Mitra el dios del sol y de la luz, nació de una virgen en una cueva.
En la liturgia de Mitra hay consagraciones de diferentes grados de iniciación (siete, según San Jerónimo), oraciones, banquetes rituales y sacrificios que conducen gradualmente a una comunión con el dios. Los ritos se celebraban en una caverna natural o en una habitación subterránea, como siglos más tarde harían los cristianos en las catacumbas. Ciertamente, una de las ceremonias consistía en consagrar pan y agua, y no está de más recordar que sobre el altar siempre tenían una luz encendida.
Constantino procuró deliberadamente que apenas hubiera distinciones entre el cristianismo, el mitraismo y el culto al Sol Invictus y que sus principales requisitos fueran convergentes más que divergentes.
De hecho el Mitranismo llegó a toda Europa y hasta Escocia. Fueron los vikingos y bárbaros los que acabaron con esta religión.