El mundo son personas
nacemos en un mundo de personas
que no pueden producir a un ser humano perfecto
El pecado hizo que el hombre ya no estuviera en armonía con su Creador.
No solo dañó sus relaciones con Dios, sino también sus relaciones
con el resto de la creación de Dios,
e incluso se dañó a sí mismo,
a su mente, corazón y cuerpo.
Las consecuencias fueron funestas para la raza humana.
La conducta de la pareja humana reveló inmediatamente esta falta de armonía.
El que cubrieran ciertas partes de su cuerpo, que Dios había hecho,
y el que después intentaran esconderse de Él,
eran indicios claros del alejamiento que se había producido en su mente y corazón. (Gé 3:7, 8.)
De manera que el pecado introdujo en ellos sentimientos de culpabilidad,
ansiedad, inseguridad y vergüenza.
Este hecho ilustra la idea que el apóstol destacó en Romanos 2:15,
donde dijo que la ley de Dios está ‘escrita en el corazón del hombre’,
de modo que su violación trastocaría el interior del hombre
y su conciencia le acusaría de haber actuado mal.
Por decirlo así, el hombre tenía incorporado un detector de mentiras
que hacía imposible que escondiese su condición pecaminosa ante su Creador.
En respuesta a la excusa que el hombre le ofreció para explicar su cambio
de actitud hacia su Padre celestial, Dios le preguntó: “
¿Del árbol del que te mandé que no comieras has comido?”. (Gé 3:9-11.)