. A los cuarenta años, no quedaba ningún adulto de los que fueron liberados del cautiverio de Egipto.

    Jehová siempre tiene sus motivos, aunque sea un simple berrinche de ser Dios Único.
    Total para la mierda de tierra que prometía en la cual no hay más que tierra seca no variaba demasiado de más desierto.

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